domingo, marzo 13, 2016

Canto del Papicida (poesía en domingo)

“España mi natura
Italia mi ventura
Flandes mi sepultura”


(lema de los Tercios heroicos y de sus “alter ego”, los Lansquenetes)


¡Guerras del mundo! Higiene
de la Historia y sus embustes
¡Sol negro -¡oh! que hace llorar
y madurar a los hombres!

y aún más las guerras secretas
las que hicimos, no en el frente
-en la estratosfera o así-
sin banderas ni uniformes

que llevamos bien por dentro
aunque a veces no se note
en la expatriación o el exilio
¡Y a la hora de la muerte!

Guerras en ascuas apenas
las guerras que no se dicen
que no dejan detrás menos
heridas y cicatrices

que nos tuvieron alerta
en el engaño y molicie
de una guerra que reía
y jugaba al escondite

¡Guerra asimétrica cruel
invento del Siglo Veinte!
Y del que le siguió hasta hoy
¡cuando yo aprendí su nombre!

Y así caí de pronto en mí
y así recuperé mi norte
y la clave de mi vida
de mis cuitas y dolores

y de aquello que me marcó
que me sigue y me persigue
(¡hace tanto!) a sol y a sombra
y me arropa y me protege

sin que hasta hoy consiguiera
ponerle un nombre (de hombre)
y no de cura con/disfraz)
como dijo heroico Yagüe

¡Renacimiento español
cuando todo fue posible!
(como en Bélgica años treinta) (…)
¡extrañamente presente!

De aquel furor papicida
el de heroicos lansquenetes
que entre Roma y el Imperio
echaron su vida a suertes

(Y en los cielos de la Memoria
entre vivos y entre “ausentes”,
el alma vuela entre sueños
de un papicida ¡Presente!)


¿Será verdad lo que siento
o ensoñaciones apenas
de un soñador irredento
profesional de quimeras

que se alimenta de sueños
y te soñó a ti -¿te acuerdas?-
cuando te vi y me miraste
y nos medimos de cerca?

y me olfateaste (y yo a ti)
como dos perros de presa
mientras ardían tus ojos
¡que te hubiera amado a ciegas!

¿Será verdad, hablo en serio,
lo que gira en mi cabeza
cada vez que te veo amor,
como si fuera una peonza?

que me imagino de todo
y me pongo a darle vueltas
y más vueltas cuando surges
sin avisar, por sorpresa

puntual siempre a la cita
que el destino nos reserva
y dejó escrito en los astros
lo quieras o no lo quieras

ya vayas acompañada,
a tu ritmo, hembra entera
o sola cual verso al viento
y sin perder las maneras

¿Por qué, dime por qué, si no,
sigues gravitando tan cerca
en mi vida (en mis caminos)
en mi errar (triste) de poeta?

No te cruces más ante mi
por favor, no, no te cruces
que tengo miedo amor
que el destino en mí desbarre

y me ponga a hacer locuras
y me crea todo posible
como en aquel tiempo que fué
y no fue de un tris (y ahi sigue) (…)

¡Vete, de verdad, huye de mi
que no oiga esa voz ronca y fuerte!
¡No te acerques, no te vea,
mujer, que enloquezco al verte!

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