martes, septiembre 13, 2016

LEYENDA NEGRA DE LA MARINA ESPAÑOLA

Almirante Moreno, figura emblemática de la Marina del bando nacional durante la guerra civil española. El 20 de julio del 36 se hizo él solo -subiendo al navío sin escolta- con el control del crucero Almirante Cervera anclado en el puerto del Ferrol, y del arsenal de aquella base naval, la principal de la península, consiguiendo convencer a los oficiales y a la tripulación del avío de sumarse al Alzamiento, decidiendo así la suerte del mismo en toda la región gallega y desmintiendo así el clisé de leyenda negra y de guerra de propaganda -perpetuado hasta hoy- de que los marinos españoles no sabían mandar, léase hacer obedecer (y querer) por sus subordinados, algo de lo que Franco se hizo (injustamente) eco, ya incluso durante la guerra. Curiosamente, el almirante Moreno encabezó ese sector del estamento castrense que se oponía a la entrada de España en la segunda Guerra Mundial, por imperativos sin duda de memoria histórica que ahondaba sus raíces en el pasado español de sus siglos de primera potencia del planeta, particularmente potencia naval. Fatalidad histórica insoslayable, la neutralidad -beligerante no obstante, a favor del Eje- de España durante la Segunda Guerra MUndial
El paso del Estrecho -expresión colectiva de nuestra guerra civil - hace alusión un capitulo de importancia decisiva en la historia de la guerra civil española  que fue la operación de transporte de mayor envergadura en el conjunto del traslado, y a su trance mas dramático cuando el convoy de tropas nacionales consugió llegar a buen puerto, escoltado por una fuerza naval considerablemente inferior al destacamento de unidades navales de los rojos que esperaban al acecho en aguas del Estrecho. “Un coronel se volvió loco durante la travesía”, me comentó a menudo mi difunto padre desde niño. El paso del Estrecho fue una de las grandes victorias estratégicas del bando nacional durante la guerra civil, en la que las unidades de la marina que se habían sumado al alzamiento desempeñaron el mayor protagonismo.

La marina española arrastra una leyenda negra desde los tiempos de la guerra civil como ya lo evoqué en una de mis recientes entradas. Una leyenda de clasismo, de impericia profesional, léase de no saber mandar a sus subordinados y subalternos, por clasismo justamente, léase por falta de caridad (sic) para con una tripulaciones de las que no supieron hacerse querer (sic) y que se rebelaron -cargados de razones, conforme a esa leyenda negra- al producirse el Alzamiento, y que con su rebelión -que puso la mayor parte de las unidades de la flota (y las mejores) del lado de la república- comprometieron gravemente la suerte del Alzamiento. Ese fue en sustancia el grueso de la artillería dialéctica del llamado "cuerno de Vinaroz", el gran rapapolvo colectivo que franco echó a la Marina del bando nacional -bajo su mando- al poco de producirse el trágico hundimiento del crucero de Baleares (cerca de ochocientos bajas entre muertos y desparecidos)

No era justo y cuanto más lo pienso, cuanto mas profundizo y mós me documento en este episodio de las relaciones de Franco con el estamento naval dese los tiempos de la guerra civil, mas me afianzo en esa convicción (íntima) La tradición insurreccional en la marina española venia de las honduras del siglo XIX como se puso al gran destape en la insurrección cantonalista de Cartagena donde se produjeron ya episodios de insubordinación colectiva de las tripulaciones de los navíos de guerra estacionados en aquella importante base naval española, y sus raíces se pueden perfectamente situar en la eclosión del liberalismo español con ocasión de la guerra de Independencia y de la reunión de las Cortes de Cádiz que vinieron a consagrar -según escribió el escritor “nacionaliste” francés Dominique Venner- una ruptura aún mas profunda enla sociedad española que el que operó del otro lado de los pirineos la Revolución Francesa.

La decadencia española venía no obstante de antiguo, Trafalgar fue uno de sus hitos o jalones mas importantes y decisivos, pero mucho antes, el principal y principal lo fue sin duda el desastre de la Armada invencible que marco el principio de nuestro declive y la perdida de nuestra hegemonía de primera potencia militar del planeta. Una potencia primordialmente naval, justo antes de que nuestros Tercios brillaran por los teatros de combate terrestres en los suelos de Europa (por cima de los Pirineos)

La importancia de la marina del bando nacional fue decisiva en la consolidación del Alzamiento en Galicia y en la cabeza de puente de la Andalucía Occidental que permitió (con éxito) el enlace con el ejercito de África, y el sacrificio masivo de su oficialidad reforzó hasta unos grados y niveles incomparablemente altos la legitimidad histórica del Alzamiento deslegitimando hasta la raíz la causa del bando enemigo y asestándole así un golpe decisivo en el plano de la guerra de propaganda en el seno de las opiniones publicas del mundo occidental.

Todo lo cual no se corresponde con el escasos protagonismo político de la marina española tanto en la guerra como en la posguerra

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