viernes, junio 10, 2022

MI HEREJÍA NACIONALISTA Y EL DIOS PAN


 

Albrecht -Berten- Rodenbach, padre fundador del movimiento flamenco (Vlammse Beweging) Muerto (1880) -de tuberculosis- con 26 años de edad. El alcatraz marino patiazul -Blauwvoet, presagio de tormentas- que él erigió en simbolo nos parece hoy un pájaro de mal aguero en verdad. Del triste destino (individual y colectivo) del movimiento y de su fundador: lo que de ellos sin embargo me fascina. Por razón de solidaridad con los parias y los herejes (sic) y los emplazados (como así me veo yo)

Pajaro de mal agüero, es lo que me viene a la mente por cuenta del nacionalismo flamenco y (si se puede hablar asi) de su padre fundador, el poeta Albrecht -Berten en diminutivo flamenco- Rodenbach, y del poema o himno que le ganó la inmortalidad "De Blauwvoet", que -pisando huevos en tan movedizo y debatido (entre belgas) "estado de la cuestión"- se traduce o se puede traducir al español (en léxico de avicultores), con serias reservas sin embargo, por patiazul, ejemplar de la especie del alcatraz marino, con el que se ven ilustrada las estatuas y estampas que de él perduran. Aunque sus detractores en un claro designio demitificador vean en el nombre no más que una clara alusión -en base a una de las obras de carácter histórico de Hendrik Conscience, en el que aquél se fundó, otro de los padres fundadores del (Vlaams) nacionalismo- y era a una de las banderías que dividieron -y ensangrentaron- la localidad de Veurne (Furnes en francés) -entre los Blauwvoet (clase baja neerlandófona) y los Isengrim (francófonos de la pequeña burguesía, o "franskiljoens")-, en la Baja Edad Media (principios del siglo XII), en aquel rincón de Flandes Occidental (Westhoek) 

Un pájaro (o pajarraco) que sólo aparece y se le ve volar, cual señal o vaticinio de tormentas. Como la que desencadenó -en un vaso de agua dirían sus detractores y malas lenguas- la irrupcion entre medios católicos estudiantiles de los brotes primerizos del movimiento flamenco (Vlaamse Beweging), matriz o tierra o caldo de cultivo del nacionalismo flamenco ("flamingant") De funesto augurio como el que parece asi a primera vista haber presidido la corta existencia del poeta, muerto (de tuberculosis) con veintitrés años (veintitrés) sólo de edad. Muerto al nacer se diria, el nacionalismo flamenco en una suerte o destino análogo al del catalán. Y no es una idea personal -a mí que me registren-, la de unir el destino de dos nacionalismos (lingüísticos), lo que se exime aquí de mayores abundamientos, que ya me explayé -en mi libro "Cataluña en guerra"- largo y tendido sobre el particular. Con una diferencia mayúscula y es que la disidencia lingüística aquí no lleva como allí la marca o el estigma de la guerra civil (...) ("aquí" por Flandes, y "allí" por Cataluña, no se me malentienda)

Que el elemento diferencial -lo que les da su mucho mayor  marca de identidad- es mucho más visible a la hora de diferenciar o de distinguir francófonos y neerlandófonos (léase valones y flamencos) que el catalán del catellano (o "el griego del catalan") Fenotipo rubio/azul o rubio a secas -"blond" en flamenco y en francés (igual, por qué será?)- en los unos que se funde o difumina no obstante al sol, al contacto de la vida cotidiana y al rasero de la (nuda) realidad. Juego de espejos en los otros, de imágenes, la de uno mismo, y la de su imagen y de su leyenda, en nuestro contencioso o problema doméstico (catalan) Y sin embargo (...) "Eppure se muove", o en otros términos, que no nos deja indiferente a los españoles la historia del nacionalismo flamenco -doy fe de ello- ni su historia ni sus mas ínfimos brotes de actualidad.  (....) Como una fe o una religión, o una herejía , sí, va a ser eso, lo que aqui entendemos confirmar (sic): la del nacionalismo tanto el del tipo (más o menos) "local", que del nacionalismo misional (José Antonio Primo de Rivera díxit), del que siempre hasta hoy nos reclamamos en verdad.

La solidaridad de los herejes, de los parias, de los emplazados: es lo que me inspira la historia y el destino de los flamencos nacionalistas, por eso no me decidí nunca a romper (del todo) con ellos, pese a los desplantes y a los vilipendios y a las afrentas (y paro de contar), y por eso me erigí siempre -como español en Flandes- de puente (sic) de entendimiento -o eco lejano de una llamada vocacional? puede que lo sea, no lo puedo afirmar- entre una y otra mitad lingüística, léase a uno y a otro lado de la línea de trincheras, divisoria, que fractura a este país por la mitad. 

Y por eso me fascina el romanticismo de su destino tan aciago (individual o colectivo) (....) Y por eso, su grito de guerra me hace vibrar: Viva Dios y la Patria! (Leve God en Vaderland!)   Un Dios -por qué debería negarlo?- mucho más lejos del Dios bíblico (celoso y castrador) que de la risa alegre y de los sueños eróticos del dios PAN. Un Dios pagano y pre-cristiano (sic), para qué lo iría a ocultar? Y una herejía (sic) -la mía- como el "socialismo patriótico" de Mussolini-, lo que en este artículo me decido a confirmar

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