viernes, febrero 20, 2015

EDURNE URIARTE AL RESCATE DEL MESÍAS DE SOMOSAGUAS

¡Viva tu madre Mercedes! La alcaldesa (PP) de Redueña (comunidad de Madrid), Mercedes Pérez González, antigua alumna de Pablo Iglesias en Somosaguas, habrá dado en el clavo tal vez sin darse cuenta, y es que con su denuncia de la injusticia manifiesta y de la conducta arrogante y escandalosa –de acoso en público a una de sus alumnas- de parte de Pablo Iglesias, habrá hecho que se pongan a hablar hasta las piedras -hasta ahora calladas como p...- de la situación intolerable en la que gime la Universidad española –y en particular la Complutense- víctima de la hegemonía (tiránica y corrupta) de una casta de izquierda (extrema) que ahora se sacan de la mano un conejito mágico de la suerte -con coleta- para que desde el gobierno de la nación les saque las castañas del fuego y les resuelva sus problemas, y les evite la cárcel y el rendir cuentas a la Justicia y a España entera de la situación de siniestro total de la universidad española, y a todas las generaciones de universitarios españoles que corrompieron y frustraron desde hace cuarenta años forzándoles incluso a existencias humanamente imposibles, como al autor de estas línea. ¡Ah! Y no te turbes, Mercedes, si los latino/chés te acusan en las redes de faltas de ortografía (de tildes, como ellos dicen)
La casta al rescate de la casta. He vuelto dar botes en el asiento otra vez con el tema de la ex alumna de Pablo Iglesias, pero esta vez no por sus declaraciones –y las acusaciones (graves) que lanzaba sino por la sorprendente bronca que le habrá echado en el programa el Cascabel de la 13 otra de las contertulias Edurne Uriarte, hasta ahora fuera de toda sospecha (de sectarismo o de falta de ecuanimidad por mínima que fuera) Ocurre que la señora Uriarte (me entero ahora) es catedrático –un respeto- de la Facultad de Políticas, no de la Complutense sino de la Carlos III, dos universidades distintas y por lo que se ve un mismo lazo de solidaridad profesional entre docentes de una y otra.

Una verdadera bronca la de la señora catedrático a la antigua víctima de alguien al que dicen resistir y criticar y hacer frente ella y otros como ella pero al que están bailando el agua en los medios y cadenas que esa señor frecuenta –como “el gato al agua” de Intereconomía- desde hace ya un buen rato, por las razones que sea, hasta el punto que se puede decir que son ellos los verdaderos artífices –y culpables- de su irrupción fulgurante en la palestra de la política española (…) Me he estado visionando de nuevo interrumpiendo así durante mas de cuarenta minutos la redacción de esta entrada, el video completo del programa del Cascabel en el que intervenía la antigua alumna de Pablo Iglesias, y cuanto más ahondo en el asunto más caigo en la cuenta de su importancia y transcendencia.

¡Viva tu madre, Mercedes Pérez , porque has dado en el clavo tal vez sin querer o sin darte cuenta, del nervio de la guerra de esta casta universitaria más perniciosa e insidiosa que las otras, el de ese abuso de poder que es la regla en ellos, en el ejercicio de la docencia. La señora catedrático de la Carlos III se rasga ahora las vestiduras en el programa de la 13 porque la victima de Pablo Iglesias no se había dignado pedir la revisión del examen. ¿En qué mundo vive? No conozco la Carlos III pero en Somosaguas como aquí ya lo tengo abundantemente explicado si se (un poco) de lo que va la cosa, igual grosso modo a como ocurría ya en mis itempos de estudiante de Económicas, la facultad gemela de la de Políticas, que llegamos antes que ellos a Somosaguas.

¿Qué obligación moral –en conciencia- le puede imponer a la antigua alumna para culpabilizarla de que exigiese la revisión del examen y en vez haber preferido –como hizo- dejar estar el tema, y con que dercho la acusa de estar haciendo acusaciones infundadas sin pruebas? La presunción está a favor de la alumna, señora catedrático. No solo hay que ser justo sino también el parecerlo. Argumentos de cajón que no me desmentirá aquí un abogado –en ejercicio- de lo más curtido y de lo más experto. Es a Iglesias a quien hay que exigirle la carga de la prueba. Que saque a relucir el examen por el que viene el escandalo ahora, eso es lo que le debería pedir la señora Uriarte a su colega, en vez de cargar y abrumar de recriminaciones a la víctima. Y no vale la excusa de los años trascurridos porque en teoría esas pruebas tienen que haberse conservado por la simple razón que el interesado –el profesor que examinó a la alumna- está obligado a conservarlas.

Arbitrariedad e injusticia en la más noble función de un profesor o catedrático –en eso tiene razón la señora catedrático- que es la de examinar objetivamente, imparcialmente, y de evaluar o calificar de forma justa y ecuánime: esa es el arma (funesta) de la casta universitaria de izquierdas o de extrema izquierda que impone su ley desde ya tanto en la Universidad española y en particular en la Complutense madrileña la Universidad más importante de España la de más tradición y prestigio ¡Y ver en la situación de siniestro total en la que se encuentra!

Hay otras afirmaciones graves –gravísimas- del profesor indignado que la alcaldesa del PP habrá desvelado en el programa y de las que no habré dejado de tomar nota. La del derecho de un manifestante, por ejemplo, a agredir a las fuerzas del orden para defender su derecho a la libertad de manifestación. Eso es una aberración, una afirmación escandalosa y si alguna vez algunos –y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra- llegaron a pensar asi o a justificarlo, los tiempos cambiaron, y llevamos ya cuatro años de un espectáculo que se repite de forma intermitente de caos y desorden en ciudades españolas grandes y pequeñas, y anarquía a base de tumultos provocados y de algaradas callejeras. Con afirmaciones como esa Pablo Iglesias se retrata como lo que es, un agitador profesional y un provocador de oficio.

Pero la señora catedrático al día siguiente del programa volvía a insistir –tumba y dale- en su blog de ABC defendiendo al buen/profesor –con el que dice no estar de acuerdo pero al que defiende con uñas y dientes (¿militancia socialista en el pasado obliga?)- y abrumando a la mala/alumna, que se ve que por no ser buena/alumna se merecía sin duda el verse acosada en público por un profesor universitario en el ejercicio de su docencia. ¡Que venga el dios bíblico de la democracia (religiosa) y lo vea! A Edurne Uriarte se le ha visto el plumero, y es de una deformación profesional que le lleva a defender como gato panza arriba –a toda costa y contra la pura evidencia- a sus colegas de la profesión, léase a los de su mismo estamento docente (¡quién hablo de casta!)

No sé si le interesa pero le puedo dar un ejemplo de mi propia experiencia, de la universidad de Gante los primeros tiempos de mi estancia en Bélgica donde acabé pidiendo (creo) no una revisión del examen qu era algo que tal vez se admitiese en teoría en los reglamentos de aquella facultad universitaria –de un país democrático (fuera de toda sospecha)- pero que era tan irrealista el exigir como lo era sin duda en el caso que nos ocupa-, no pedí pues (o me la negaron, ya no recuerdo bien) revisión del examen, sino repetición del mismo, lo que removiendo Roma con Santiago, al final se me concedió por las instancias universitarias competentes, y corrió a cargo de un tribunal extraordinario, con sus tres miembros (un respeto), con la pequeña salvedad no obstante que el tribunal se veía presidido –con fotos de la resistencia anti-fascista en Chile y no sé cuántos otros países llenando las paredes- por el mismo profesor cuestionado, o acusado de injusticia y de falta de ecuanimidad si se prefiere, el cual me volvió a suspender, estaría bueno.

Me olvidaba un pequeño detalle y era no que nos e trataba de un cualquiera sino anda menos que del que sería años más tarde ministro del Interior del gobierno belga y hombre fuerte ya entonces del partido socialista flamenco, Johan Vande Lanotte, entonces cuando yo me vi obligado a lidiar con él –curso del 90-91- estrella ascendente en al política belga como lo es ahora en España Pablo Iglesias. No son ecuánimes ni justos ni respetuosos con sus alumnos en el ejercicio de la docencia, porque no pueden serlo, tendrían que nacer de nuevo, y me reitero en lo que digo a riesgo de verme acusado de clasista (o de racista)

Arrastran un sectarismo (fanático) de padres a hijos, y alguien tiene que saber en un momento dado pararles los pies, como hizo su antigua alumna saliéndose de la clase cuando se puso a defender a la ETA ¿No le parece ya presunción bastante de injusticia y de discriminación ideológica a la señora catedrática antigua pasionaria anti-ETA, y el que después de aquello el profesor demagogo -y reo de apología de terrorismo- la acabara suspendiendo a aquella?

¡Viva tu madre, Mercedes Pérez! Lo dije y lo repito, porque gracias a tí, se han puesto de pronto a hablar hasta las piedras sobre el escándalo magno del estado actual en que se encuentra la Complutense la más importante –y más subvencionada- de todas las universidades españolas., y del comportamiento inadmisible de algunos de sus catedráticos. No solo hay que ser justo sino parecerlo, se lo dije en la cara (y en inglés) a aquel profesor belga y te lo repito a ti, desde aquí, señora catedrático (de una universidad siniestrada como la española)

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