jueves, febrero 12, 2015

POROSHENKO LA SOGA AL CUELLO (ACUERDO EN MINSK)

Ucrania oriental. Frente de combate en el área de Debaltsevo, importante nudo de comunicaciones entre las dos repúblicas autoproclamadas, donde los pro rusos tienen cercados a ocho mil soldados gubernamentales a las órdenes de Kiev desde hace unos días. Y es ese rápido deterioro de la situación en las líneas de frente lo que habrá llevado al presidente Poroshenko a pedir in extremis la mediación de la UE –encarnada en el tándem Hollande-Ángela Merkel- por conducto de la Casa Blanca. Porque está claro que a una derrota en el Dombás aunque solo fuera política se seguiría el derrumbe del régimen de Kiev –surgido de un golpe insurreccional- de corolario inmediato
Alto el fuego en Ucrania en las últimas horas tras la cumbre de Minsk donde se encontraron en representación de la UE, la canciller alemana, Ángela Merkel y el presidente francés François Hollande. El acuerdo alcanzado –que la prensa califica de frágil- incluye la creación de una zona tampón de setenta kilómetros –treinta de más que en el acuerdo anterior- entre los dos bandos a lo largo de las líneas de frente. En su edición de ayer, el diario francés Le Figaro recogía las declaraciones de un periodista ruso impediente desde Moscú que daba un análisis y una visión del encuentro de hoy jueves en Minsk poco divulgados en los medios de lengua española.

Según él la iniciativa del encuentro habría venido en última instancia del presidente ucraniano Poroshenko, con el agua al cuello, léase en situación por lo menos comprometida en los frentes de combate –buscando a toda costa no verse puesto en posición deshonrosa de cara a Vladimir Putin-, que habría requerido (de urgencia) la intervención europea por intercesión de la Casa Blanca, a lo que habría accedido el presidente Obama.

Según aquél, las intenciones de Vladimir Putin _que habrá moderado sulenguaje ahora en Minsk sin hablar de fascistas, ni de Novorrusia, ni de federalizacion de Ucrania- son de lo más claras: el derribo en última instancia del régimen de Kiev surgido de un movimiento insurreccional –tras las protestas de la plaza Maidan- y la instauración de un nuevo régimen pro ruso que respete la integridad territorial en sus fronteras anteriores al estallido del conflicto corriendo a la vez un tupido velo entre tanto sobre la situación y el estatuto de la península de Crimea.

Hay que decir que el presidente ucraniano tenia entablada las últimas semanas una lucha (desesperada) contra reloj a la vista de los avances espectaculares de los pro rusos que en la zona centro del frente tienen sitiada –según las últimas noticias- la localidad de Debaltsevo, importante nudo de comunicaciones entre las dos repúblicas auto proclamadas -y donde unos ocho mil soldados gubernamentales (ocho mil) se encuentran cercados-, y en las últimas horas habrán lanzado un ataque de misiles por sorpresa contra la ciudad de Kromatorsk (de doscientos mil habitantes) –tan difícil (casi) de pronunciar como Dnie-po-pe-trosk y otras localidades de las zonas del Este de Ucrania en litigio, de grafía y fonética aún más impronunciables para españoles- donde se halla enclavado el cuartel general de las tropas de Kiev.
Los líderes de la insurrección del Maidán estrechando la mano de Victor Yanukóvich en una mesa redonda celebrada en vísperas de su caída. El compromiso hubiera sido posible in extremis, a todas luces, pero la Casa Blanca apoyada por sus aliados europeos –bálticos y polacos- e Israel, decidieron resueltamente hacerlo imposible. Lo que explica la lógica involucionista que parece inspirar ahora a Vladimir Putin de volver al punto de partida, de antes del Maidán, prescindiendo por cierto de Yanukóvich
Entre tanto, la prensa francesa en sus ediciones de hoy trae el anuncio de la decisión del presidente USA Obama de iniciar el adiestramiento de las tropas de Kiev, en la antesala –cabe sobreentender- de una decisión definitiva de armarlas a la vista de la inferioridad manifiesta de la que adolecen en las líneas de frente, particularmente en blindados y en artillería pesada, mientras que las acusaciones llueven del lado de Kiev y de sus aliados que la escalda armamentística rusa en favor de las dos repúblicas auto proclamadas del Dombás no habría hecho más que intensificarse en los últimos días.

Los planes de Kiev conforme a lo revelado por el periodista ruso independiente caso de confirmarse responderían no poco –hay que reconocer- a una lógica (trasparente) de involución en relación con los acontecimientos que se sucedieron en Ucrania, desde la erupción de la protesta en la plaza Maidán de antes pues de la caída del presidente (electo) Victor Yanukóvich, con, el que aun el día antes de verse depuesto estrechaban la mano en público los principales líderes de la revuelta (…)

Una querella interna sobre un proyecto de acuerdo de adhesión a la UE que dividía a todas luces a la población ucraniana grossso modo por la mitad, acabaría degenerando en una insurrección armada sostenida por la CIA y verosímilmente también por Israel –y (escandalosamente) jaleada por los medios occidentales-, y con la deposición del presidente electo al que se le fueron todas las dudas –sin duda al verle las orejas al lobo, léase el espectro el rumano Ceausescu de la suerte que se vio reservada, con el que los medios occidentales se pusieron de golpe (odiosamente) a compararle- y acabó pidiendo ayuda a protección a los rusos que como es lógico acabaron concediéndosela.

El Maidán era el desenlace en cierto modo previsible del callejón sin salida en que se encontraba la situación política en Ucrania y en otros países de la antigua Unión Soviética –como Georgia- de resultas de las llamadas revoluciones “de colores”, y en concreto de la revolución “naranja” de Kiev de una década antes que propulso al centro de la escena y a los primeros planos de los medios a una político, Timoshenko –protegida de Ángela Merkel- con un pasado a rastras cargado lo menos que se puede decir en el plano político del periodo anterior del que acabarían sirviéndose sus enemigos –tras verse acusada de negociación desleal de un contrato petrolífero en perjuicio de los intereses ucranianos y en provecho de Moscú (…)- para ponerla fuera de juego, y es curioso que el triunfo de la insurrección del Maidán que la liberó de su encarcelamiento no volvería a propulsarla al centro de la escena como cabía de esperar sino que la condenaría hasta hoy a un estatuto –de figura de segundo plano- más modesto y a un papel (de comparsa) mucho más discreto.

El acuerdo o el compromiso hubiera sido a todas luces posible en consonancia pues, pero la Casa Blanca aún escocida por la derrota política frente a Vladimir Putin en la crisis de las armas químicas en Siria unos meses antes, junto sus incondicionales aliados europeos (Polonia y los países bálticos) e Israel resolvieron hacerlo imposible de todo puonto. ¿Y la diplomacia española en todo esto? Al pairo o de vacaciones. Como lo sigue estando conforme análisis recientes aparecidos en la prensa española que describen la postura de nuestra diploomacia en el conflicto ucraniano y en el seno de la UE como un querer guardar un frágil equilibrio –o un andar en la cuerda floja- sin querer decantarse ni del lado de los halcones –bálticos y polacos- ni tampoco del eje Merkel-Hollande.

La cuadratura del círculo, vamos. Y si los planes del presidente ruso acabaran cumpliéndose que parece irse camino de ello, y se volviera a la situación anterior –sin Yanukóvich por cierto- léase anterior al Maidán, sería una excelente noticia para europeos y en particular pa españoles por lo que tendría de conjuro o exorcismo eficaz –más que todos los discursos y análisis y artículos periodísticos-, sobre todo en tre españoles del mito (funesto)- del Maidán, heredero de una manera u otra la movida de los indignados del 15-M y de la acampada de Sol (de mayo y junio del 2011) Cuando las barbas del vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Y a buen entendedor pocas palabras sobran (…)

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