martes, abril 08, 2014

"RESPUESTA ESTUDIANTIL" CARTA ABIERTA DE UN JOVEN DE (CASI) SESENTA Y CINCO AÑOS

En esta obra de reciente aparición que me devoré literalmente a mi paso por Madrid días pasados, se reexhuma la memoria de la guerra civil en la Ciudad Universitaria madrileña por donde acabó entrando -en forma de cuña (...)-  la victoria del  Primero de Abril del 39 y por donde acabó entrando también -en los años que yo por ella pasé-, con veinte años ya de retraso (y casi invisible como a escondidas) nuestra derrota en el 45. Así todo se explica y sin ese dato -de nuestra derrota mundial- no se explica nada de lo que los universitarios de mi generación (cada uno a su manera) vivimos -y arrostramos y soportamos- entonces. Y es algo -de pronto se me antoja- que cierto brotes generacionales de juventud universitaria parecen haber acabado comprendiendo de nuestros días. Asumir las derrotas, de primer paso hacia la Victoria
No conozco en directo a nadie de Respuesta Estudiantil. No les conozco, no sé mas que de su portal y de sus actividades, actos y manifestaciones que vienen con cierta regularidad encontrando eco en los medios.

Las navidades pasadas, en mi penúltima visita a Madrid, me di un garbeo a pie -del que aquí ya di cuenta- por la Ciudad Universitaria en estado de siniestro (casi) total o al menos, esa es la impresion que daba al transeúnte, los mismos edificios de siempre con cuarenta años encima que es no poco, y pintadas partidistas -en su mayoria de extrema izquierda- acentuando la impresión de mugre (y de derrumbe, y de desahucio) en puertas y fachadas, estatuas, placas, letreros, por todas partes.

Y vine a pararme en un momento dado al pasar, por Filosofía B, la antigua facultad de Políticas y Económicas donde yo estudié -un decir porque estamos siempre o casi siempre en huelga y no tuvimos nunca muchas clases- ante una especie de dazibao que era el nombre con el que se conocieron en los medios occcidentales los carteles murales en lugares públicos en China durante la Revolución Cultural, donde se denunciaba -como un lamento jeremíaco (asi sonaba al menos)- un pulular (o asi interpreté yo lo que querían decir por lo menos) de grupos de extrema/derecha en el campus, y donde los de Respuesta Estudiantil se veían puestos en la picota, como los peores de todos (léase los más facistas y los más peligrosos)

Me topé (recuerdo ahora) por primera vez con su nombre (creo recordar) justo a seguir al acto de Montjuich el pasado doce de octubre por unos incidentes que habian protagonizado en la Universidad de Sevilla cuando habian pretendido sumarse a unos actos de protesta masiva del estudiantado organizado y controlado y dirigido por los que mandan hoy en la Universidad española por supuesto y se vieron obligados a un retirada estratégica que no dejaba de tener su estilo, y que fue sin duda lo que mas me llamo la atencion de ellos.
Primavera del 42. La Legión Valona de Degrelle (en la foto) marcha hacia el Caúcaso, donde unos meses mas tarde estarían a punto de verse ellos también cercados, junto con el grueso del cuerpo expedicionario alemán tras la derrrota de Stalingrado, de lo que les salvó una oportuna retirada estratégica. Stalingrado fue una derrota más, ni fue la puntilla a la Alemania nazi -que aguantó aún dos años y medio sin desplome alguno- ni la derrota alemana estaba escrita en los astros
No se fueron las orejas gachas (como otros y no doy nombre), no, sino que aquello sonaba más a un darles la puerta en las narices a los guardianes de lo políticamente correcto (y a sus peones y a sus secuaces y peones y matones violentos) que a todas luces manejaban el cotarro en el campus sevillano, y se la dieron con gran estruendo mediatico por cierto.

Las retiradas como las derrotas no son un mal en si ni mucho menos el mal absoluto en la medida que no significan necesariamente la derrota final (o absoluta) y se ven cargadas en cambio de lecciones y moralejas tan preciosas tan a menudo.

Y esa fue una leccion (crucial) de la segunda guerra mundial que retuve de unas declaraciones -recogidas en libro- de Leon Degrelle, a proposito de Stalingrado, -cuando él y su Legión Valona escaparon por los pelos a verse ellos también cercados tras la derrota alemana aquella, junto con el grueso de un cuerpo expidicionario alemán que para entonces iban ya Caucaso adentro- que el lider rexista presentaba no tal y como se habrá presentado invariablemente en la historiografia en vigor (hasta hoy), como el antes y el después en la marcha del conflicto sino como una derrota más apenas en el conjunto de una guerra, hechas de victorias y de derrotas.

Y que a Degrelle no le faltaba razon lo probaria e ilustraria justo a seguir a Stalingrado el desenlace de la batalla de Krasni-Bor donde se vio diezmada la Division Azul que gracias a su sacrificio rompió el impetu de la ofensiva soviética ("Estrella Polar") y acabó haciendola encallar desbaratando así la maniobra que perseguían con ella los soviéticos de romper el cerco de Leningrado y de cercar al mismo tiempo -lo que no consiguieron- a todo un ejército alemán numérica y estratégicamente tan importante como el VI Ejército de Von Paulus, el que acabó rindiéndose en Stalingrado, y así el cerco alemán en torno a la antigua San Petersburgo pudo proseguirse un año mas todavía. Todo depende pues, en tratándose de derrotas y en retiradas, de como se ejecutan y como se asumen al mismo tiempo.

Y ya digo que a mí la retirada estratégica de los de Respuesta Estudiantil del campus de Sevilla me convenció, sin duda porque por el estruendo y la atencion que se ganaron en los medios y la compostura y el estilo de los que supieron dar muestras hicieron que su aparente derrota -la de verse obligados a desalojar- se convirtiese en una importante victoria psicologica, en el plano sobre todo de la guerra de propaganda.
Martín Heidegger sigue siendo considerado por muchos como el pensador más importante e influyente del siglo XX pese a lo innegable de su compromiso político con el régimen nazi. Incluso en pleno auge de la campaña de descrédito montada contra él a raiz de la publicacion de un panfleto de denuncia en contra suya de un comunista chileno (que había sido su alumno), justo antes de la caída del Muro, en la Universidad Libre de Bruselas (fuera de toda sospecha) profesores y alumnos le defendían de los ataques, de lo que fui testigo. Heidegger, seguidor y partidario del ala radical del movimiento nazi, fue rector de la universidad (alemana) de Friburgo tras la llegada del nazismo al poder y hasta la Noche de los Cuchillos Largos (30 de junio de 1934)
Y del incidente se desprendía un moraleja además no poco cargada en el plano historico, y era lo dificil y penoso que resulta perssitir (como el dar golpes contra el aguijon) en ese empeño -como un viejo sueño nunca del todo enterrado (y que compartio por cierto en sus años universitarios el que esto escribe)- que persiguen todavía algunos de arrebatarles la banderas reivindicativas a una izquierda universitaria que de una cierta medida acabó ganando la guerra civil en los campus de las universidades españolas hace ya cuarenta años (y más, digamos desde finales de los sesenta)

Está claro no obstante para muchos en lo sucesivo que su hegemonía tiene, a un futuro mas o menos a corto plazo, los días contados, y los indicios y pronósticos de ese declive ineluctable no hacen más que agolparse en el horizonte inmediato de un tiempo a esta parte.

Y un botón de muestra inmejorable lo es sin duda el auge de Respuesta Estudiantil y otro también, el caracter violento del que se va revisitiendo increscendo la protesta de la izquierda cada vez más desbordada por los radicales anti-sistema como se habrá puesto de manifiesto en la recientes jornadas de huelga en la Universitaria madrileña, entre síntomas clarisimos de estar enajenándose a marchas forzadas la gran masa del alumnado. Juventud divino esoro, decía el nicaraguense (mestizo) Rubén Darío, la juventud es la llave -una de ellas- del futuro, vinieron a decir de forma mucho más prosaica los Protocolos de los Sabios de Sion (un respeto)

Que la otra llave del futuro en aquel texto a todas luces verídico -y del que nadie puso en duda la historicidad en el (largo) período de entreguerras-, lo era el poder e influencia de los medios de entonces, algo que los medios de hoy día habrán mutiplicado exponencialmente hasta la enésima potencia.

Yo soy también -por paradójico que les puede parecer a algunos, en alguien tan interesado (tan preocupado dirán) por la historia y por el pasado- de aquellos que tienen apostado por el futuro, en otros términos por la juventud actual (española y europea) Y en particular por la juventud universitaria, sin excluir por cierto a los jóvenes que no lo son. Sin dimitir en nada de forma alguna, en lo que sea. Sin halagos improcedentes y sin negarles tampoco la misión de liderazgo y la tarea de magisterio que el futuro les tiene reservado.
Escena habitual en la Universitaria madrileña los años del tardofranquismo. De guerra civil larvada, asi me pareció de antiguo, a mí que (grosso modo) no participé en aquella movida, ni en su represión tampoco. Aunque para ser verídicos, la sangre no llegara casi nunca -nunca- al río (...) Estampas de anarquía y del caos que siguen fatalmente a una derrota, así es como hoy las veo. Léase, a la rendicion pactada del régimen en el 45. ¿Qué hacer con la Universitaria madrileña? La pregunta del millón. ¿Demolerla y construir une nueva? No para borrar la memoria de la Victoria, sino la derrota -sin lucha, vergonzosa- que se seguiría
Es cierto que Ramiro escribió aquello que los puestos de mando en el nuevo estado (de sus sueños e ideales) debían serles vedados a los mayores de cincuenta años. Todos mis años de universidad, los de mi generación, se vieron en cambio marcados y surcados a la vez por un lamento inconsolable y era que aquellos jóvenes líderes de los años treinta -en lo que a España se refiere- se vieran (como dijo Heidegger) "inmolados antes de tiempo", léase sin tiempo bastante de legar una obra consistente -léase mínimamente extensa y significativa- a las generaciones futuras (por mucho que se adornasen sus escritos del rótulo de obras/completas)

El saber reconocer los yerros del pasado es ya el primer paso hacia la victoria. Y el autor de estas líneas en lo que le concierne arrastra una obra -no poco autocrítica- en gestación o en ciernes que viene virtiendo y colgando en la red desde hace ya años.

Y no es que pretenda -nótese bien- sentar magisterio por la via del ordeno y mando, o de un mandato jerarquico o autoritario del que no dispongo. Eso no me dispensa no obstante de sacar a a luz lo que no se merece quedar en el anonimato ni me impide tampoco el ofrecer lo que produje hasta hoy y lo que espero producir aún a esas nuevos brotes generacionales volcados hacia el futuro y cargados de promesas.

Y esa es mi oferta a Respuesta Estudiantil, en forma de carta abierta

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