ABORTO: MI VOTO A FAVOR DE LA REFORMA

Umbral, maestro en el arte de la fábula literaria, desataba -más que ningun otro macho/ibérico- la ira (y la histeria) de las feministas. Es obvio que no preconizó ni justificó el crimen ni la delincuencia sexual, la violación no mas que la prostitución. Está claro también no obstante que con Umbral, las feministas encontraron la horma de su zapato, alguien que les hablaba en su mismo lenguaje, el de la provocacion trangresora

La ministra francesa para los Derechos de la Mujer Najat Vallaud-BelKacem (de origen argelino) ha puesto el grito el cielo por la ley que acaba de ser promulgada. Lo que le ha valido una réplica fulminante -a mi gran sopresa lo confieso- del ministro de Justicia español, Ruiz Gallardón, que le ha amenazado con llevar su causa, como un estandarte de los de los Tercios de Flandes por cima de los Pirineos (...)

Me lo he estado pensando bien que conste, porque a tenor de las reacciones de dentro y de fuera en el extranjero, y sobre todo por razón de la naturaleza del texto mismo (de compromiso, como los textos del concilio horresco referenes) era sin duda difícil tomar una posicion medianamente categorica en el debate que abierto la nueva ley y el que promete desatar -a tenor de las declaraciones del ministro Gallardon en el hemiciclo del Parlamente Europeo.

Pues bien, voto a favor de la nueva ley. Con sus indeficiones y sus ambigüedades innegables en el terreno de las formulaciones doctrinales y de los principios y que traducen fatalmente las obsesiones teológicas de algunos de sus mentores y patrocinadores y guias inapelables en materia de moral y buenas costumbres -que ya critiqué y denuncié en mis cronicas- y los "coladeros" que se denuncian del lado opuesto.

¿De que se escandalizan? No es una "contrarreforma" como lo denuncian demagogicamente los socialistas sino a lo sumo una vuelta al punto de partida de la revidicación abortista (por llamarla de esa manera), a saber, la ley socialista del 85 promulgada por el gobierno de Felipe González. Y la ministra francesa se arriesga a salir escaldada por mucho que se crea que va pisando en terreno firme.

El suicidio de Dominique Venner me abrió los ojos sobre los desafíos que se escondian tras la "movida" de la "primaveras francesa" Es obvio que la ley orgánica de reciente aprobación responde a un estado de opinion generalizado de la opinion pública en la sociedad española más de lo que pueda obedecer a instancias eclesiásticas españolas o vaticanas. Que de una manera u otra entiende recoger el guante del desafío de las revindicación radical feminista en materia de aborto e interrupcion del embarazo

La República Francesa -no hablo de la Francia eterna que aqui todos ya saben que llevo un tanto escondida en mi corazoncito- lleva doscientos años y más dando lecciones de moral al mundo entero, y éste de ahora es un pretexto que ni pintado para leernos la cartilla otra vez y ponernos la cara como el tomate a los españoles, algo a lo que a todas luces se aficiona en demasia por cima de los Pirineos (y no pues una exclusiva de franceses sólo, es cierto)

Pero ya digo que esta vez corren el riesgo de salir trasquilados, con el rabo entre las piernas. Con el tema del aborto me ocurre un tanto como me ocurrio la primavera pasada con el seísmo que se produjo en Francia por cuenta de la oposicion al matrimonio homosexual en la opinión publica que acabo despegandose y emancipandose de la tutela eclesiástica, y que me pilló en principio (confiteor) echando a toda prisa el freno de mano hasta que el sucidio de Dominique Venner delante del altar mayor de Notre Dame me hizo ver todo el fondo y trasfondo de desafío (prometedor) que encerraba en su seno la llamada "primavera francesa"

Signos y señales premonitorios de las ultimas horas parecen mutatis mutis presagiar una ofensiva a la desesperada de los movimentos feministas en España y fuera en contra de esta nueva reforma. Y las escenas de los últimos dias -en Madrid como en la Basílica de San Pedro en el Vaticano- de mujeres desnudas como vinieron al mundo y pechos al aire -y tetas al viento- debatiéndose frenéticas y gritando desaforadamente en señal de rebelion y desafio amenaza con repetirse y propagarse los proximos dias.

Vlamdimir Putin habrá sabido -hay que reconocérselo- responder con firmeza y mano iquerda a la vez al desafío del feminismo radical que en el caso ruso se ve revestido de pesados sobreentendidos (y malentendidos) históricos e ideológicos. Para los rusos tanto como para los españoles (como lo muestra la foto)

A la mujer todo el respeto del mundo, y a fe mía que se lo tengo tributado en este blog y en el otro, hoy ya difunto. Y pongo a mis lectores por testigos de ello. Pero de miedo y de dejarse intimidar, nada. Se pongan como se pongan. Y el ejemplo esta vez nos habrá venido en linea directa (con el tema de las Pussy Riot) del Kremlin y de Vladimir Putin en persona. Sin que sirva de precedentes.

En países como Bélgica tienen un poco atemorizada a la opinión de antiguo, por razones propias a la idiosincracia de los belgas y de su propia historia en la posguerra, y así, los movimimentos feministas campan aquí a sus anchas -un poco como en Francia- como si estuviesen en terreno conquistado, con una de las legislaciones mas sectarias e irresponsables del mundo en la materia.

Lo que explica la reaccion, elogiando la reforma española -como si la ley en España hubiera desatado las lenguas en Bélgica- de su Cardenal Primado que no es santo de mi devocion como no lo era el anterior, con la diferencia -nobleza obliga el reconcerlo, de la parte de un español en Bélgica- que el clero belga francófono, del que el primado forma parte (al contrario que el anterior, flamenco y neerlandófono), no parece arrastrar esos tics historicos anti-españoles tan tenaces que tanto pueblan las mentes -de laicos como de eclesiásticos- en Flandes, del otro lado de la frontera linguística. Mi voto de confianza pues a esta reforma legal en materia de aborto.

Y al PP si, por vía de consecuencia, qué remedio, como se lo dio la Falange -y me curo de salud de inmediato como aqui algunos se imaginan- a un gobierno republicano -de derechas- frente a la intentona secesionista del 34 en Cataluña (comparaciones odiosas)