José (de) Rojas Moreno, responsable (franquista) de la embajada de España en la Rumanía del mariscal Antonescu (y de la Guardia de Hierro) durante la Segunda Guerra Mundial y "justo entre las naciones", tal y como figura en el memorial de Vad Yasehm de Tel Aviv. Bisabuelo del ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón. ¡Como si les hubiera tocado al gordo a su familia, a fe mía, en la política española de la posguerra! Unos credenciales -de amigo (oficial de Israel y del pueblo judío)- de los que disponen pocos en la clase política española y que haría de su titular uno de los políticos españoles más influyentes en las últimas decadas, por el salvoconducto que aquellas le otorgaban sin duda a altos niveles del poder mundial y del orden internacional surgido de la derrota de Alemania en el 45La primera en la frente, y si el ministro Gallardon cree que va conseguir la unanimidad de la sociedad española o un consenso por frágil y débil que sea en torno a su proyecto de reforma de ley del aborto va por mal camino con el anuncio oficial y solemne que viene de hacer de conceder la nacionalidad españolea -sin tener que renunciar a la nacionalidad israeli (nota bene) o a otra cualquiera- a los descendientes de judios sefardíes, con el fatal corolario que cabía esperar del copamiento nada mas difundirse la noticia de los consulados españoles en Israel y en otras partes del mundo ante a lo que muchos judios les viene sin duda a aparecer una auténtica bicoca.
¿Por qué ahora, en plena marejada politica y social de su proyecto de ley de reforma del aborto? Sin duda como un gesto politico fuerte y contundente de su parte de que la cosa va en serio, que no esta dispuesto a echar marcha atrás aunque se le venga el cielo encima y aunque se ponga media España en contra suya en su empeño de encismar y encizañar la sociedad como si quisiera dividirla por la mitad (como ocurrio hace ya casi ochent años)
Y para que quede claro igualmente que llegado el caso de que las cáscaras se pongan amargas, tiene la fuerza, léase la presion internacional de los lobbies judíos mas poderosos del mundo entero de su parte. A buen entendedor pocas palabras bastan (...)
¿Tienen derecho los descendientes de judíos sefardíes a la nacionalidad española? ¿A ser y sentirse considerados como españoles ciento por ciento igual que cualquier otro? Ya me pronuncié en mi blog hoy didfunto sobre el tema que se esconde tras una cuestión tan capciosa (y melindrosa), y me limitaré aquí a repetir alguas de las obviedades que escribi entonces, y es sobre todo que tengan o no derecho, está claro que no lo tienen mas que otros pueblos con pasado o raíces hispanas, como los hispánicos del otro lado del Atlantico o como los portugueses o como los belgas -flamencos y valones- y los holandeses católicos de las regiones que quedaron tras la Paz de Westfalia de este lado de la division territorial y religiosa (entre catolicos y protestantes) que entonces se verian consagradas por estas tierras-, o si se me apura, como los habitantes de lo que fue el antiguo Milanesado o del reino de Nápoles Dos Sicilas, o el Franco Condado (en la Borgoña francesa) que fueron todas ellas posesiones españolas del otro lado de los Pirineos.
El mariscal Antonescu, jefe del estado rumano durante la segunda guerra mundial y a su lado, Horia Sima, sucesor de Codreanu a la cabeza de la Guardia de Hierro, los amigos rumanos de Falange Española a la que perteneció el bisabuelo de Gallardón -tras el Alzamiento por lo menos-, embajador de España en Bucarest entonces, y un tío abuelo suyo antes de la guerra (fusilado en Paracuellos) Notablemente rehabilitados aquellos dos en la Rumanía actual. Los judíos en Rumania eran un caso atípico en la medida que planteaban un problema irresoluble en el orden geo/estratégico por la contigüidad geografica de aquel pais balcánico con la Union Sovitica y por la circunstancia de tratarse en su inmensa mayoria aquellos de fanáticos bolcheviques (partidarios nota bene de los rojos españoles durante la guerra civil del 36) Vinieron no obstante de perlas en la estrategia de Franco de dejar progresivamente en la estacada a sus fieles aliados de la guerra civil a partir de agosto del 42 (tras los sucesos de Begoña) Tales aguas, tales lodosNo tienen sin duda más derecho, los judios sefarditas, que otros pueblos o colectivos con raices españoles pero sí esta claro que tienen (mucho) mas poder que todos los otros -político y no solo financiero (...)- , por lo menos en tratandose de España, y es en la medida que tratándose a su vez del pueblo víctima por excelencia de la Segunda Guerra mundial y como tal reconocido y "entronizado" por las potencias vencedoras en al 45 serían -y sin duda lo siguen siendo- agentes del primer orden o partes directamente implicadas en la ejecución de las claúsulas secretas o más o menos discretas que rigieron nuestra rendición pactada en el 45 y que hasta hoy estuvieron en vigor o en curso de aplicacion de una manera u otra como aqui la vengo explicando y detallando desde hace un rato.
Los judios sefardíes estan sin duda convencidos urbi et orbe que no tienen por qué pedir perdon de la actitud beligerante -y de intromisión y de ingerencia interna (escandalosa) en asuntos internos de los españoles tan dolorosos como una Guerra civil- con su alistamiento masivo en las Brigadas Internacionales, en el 36 ni del protagonismo judio tan exhorbitante en la guerra de propaganda partidista a favor de los rojo/republicanos que ardió entonces a todo arder mundo a través y siguio ardiendo a intervalos desde entonces, practicamente hasta nuestros dias.
Pasquin en yidis de las Brigadas Internacionales, que contó con más de siete mil judíos, la mayor parte de ellos embarcados en el puerto de Amberes. ¿No eran sefarditas, o no lo eran todos? Váyase a saber, de noche todos los gatos son pardos, hermanos de sangre y de religión unos y otros en todo caso. Como fuera, no sintieron nunca la menor obligación de disculparse con españoles por su actitud partidista y beligerante durante nuestra guerra civil. Imbuídos sin duda de un sentimiento inalienable de víctimas y a la vez de vencedores, del lado de los buenos en el 45. ¿Disculparse ante españoles apestados y apestosos, del bando de los vencidos del 45? Estaría bueno?Sí se sienten en cambio a todas luces en pleno derecho de recorder las crueldades (sic) de la Inquisicion hacia a ellos y de no considerer en cuanto tal la medida que el ministro Gallardón acaba de anunciar con toda pompa y boato medaitico y no solo, más que como un acto de simple y obligada reparación (idemnizacion correspndiente que no dejaran de exigir no se olvide llegado el momento oportuno) no menos insuficiente como ya lo están dando a entender algunos de los mas directamente interesados en los medios españoles.
¿El ministro Gallardon es acaso judio? Una pregunta -sin respuesta convincente o concluyente- que viene haciendo la ronda en internet desde hace ya un rato, y de la que no dejé de hacerme eco en algunos de mis tarticulos. "Se hicieron semejantes a las cosas que amaron", reza el texto blibio no obstante, y sea o no Gallardon de origen judios por lazos de sangre, está claro que es el ministro español en toda la historia de la posguerra española y sin duda desde mucho antes que más signos de amor (y predileccion) habrá mostrado hacia el estado de Israel y el pueblo judío, y como tal más judaizado (o judaizante) que nignun otro en el pasado.
Los precedentes historicos abonan además en favor de la hipótesis que aqui me estoy permitiendo, y me quiero referir en concreto a la llamada ley Crémieux en Francia -que siguio al derrocamiento del III Imperio y de Luis Napoleon- del nombre de su autor, el ministro de justicia de la III Republica Adlofo Crémieux, judío, que otorgo la ciudadania francesa a los judios de Argelia y del Norte de Africa (entre ellos los antepasados de Dominique Strauss-Kahn) a cambio, nota bene, de privar a los musulmanes de los derechos adquiridos bajo el III Imperio degradándolos al rango de "indígenas" que por la connotación netamente peyorativa y también racista (anti-arabe) ya lo decia y presagiaba todo de lo que a la larga aquello acabaría trayendo consigo en la historia de Francia contemporánea.
Cecilia Ciganer Albéniz (ex-Sarkozy), prima (un respeto) del ministro de Justicia Gallardon. Hija de un rico judio gitano hungaro (cingaro) -como su primer apellido lo indica- y casada actualmente en terceras nupcias con Richard Attias, judio millonario de origen marroquí, y que se permitió un palmo de narices a su pais de adopción que acaba de aclamarla unos días antes primera dama de Francia, dejando así plantado a su segundo esposo, recién nombrado presidente de la República. Pasaba antes, no sé si ahora, por amiga y consejera de su primo (español) con el que solia verse. Figura emblemática como sea de un Gotha judio que nos habrá pesado no poco a los espanoles, responsables en parte al menos de nuestra situacion flagrante de sumision desde el 45 en el concierto de las naciones. Y eso es también (en parte) lo que nos pesa a algunos españoles el actual ministro de JusticiaHasta el punto que se puede considerar que los vientos (aciagos) que fueron sembrados entonces acabaron -ochenta años más tarde- trayendo la tempestad terrible de la Guerra de Argelia que acabaría separando de la metrópolis -del modo tan traumático que conocemos- a la antigua colonia de Argelia Francesa. ¿Gallardon judio descendiente de judios o al contrario, biznieto de un justo entre la naciones -como los judios llaman a los que les ayudaron durante la Segunda Guerra Mundial- como asi figura su bisabuelo materno, José Rojas Moreno,responsable (franquista) de la embajada española de Bucarest durante la II Guerra Mundial, en el memorial Vad Yashem de Tel Aviv.
¿Así todo ese explica? ¿Por ejemplo, el que a los ojos de muchos Gallardón no sea pues un español o un ministro español como otro cualquiera sino un español atipico o si se prefiere, al contrario, mas "español" que otro cualquiera en la medida que su familia dispondria de credenciales de un valor inestimable en la España de la posguerray de la que pocos disponen en el conjunto de la poblacion española actual ni de su clase política tan siquiera?
Lo que viene a explicar como sea -elemental querido Watson- esa patente de corso de la que parece gozar permitiéndose olímpicamente el provocar a la sociedad española con una ley polémica, ferozmente controvertida y manifiestamente impopular, y con otra ley además, como su complemento o colorario obligado, llamada fatamente a sembrar vientos de discordia y de cizaña entre españoles. ¿Con qué derecho?
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