domingo, diciembre 08, 2013

Oda al Viejo -y Blanco- Transvaal (poesía en domingo)

Como una isla sola en la mar
así fue mi refugio belga
bajo un signo azul (boreal)
oscuro del Mar del Norte
mar romántico, mar total,
de distancia y de lejanías,
hospitalario y familiar
a fuerza de contemplarlo
y resistir su llamada fatal
en la playa, en la Gran Rada
de Ostende donde fui a parar
un día que fueron tres años.
Donde todo viene a finar
en el crac crac de las gaviotas,
el cielo, la tierra y el mar,
y entre acrobacias extrañas
(las que me vi obligado a dar)
de un ave de muy altos vuelos
-de halcón jerifalte ¿quizás?-,
extravíado, perdido
mi Yo (mismo) y vuelto a encontrar,
sin norte por estos cielos,
antes de volver a empezar
esos viajes de ida y vuelta
-el tiempo de hacerme un nido-,
que me puse ha tiempo a dar
entre España y entre Bélgica,
entre presente y pasado
yo solo entre cielos y mar

Exposición "fin de siècle"
no del que se fue justo ayer
sino del otro, del de anteayer
Gloria mundana (sic transit!)
Generación efimera
de artistas semi-olvidados
que vivieron el tiempo justo
(¡qué jóvenes que morían
como un signo de los tiempos!)
de inmortalizar su siglo
(un fin de siglo) entre sus cuadros,
el aire, el ambiente aquél
de gravedad y melancolía
que se respira en sus obras
-sus rostros y sus paisajes-
no una o dos, en todas ellas,
Gran templo el viejo museo
de una memoria peremne
del pasado que no pasa
Y alto/lugar (en francés)
para las almas devotas
de un pasado que no vuelve
diciéndoles adiós de lejos,
y guardandolo en nuestra frente

¿Por qué, sí? Por qué?
que resonó en mí tan fuerte
tan profundo y tan caliente
el canto aquél (de Sari Maré)
perdido allí, justo allí,
junto a la Cruz del Sur
en el hemisferio/austral
que despertó de golpe en mí
un mundo que no conocí
Ni inhóspito ni lejano,
¡Tan mío, tan cerca de mí,
Mucho más de lo que me creí!
(¡Oh Viejo -y Blanco- Transvaal!)

¿Enfermo de una Memoria yo,
ciego esclavo de su pulsión?
¡Dulce y fiel compañera,
mil veces bendita seas!
Gracias a tí sobreviví
que no me dejaste solo hasta hoy
y me hiciste entonces soñar
-en lo hondo de mi extravío-
con la auténtica libertad
(con la vuelta a una vida normal) (...)
¡Sari Maré mi amiga ideal
que me hizo echar de menos
y enseñó a añorar a ciegas,
a tientas, como de lejos
el ideal (viril) de Mujer
semi/ahogado entre interdictos
que acabó resurgiendo en mí
más fuerte que lluvias de abril
que no hay queien pueda frenar
en quien no quiere olvidar
(como yo allí lo decidí
perdido en el Desierto Austral)


Mujer, entre los mortales:
no te va otra glosa, mujer.
Mujer de día y de noche
con los tuyos o entre extraños,
a solas o en tu elemento
y en tus enredos tan tuyos
y en tus mangoneos (¡qué horror!)
y en lo feroz de tu rostro
¡Qué muecas, qué ojos que pones!
Como si me fuera a morder
esa boca, de esos dientes
de leona (y de mujer)
Y más mujer tú entre ellas
como lo fuíste esta vez,
dejándote de disfraces,
de reglas, de protocolo,
jugándotelo a una carta,
sin más, sin contemplaciones
-¿con tu rival? ¡yo que sé!-
¡cuando se hizo Hombre el Instante
y te descubriste más tú
-¿tu fase de Luna Llena?-
más matrona y más mujer!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira lo que dice tu querida Marine Le Pen sobre Nelson Mandela:

http://www.frontnational.com/2013/12/reaction-de-marine-le-pen-au-deces-de-nelson-mandela/