sábado, septiembre 10, 2016

MORAL HEROICA PARA ESPAÑOLES

El testamento ideológico de Dominique Venner publicado a título póstumo pocas semanas después de que su autor pusiera fin a su vida de un tiro en la boca en la catedral Notre Dame de París habrá conocido hace pocos meses su primera versión en lengua española (en una traducción a fe mía mejorable) Un breviario de moral heroica pagana y a la vez anti-cristiana, que su autor vendría a rubricar con su muerte. Y que va mas lejos en su anti-cristianismo ideológico beligerante que el propio Anti-Cristo de Nietzsche. En donde viene a refutar expresamente las posturas de filosofía de la Historia en las que reposan obras de tanta antigüedad e influencia como la Ciudad de Dios de (san) Agustín, y a reivindicar la primera fase -explícitamente pagana y anti-cristiana- en la vida y en la obra de Charles Maurras -del que se da en llamar “joven Maurras”- que Dominique Venner, de antes ya de la condena pontificia (suya y de su movimiento), veía preso de la base juvenil católica, clerical y conservadora de su movimiento Acción Francesa, en lo que le parecía ver la clave de su fracaso. ¿La historia se repite con los discípulos españoles de Dominique Venner (heredero ideológico y espiritual a la vez de Maurras), situados todos ellos -sin excepción- en la órbita de la santa/madre/iglesia?
Tiempo de vacaciones, de meditación y de lectura. De unas lecturas que hacen meditar y reflexionar a nuestra alma tranquila. Por cuenta especialmente como suele ocurrir, de obras que escaparon al ritmo ordinario de nuestra existencia hasta hoy, por las razones que fueran. Como ese breviario (lato sensu) de moralidad, léase de moral heroica, a modo de testamento de su autor -publicado post mortem poco después de su muerte- de Dominique Venner, el escritor “nacionaliste” francés, que consiguió desmentir nada menos que a San Agustín (léase Agustín de Hipona) con su vida y con su obra, y sobre todo con su muerte, quitándose la vida él mismo y queriendo así imitar el gesto (ancestral) de Catón de Utica personaje de la Antigüedad romana, enemigo de Julio César, al que en “la Ciudad de Dios” -celebre referencia agustiniana- se dedica todo un capítulo tratando de refutar su gesto y de denigrarlo y sumirlo en el olvido mas absoluto como así sucedería -salvedad hecha de memorias eruditas- a lo largo dela Historia del Occidente, en los siglos que se siguieron a la aparición de aquella obra tan emblemática de filosofía/cristiana (o judeo cristiana) de la Historia.

Y lo leo y releo ahora sin prisas para gran solaz del alma y esparcimiento en la sala de lectura de la Biblioteca Nacional de Madrid, estos días que paso en mi patria chica (de madrileño de nacimiento) Dominique Venner acabó este breviario de insumisos -”Un samurái de Occidente”- poco tiempo antes de su muerte de un tiro en la boca con su arma (un revolver) de uso personal delante del altar mayor de Notre Dame en Paris, en mayo del 2013 al socaire de la llamada “primavera francesa” que vio afluir muchedumbres a las calles de Paris y otras grandes ciudades francesas en protesta de un proyecto de reforma legislativa en materia de matrimonio, de filiación y de adopción de inspiración socialista que venia a legalizar el matrimonio homosexual y a consagrar sobre todo un sistema de filiación abiertamente contrario al jus sanguinis -filiación biológica, por los lazos de la sangre- fundamento último como así lo veía Dominique Venner de nuestra civilización europea, y que le parecía venir a consagrar lo que él y otros autores con él calificaban de crimen de remplazo (sic) léase de sustitución -planificada y premeditada- de los habitantes originarios de nuestro continente europeo por nuevas masas surgidas de la inmigración de confesión (mayormente) musulmana y de procedencia no europea.

Un breviario -”de insumisos”- de moral heroica, pagana, léase anticristiana -para dejarnos de eufemismos- que viene a superar en la pureza de su paganismo intelectual -y espiritual- y de su anti cristianismo al propio Nietzsche. Al hilo todo ello de una tradición europea plurimilenaria que parte de Homero y de sus poemas (sacros, o sagrados) la Ilíada y la Odisea y se perpetúa en una tradición occidental -mas o menos soterrada o sofocada según las épocas por el la corriente hegemónica y dominante (y asfixiante a la vez) del judeo cristianismo-, que subsistiría en Bizancio sin mayores problemas hasta la caída de Constantinopla y resurgiría en Occidente con el Renacimiento, siempre después sojuzgada o amordazada -con mayor o menor fortuna- por el magisterio eclesiástico, antes y después de la revolución francesa

En su recorrido milenario a través de la historia de las ideas (morales y filosóficas) Dominique Venner se da un garbeo también por la la tradición oriental, léase extremo oriental del Japón de los samuráis. Como un eco de ese amor de lo mas lejano (sic) que predico y postulo Nietzsche -para gran escándalo de bien pensantes- en su obra de madurez, polémica y que tanto escándalo levantaría, del Anticristo. Un samurái de Occidente, Dominique Venner que rubrico su vida y su obra con su muerte.

Y leyéndolos ahora despacio con calma y en la penumbra de un a sala de biblioteca sentimos despejársenos el horizonte al cabo de décadas de tinieblas que no dejaban de gravitar sobre ciertos temas de la mayor transcendencia, y leyendo sentimos que nuestras almas se echan al vuelto llenas de una nueva esperanza. En esta vida, una vida -como lo que la postula Dominique Venner- en combate perpetuo contra lo que viene (sic) negar nuestra existencia.

La nuestra propia y la de los nuestros. Una nueva fe, una nueva esperanza. Dormida o somnolienta en el fondo de nosotros mismos, y que renace ahora gracias a Dominique Venner y a su gesto y a su sacrificio. Gracias Dominique Venner, francés y amigo de España. escuetamente gracias. Gracias a ti, y a tu tradición francesa

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