domingo, marzo 20, 2016

Canto del Fauno Viejo (poesìa en domingo)

¿Cómo me ves? Dilo mujer
de un susurro, de un beso,
-¿más hombre acaso, más hecho?-
como si fueras espejo

Que te busco a ti en mi
en el fondo del desierto
en lo hondo de la noche
y en la soledad del destierro

que aunque te parezca alegre,
gimo y lloro por dentro
y si río, sólo es ¿sabes?
porque si no, pierdo el centro

el rumbo norte, o el hilo
de ideas y pensamientos
de sueños y ensoñaciones
que luego vierto en mis versos

¡Poesía para vivir,
y sobrevivir a un tiempo
y alimentarme de ella
igual que alimenta el viento

a almas puras y ardientes
en tiempos recios (y feos)
que a fuer de verte tan joven
me hizo un poco más viejo!

¿Más cínico? Más maduro
ahondando en ti, en tu secreto
¡Misterio de juventud!
¿Tesoro o tal vez veneno?

Lo que se filtra en tus ojos
lo que se esconde en tu pelo
lo que tiene mi alma en vilo
y es cada vez que te veo

y te cruzas rauda y ágil
con ese rollo de enredos
que te traes conmigo ¿a qué sí?
Que todavia no lo creo

¡Que es que no me puedo creer
que de verdad que sea eso
lo que tú crees ver en mí
y me digo a mí sí es cierto!

Que así es como tu me ves
en lo hondo de tus sueños
de tu cielo o mundo/azul
donde tú me tienes puesto

Un viejo fauno (o demonio)
de bigote (fino) y cuernos
¿así te gusto acaso, mujer?
que así es como hoy me veo

Como un diablo poseso
(¿Te gusto así mujer? Te quiero!)


¿Me estabas acaso esperando
con esa mirada aviesa?
No me digas que no, mujer,
si fui primo esa es otra

que ya escarmenté, es verdad,
pero fue en cabeza ajena
que la mía hasta hoy ahí sigue
intacta y fría y despierta

que en asuntos de mujeres
me diplomé en buena hora
en la Universidad Volante
de una vida de Odisea

con retraso y a destiempo,
me soltó una voz piadosa
de fémina fragil e insegura
que la pasión aún más ciega

¿Decían verdad -¿y yo qué sé?-
aquellos secretos/de/vieja?
Que ¿qué es la Verdad,
verdad propia o trola ajena?

Si no se más de mujeres
que otros ¡lo que quieras
te apuesto que no sé menos!
O si no, escucha a otras,

o a ese leyenda que llevo
pegada como una sombra
como ruido de tacones
de noche como alma en pena

o alegres y jaraneros
entre risas de verbena
yo en el centro de las miradas
¡qué lenguas de camareras!

de estudiantes (estudiantas)
cajeras y dependientas
jóvenes y no tan jóvenes
nacionales o extranjeras

o profesoras o jefas
(y de lo más señoronas)
niñazas o mujerazas
casadas como solteras

¿Como tú? ¡No sé, no sé nada
no sé nada de tí, de veras
y lo sé a la vez todo amor
lo que tu amor me revela!

Esa llama que arde en ti
estoy seguro -¡no me mientas!-
y que ardía (¡bruja!) en tus ojos
cuando me esperaste allí sola

(Cuando te vi allí esperando
¿A quién? ¡a mi so embustera!

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