domingo, febrero 12, 2017

Lolita Cruel

Te enfadas y desenfadas,
mujer, digna y más aún, mujer
que no quiere que se le vaya
el gorrión como la otra vez

posándose junto a ella
ahora ¡tantos años después!
Que eras sólo una chiquilla
entonces, y casi ni me fijé

cuando allí te vi ¿te acuerdas?
Que a fe mía que yo no olvidé
y sólo ahora en cambio mi amor
fue verte ¡y te deseé!

Por la prosa que te escondía
que daba un realce ¡pardiez!
a la poesía de tu estampa
de ese verso que quieres ser

por eso ahora te sueltas
irrumpiendo amor como un pez
en el estanque de mi vida
(buceando y buscando ¿el qué?)

como una alegre mariposa
...o una serpiente de cascabel
que quiere picarme a traición
por eso no te dejas ver

más que en veces muy contadas
¿y que sé yo de ti? Dime ¿qué?
Que eres capaz de lo insólito
de poner todo del revés

de pararlo todo en redor
¿te acuerdas del gentío aquél?
Con tal que me fijase en ti,
y lo lograste (¡a las de tres!)

Que sólo se oía tu voz
y sólo la oía yo amor ¿por qué?
Que es que me estabas llamando
sin querer darlo a entender

con esos rollos y ardides
que nunca aprendemos bien
los hombres ¡Pobre de mí!,
presa de una Lolita cruel!

lo que tú amor te propones
lo que de mí quisiera hacer
la Lolita que duerme en ti
¿o crees que es que no se ve?

Que sigues siendo esa niña
que se negaba a crecer
cuando te conocí mi amor,
todo reírte y correr

y hoy aún sigues (casi) igual,
¡pero ahora me quieres morder!


Corza fina de ojos bellos
de mirar serio y aires alegres
que te cruzaste en mi vida
y ya no me sueltas ¡ni adrede!

Que mirabas divertida
cuando te conté el incidente
¡Gajes de la bohemia
de una poesía de noche!

Poesía de amor, de malditos
que me nació a la intemperie
a la luz de las estrellas
soñando de noche, valiente,

con mujeres de otros mundos
con el amor que no muere
con un cuerpo (y pies) de mujer
¡senos prietos, pisar fuerte!

Esa es mi fe y mi religión
que amaneció en mi alma ardiente
al cabo de mi transitar
por el Valle de la Muerte

pero no quiero hablarte de eso
que ni te interesa ni entiendes,
que nuestro último encuentro amor,
no se me va de la mente

cuando me di cuenta cariño
que todo es posible si quieres
que lo que era sólo un sueño
se hizo cuerpo en ti (turgente),

de unos andares elásticos
de un talle esbelto y luciente
de una estampa de doncella
que se planta y no se mueve

Dos vidas se cruzaron mi amor
en la noche de frío y fiebre
dos rumbos que se fundieron
en una elipse ¡qué fuerte!

Y volveré a encontrarte, lo sé,
por mucho amor que me aleje
que el imán que nos atrae
se llama Fatum (¡me puede!)

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