Una de las mejores fotos de Monseñor Lefebvre. Sí señor, como él era. Y no el apestado que de él hicieron los medios y en particular los medios españoles que se inventaron el término de lefebvrismo (sic) por su cuenta. Y de apestado, el lefebvrismo -que no Lefebvre, siempre (hasta hoy) excomulgado- pasaria a ser un fetiche para algunos, cuando los vientos en la iglesia de/dios cambiaron. Como parece que fue el caso del gallego (anti-Rajoy) Fernández de la Cigoña, que nunca vi en Ecône (entre paréntesis, y dicho sea sin rencores ni complejos), los años que alli pasé de único (y primer) seminarista español, a mediados de los setentaNo había hasta ahora oído hablar -mi palabra- del ex-alcalde de Vitoria. Y me documento en la red por su cuenta a toda prisa tras la lectura de un artículo, si así se puede llamar a las cuatro lineas (biliosas en extremo) que le dedica en una de las últimas entradas de su blog de Infovaticana- Francisco José Fernández de la Cigoña (¡aparte de mi ese cáliz!) al ex-mandatario PP de la capital alavesa, célebre por los sinsabores que le habrá traído la política, y también por un detalle un tanto anómalo de su vida privada.
En su boda homosexual -que es a lo que me refiero- asistieron personajes relevantes del PP lo que le basta y sobra al vaticanista mencionado para descargar sobre ese partido sus venablos y anatemas, y rasgarse indignado las vestiduras. Me manifesté en su momento a favor de la primavera francesa (del 2013) contra la ley del matrimonio homosexual, en el contexto, es cierto, de una problemática muy diferente de la que enfrentamos los españoles. Y me reitero en ello. Sin reservas. No es óbice que esa problemática -y todo lo que con ella se relaciona sirve a algunos de preciosa coartada en sus intrigas y en sus jugadas y maniobras de política/religiosa. Ese tema como otros en la lista de sus temas favoritos.
Lefebvre y el lefebvrismo (sic), con la iglesia hemos topado querido Sancho. El lefebvrismo -como le llamó por su cuenta y riesgo la prensa española desde medidados de los setenta cuando el fenómeno de protesta al interior de la iglesia liderado por el arzobispo tradicionalista francés irrumpió en las primeras paginas de los medios- sigue escociendo (se diría) a Fernández de la Cigoña que dedica gran atención en su blog a ese asunto. Casi tanto como a atacar al PP y a Mariano Rajoy (gallego como él, dicho sea entre paréntesis) Un converso u obrero de la hora nona en ese tema De la Cigoña y otros que como él respiran.
Durante años, en particular tras la excomunión del obispo francés en el 87 por el papa/magno -como De la Cigoña y otros devotos se complacen en llamar a Juan Pablo II- Lefebvre fue un apestado en la lglesia de dios (que peregrina en España) O digamos que ya lo era desde más de una decena de anos antes como lo pudo experimentar -a sus propias expensas (¡ay dolor!)- el autor de estas lineas.
Y cuando cambió el viento tras la muerte del papa polaco y la elección de su sucesor, Benedicto XVI -que a todas luces arrastraba un serio complejo de culpabilidad en la ruptura definitiva de Roma y de los lefebvristas (sic) por el papel crucial que en su calidad de prefecto del Santo Oficio le cupo a él en aquello- a algunos católicos/apostólicos españoles les entró como una extraña fiebre tradicional o tradicionalista, a favor de la misa “en latín (que en ese seminario de Econe era una expresión que producía literalmente dentera, por lo imprecisa y desorientadora) y en pos de la reconciliación (sic) de los lefebvristas sin que les preocupase ni poco ni mucho el honor y la memoria del obispo excomulgado y que hasta hoy lo sigue estando.
Defiendo la memoria de Monseñor Lefebvre -aunque no estuvo en un momento crucial de mi vida muy generoso conmigo, es cierto-, por una cuestión de honor, porque defendiéndole a él defiendo y reivindico y redimo (a mi manera) los años que pasé bajo su órbita y la del movimiento por él fundado. De lo que no me retracto ni me arrepiento.
Y tal vez por eso me suene fatalmente a falso -sin entrar en juicios de intención- el súbito entusiasmo lefebvrista de algunos. ¿Quieren saber mi opinión sobre este nuevo acercamiento de Roma y de los lefebvristas, impulsado personalmente (parece ser) por el papa ítalo/argentino? Pues sencillamente que los tiempos cambiaron. Y la iglesia católica no tiene ya ni el poder ni la credibilidad ni la influencia de la que gozaba hace una veintena de años cuando el obispo francés se vio excomulgado.
Entre tanto se declaró -como un signo de los tiempos- la plaga de los abusos de menores a manos de eclesiásticos urbi et orbe. El mayor signo o síntoma de (autentica) corrupción en el mundo de hoy, y una asunto que tanto escandaliza a los santos/indignados españoles. En España -como protestan ahora algunos- , no digo que sí, que lo sea con el nivel y las dimensiones que esa peste habrá alcanzado en otros países, pero casos (sonados) los ha habido también en España -como los ha habido (nota bene) en la FSSPX-, y el papa actual se muestra tan impotente e incapaz como el anterior en ponerles dique.
¿Y cuántas veces habrá denunciado esa plaga Fernández de la Cigoña, él, que dedica su blog una entrada sí y otra también a condenar todo bicho viviente en nombre de la santa/madre (y mayormente por cuenta del sexto mandamiento)? Si acaso, alguna que otra vez, con miles de distingos y en un lenguaje que suena a falso o torpe o improcedente, se coja por donde se coja.
Y por eso me suena aún más falsa su oposición visceral a Mariano Rajoy por cuenta de "los valores" (léase del valor/fetiche número uno para aquél y sus correligionarios, a saber la vida del feto no/nacido, el super dogma al que todo lo reducen y supeditan) ¿Por anti-abortistas o por gallego (como ellos) ? ¿Por qué le odian tanto?
4 comentarios:
Acabo de descubrir que la FSSPX daba preferencia a la MISA DE JUAN XXIII sobre la
MISA DE SAN PIO V, la cual es la verdadera
Misa Tridentina
No, me extraña, los años que yo estuve en Ecône y en la FSSPX, desde luego que no. Doy fe de ello. Eran de un puntilloso en extremo en materia litúrgica. Justo al principio tras la fundación del seminario, es posible que así fuera, en algunos de los profesores aunque no en todos, pero cuando empezaron los problemas con Roma, las posturas en materia litúrgica se decantaron. Y hasta la reforma litúrgica de Pio XII se veía en Ecône puesta en entredicho, por modernista. Admito no obstante que no sé como será ahora. Saludos
Yo estuve yendo diez años a la Misa tradicional o tridentina, en la capilla de la FSSPX en Madrid (desde 1994 a 2004) y siempre se utilizó, por parte de los fieles el Misal según la reformas que introdujo en 1962 el papa Juan XXIII. Creo que esas reformas eran de poca importancia, pero, al parecer, según un análisis más riguroso...sólo eran verdaderamente tradicionales las versiones liturgicas anteriores al añ0 1962. Por supuesto, la misa de Pablo VI (de 1969) ya es una ruptura total con el rito o con la fe católica anterior...pues contra lo que mucha gente cree, el "cambio" idiomático, del latín a las lenguas vernaculas no es lo más relevante. egún los entendidos se cambió una misa en forma de sacrificio propiciatorio e incruento a una "misa" en forma de asamblea o cena conmemorativa con un presidente no con un oficiante cara al público y de espaldas al Altar... (Los partidarios del Vaticano II dirían...
que el sacerdote daba la espalda al pueblo...
Han pasado ya bastantes años y mis recuerdos no son tan exactos y precisos como yo quisiera, y ahora que lo dices, sí creo recordar que el misal de Juan XXIII era uno de los caballos de batalla que deslindaban campos entre las dos tendencias que coexistieron siempre mal que bien en Ecône entre los partidarios de la ruptura total con Roma -entre los que siempre me encontré- y los que propiciaban un entendimiento, el tiempo que yo allí estuve me refiero, que me figuro que irían creciendo o disminuyendo recíprocamente en poder e influencia después, al interior de la FSSPX, al vaivén de los acercamientos o alejamientos de con el Vaticano y el papa de Roma.
Y es perfectamente verosímil pues que ese fuera el caso en la antena española de la FSSPX, si se tiene en cuenta que en España -y en Madrid más todavía comparado con Barcelona- la reacción litúrgica de signo tradicionalista fue de importación, al contrario de lo que ocurrió en los países francófonos -de Europa y América- y en algunos protestantes (con minoría católica), y la presión exterior -de los feligreses me refiero- fuera por consiguiente mayor entre españoles. Saludos de nuevo
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