miércoles, abril 30, 2014

JOSÉ ANTONIO VOLVIÓ DE BERLÍN ESCANDALIZADO

En esta biografía josentoniana se recoge una foto de la estancia de José Antonio en Berlín, en compañia del barón Arnold Von Engelbrechten, miembro del partido nazi (Primero de mayo de 1934) De su breve encuentro con Hitler -que sus devotos se empecinaron en negar siempre- José Antonio, a tenor del silencio sepulcral que guardó al respecto después, volvió profundamente escandalizado, lo que se reflejaría en su célebre (y ambiguo e imprudente y tendencioso ) discurso del Cine Madrid, y que sellaría a no dudar su destino y su final tan trágico (y desdichado)

Al aproximarse de las elecciones la temperatura política e ideológica sube y también el tono de las intervenciones en público, en los medios yo en la red. Y para no detonar me he puesto a pasar revista a ciertas preguntas sin repuestas o cuestiones irresueltas que siguen a sol y asombra a algunos se diría que de por vida. Ayer recogí aquí e tono polémico l evocación célebre de José Antonio a la invasión de los barbaros, que era la fórmula que él utilizo copiada de Berdiaeff- para designar a la revolución rusa.

El signo magno del siglo XX lo fue la confrontación entre el nazismo (léase los nazi fascismos) y el comunismo soviético, en su misma considerada y en sus desenlace. José Antonio en su discurso del cine Madrid que algunos recitábamos –e invocábamos- como palabra de dios en nuestros años universitarios declaro que en la revolución rusa iban escondidos los gérmenes de un orden futuro y mejor. Fue profeta el fundador de la Falange. Si en la medida que la Unión Soviética salió ganadora en el 45 de su enfrentamiento con la Alemania nazi.

No en la medida que si la Unión Soviética (de Stalin) gano la segunda guerra mundial fue al precio de estrangular la revolución bolchevique que la había engendrado. Y fue sobre todo profeta de calamidades en la media que la revolución rusa fue sin duda la mayor calamidad del siglo XX. Y no fue fiel a la memoria en la medida que el III Reich se erigió –fiel a una intuición históricamente justa y certera, aunque errase (trágicamente) en sus postulados o en alguno de ello solamente- en su defensor mientras que el bolchevismo suponía un arrancar de raíz toda la memoria seminal del Occidente y de la civilización europea.

Y es altamente significativo (sintomático) que esa opción preferencial de José Antonio en el concierto de la política europea de entonces por los unos en detrimento de los otros, sea reivindicada ahora por alguien de ascendencia alemana, como me consta de algún caso. Que sin duda de una forma u otra viene a rengar de sus raíces con la coartad joseantoniana como anillo l dedo, en la medida que es hoy un hecho históricamente comprobado que José Antonio volvió de su viaje de Alemania –y su encuentro con Hitler- decepcionado y escandalizado. Y que se escandalo gravitaría no cabe más de cerca en su suerte infeliz y en su final tan desgraciado. Vae soli! (reza la biblia) Ay de los solitarios! Y es que antes de caer preso, José Antonio era ya un hombre aislado (y sentenciado)


(Y aquí recojo en sintonía con lo que acabo de escribir uno de los poemas que acabo de recuperar en la red de los que colgué en la blogósfera de Periodista Digital el año pasado (tras una excursión dominguera a las Ardenas belgas, teatro de uno los bombardeos aliados más feroces de la segunda guerra mundial, hoy por supuesto enterrado en la memoria)

Lo germanófilo en mí
20.05.12 | 15:16. Archivado en Poesia a mi gusto (o a disgusto)

¿Universo mundo (traidor)
o galaxia de microcosmos
extraños unos a otros?
Sin duda de todo un poco
¡Qué microcosmos el belga!
De dialectos del neerlandés
en Flandes (como en Holanda);
en la zona Sur (valona)
en cambio, en sus Ardenas
profundas, duras y frias,
la linde lo es el paisaje,
rural...feudal: un pasado
a sus montículos colgado,
pegado al suelo (indeleble)
asentado y replegado
en lo hondo de sus valles
mirándose bien en sus ríos
-de lo alto de sus puentes-
que fluyen por todas partes
¡Alto Medievo europeo!
De mazmorras y castillos
y de puentes levadizos;
de señores "de horca y cuchillo"...
de honor y de hombría también,
mas valientes que ninguno
sin traicionar su palabra
leales consigo mismo,
y a su ideal redentor
porque el feudalismo murió
hizo implosión, se hundió
con la primera Cruzada!

Y recorriendo las calles
y oteando alrededores
-sus alturas y rincones-
de la Roche-en-Ardenne, florón
de aquel Luxemburgo antiguo
del "régimen español",
el pasado más reciente
-como mi sombra al marchar-
se pegaba a mis zapatos
¡Qué joya excelsa...y qué hoya
infernal bajo las bombas
(¡tchiss!) en el Cuarenta y Cinco!
¡Villa mártir la Roche!
-la pequeña Dresde belga-
de la Otra Memoria
de la batalla aquella,
resucitando ahora en mí
en las escenas de un film
de propaganda de guerra
y en unos nombres heroicos
-Skorzeny, Von Manteuffel,
Model y otros muchos (¡sin fin!)-
de una memoria castrense
que siempre llevé conmigo
sin miedo y sin tacha ¡fiel!
(lo germanófilo en mi)

Que me templo y me galvanizo
en mis horas más negras, si,
en mis trances más críticos,
mas tremendos y difíciles
cuando todos me miraban
haciéndome corro en redor
presas de estupor (o ¿de espanto?)
y de ellos todos la excepción
-sin verme yo mismo- era yo
Y entre el haz de las miradas,
o el mar de oídos al quite
o haciéndose lenguas de mi,
te escurriste en la sombra tú
allí por donde pasé yo

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