miércoles, junio 22, 2022

VISTA A LA DERECHA ("s'il vous plait!")

 


"Macroneando" en Kiev? Un neologismo del que se habrán encaprichado los ucranios -el de "macroner"- (en francés)-, hablar para no decir nada, o sea. Lo que en déficit de imagen le habrá pasado factura sin falta con las legislativas francesas. En provecho del clan Le Pen

En Belgica están dando la voz de alarma, y la están dando nombres conocidos de mis primeros tiempos de periodistas (acreditados) aqui que me conocieron y bien cuando los medios por vez primera (en Bélgica) se ocuparon de mi, y emprendimos unos y otros precisamente entonces unas trayectorias que no debian encontrarse -más que en los titulos o editoriales- de la gran Prensa- como afectivamente así fue.  Y todos esos y esas de los que no puedo desprenderme del sentimiento que  engordaron (un decir) o treparon o medraron política e ideologicamente -con lo que digo todo o casi todo- y fue (y con cuánta chunga y carcajadas como cabe de suponer, aunque sólo fuera un poco) a costa de mí, todos ellos como digo se ven ahora literalmente obsesionados con la crecida en apariencia imparable de la extrema/derecha (sic), como si ese fenómeno en principio imprevisible y no poco trivial a la vez y anodino que arrastran en sus miedos y fantasmas, les amenazase a ellos y sus poltronas y a sus tribunas y a sus púlpitos donde pontifican y peroran, y a sus sueldos (merecidos, no digo que no) y a sus standing o nivel de vida y tambien a la democracia de la que ellos viven o que les enseñó más bien a triunfar (y a vivir, tan bien)  

 A ellos y  también a todo ese cuento de buenos y malos y ese mundo o esa realidad (sic) que no es más que una bur-bu-ja y nada más, por más que fuera grande por demás o mucho más grande que la otra en la que nosotros vivimos o en la que ellos más bien nos vieron y se empeñan y empecinan en vernos así y nada más que así. Todo eso les inspira o les inflige el triunfo -histórico pero menos- del rebautizado -en "Rassemblement"- Frente Nacional del que ya aquí dejé sentado en alguna ocasion lo que opino o lo que siento: de ese asesinato ritual del padre (consintiente) que parece ser el precio de peaje que el sistema (democrático) draconianamente impone a los que no se conforman a la norma aunqe sólo sea en un pelín, que pese a ello quieren seguir jugando el juego o simplemente el poder siguiendo vivir (....) 

Con lo que decir estoy queriendo  que me deja bastante frío e  indiferente ese triunfo de Marine le Pen, -en el plano mayormente personal, al menos yo lo veo así- después de haberme pasado años -cuantos ya!- lampando por un escenario así. Y no es personal lo mio, ni "familiar" tampoco, no lo creo, sino que es más bien el desafío que sigo viendo bien pendiente e irresuelto y gravitando a mi juicio hoy y ayer sobre los destinos y los caminos y la saga del clan o de la familia Le Pen. Lo que los que aquí me leen no tendrán dificil de comprender. Y es en lo que escribo con el corazón como quien dice en la mano del desenlace de las recientes elecciones andaluzas y -como inseparable corolario- de los gajes y avatares del sueño andaluz, andalucista. O andalusí. 

De esa pesadilla cruel (sic) del sueño de una España sin Reconquista (díxit Claudio Sanchez Albornoz, en su obra "De la Andalucía islámica a la de hoy") Reconquista -en francés "Reconquete", del partido de Eric Zemmour (...)-: y la caja de los truenos y relámpagos se abre como obedeciendo a una consigna irresistible ante esa palabra y el nombre aquél. Como si con ellos la Historia de España se echase encima del pasado que no pasa de la nación vecina, haciendo de ello y de aquella poco mas que su rehén. Con lo que no estoy queriendo -mi palabra!- reencender el choque de culturas, sin meter no obstante la cabeza debajo del ala como el avestruz. Vista a la derecha en Francia como en Andalucia! Ante los nuevos tiempos y los nuevos vientos con los que tenemos que acostumbrarnos y aprender con ellos a vivir, y no sólo a sobrevivir (....) Y digo bien (....)

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