Y entre los cargos o suposiciones del orden médico y clínico en HITLER, que venimos pasando en revista aquí, en base a la obra que estamos abordando sobre el historial médico del Fuhrer, figura la de la drogadicción -a la que contábamos reservar (y cómo no!) una entrada en especial-, puesta por lo demás de relieve en una obra reciente. Y es en el marco de un fenómeno de gran alcance en Alemania bajo el régimen nazi, del uso y consumo de un tipo de medicación -mayormente por la vía intravenosa-, a base de estimulantes, anti-depresivos, calmantes, hormonas y esteroides-, compuesta principalmente de anfetaminas -como PERVITIN de venta libre y autorización legal, sin ningún tipo de receta-, e incluso otros fármacos más potentes (a base de morfina, como el EUKODAL) Y sobre todo, la generalización y el uso de drogas en la Alemania nazi fue un fenómeno estrechamente ligado a la II Guerra Mundial y a la marcha de la guerra, como se probó en los primeros meses de aquella, en la fase de guerra relámpago -Blitzkrieg-, por el uso y consumo de fármacos de combate entre las tropas alemanas, con una influencia fulgurante y decisiva -en las divisiones acorazadas, como lo reconoció el mismo general GUDERIAN-, y en particular, en las tripulaciones de los carros de combate,
Y en cualquier caso, dan muestra de un anacronismo tan injusto e irritante como falaz, todos esos artículos últimamente aparecidos en tromba -como obedeciendo a una consigna- en los medios españoles sobre el tema, y comparando o asimilando -e imitando su jerga-, ese fenómeno específicamente alemán, con otros fenómenos de muy otro cariz, como lo es el narcotráfico. Y aquí salgo yo al quite, fuerte de mi experiencia de cohabitación forzosa o semi-forzosa con el medio de la delincuencia (o incluso del crimen)- y del epifenómeno que les acompaña a sol y a sombra -menos de luz a fe mía que de sombra- a saber, el del trafico y de los traficantes, y de todo y todos los que le rodean. Con los que no transigí nunca ni en el trafico propiamente dicho -ni dentro ni fuera de los barrotes- ni en ese otro epifenómeno que es el consumo de drogas, y por vía de consecuencia, ni en ese otro fenómeno menor de la adicción o de la dependencia: dependencia, de quién? Del narcótico o de la droga en primer lugar, y del traficante después, que es el que suministra aquella.
Con la fuerza moral, que me da, como digo no haber traspasado nunca las líneas rojas, ni del consumo de drogas -de las que crean me refiero, propiamente adicción- ni de los lazos de cooperación del grado o de la naturaleza que sean con los traficantes y con todo aquello (como un enjambre de moscas, o de avispas o murciélagos) que les rodea. Con la fuerza moral pues de afrontar o de abordar en el plano de la Historia, la pretendida adicción de un individuo, Hitler, y de todos sus partidarios y de todo un pueblo, Alemania bajo su gobierno. Y empiezo o embisto, negando la mayor, y es que si hay algo que se puede negar en la figura del Fuhrer, y en todos aquellos sobe todo que le cargan -en la obra, sin ir más lejos que aquí estamos comentando-, con acusaciones de delirio y sueños de grandeza, u otras semejantes o parecidos, como la de narcisismo y otras lindezas- no es más que la ausencia de alguien entre los cercanos a él, a lo largo de su trayectoria en política a los que de una forma u otra el Fuhrer hubiera prestado vasallaje o dependencia, Él, el lider supremo y guía, tan libre de ataduras y tan independiente por propia definición que fue capaz -su culpa? su gloria, o su grandeza ?- de arrastrar al mundo entero (en su nombre) a una guerra (...)
Y aparto de un plumazo la objección -como el "sed contra" de la filosofía escolástica- que algunos no faltarán de lanzarme a mí, y es en razón de aquellos que le ayudaron en su marcha hacia el poder y a la Cancillería de una forma u otra, y pienso en particular en el de mayor peso e influencia en él de todos ellos, en una primera fase al menos de su trayectoria, léase hasta la Noche de los Cuchillos Largos, y todos ya saben a quién me estoy refiriendo: al unico de su entorno que se atrevía a tutearle. A quien trataba de "amigo". Y tras aquello, el Fuhrer se quedaría sin aliados. Solo frente al Destino. Y tras la mayor, niego también la menor: el (presunto) deterioro o degradación -secuela fatal de la drogadicción- de sus facultades físicas o mentales, de lo que no hay ninguna prueba y muchos visos en cambio, o evidencias a contrario. Aguantando hasta el mísmísimo final, manteniendo la disciplina, y marcando (entre los que le rodeaban), él solo, y sólo él, los tiempos (...) Pese a lo que nos quieren seguir vendiendo aprendices de brujo de la "Bien Pensancia", con ayuda o auxilio de los medios. Tanto en su puesto de mando cerca de las líneas de frente, como en el bunker de la Cancillería en sus últimos momentos. Se drogó o arrastró a drogarse a sus sufridos compatriotas y a sus fieles adeptos? Ley de guerra, y secuela inevitable al final de la Derrota Total. Pero no consiguieron cogerle vivo, ni ponerle la mano encima, ni vivo (y salvo prueba-creíble- en contrario) ni tampoco muerto (*) Como sucedería con otros líderes de aquella época en la mente de muchos (2). Y con un caso mucho más reciente, en la memoria de todos (3)
Liberación -en una operación (relámpago) de comando- de MUSSOLINI, detenido en un hotel de alta montaña en el GRAN SASSO (montes ABRUZZOS, cordillera de los APENINOS. 12 septiembre 1943) A la izquierda del Duce (en la foto), el jefe de la operación, Otto SKORZENY, coronel austro-húngaro de las WAFFEN-SS. Figura carismática en la guerra y en la posguerra. Absuelto en el tribunal de Nuremberg de todos los cargos en contra suya, y tras pasar por un campo de "des/nazificación", se escapó rumbo a España (27 de julio, 1948), donde encontró refugio hasta su muerte, en Madrid (1971), a los 67 años. En la obra aquí comentada -sobre el historial médico del Fuhrer-, se le menciona por haber pedido dosis en cantidad (un millar de pastillas), para sus tropas, de D-IX, fármaco de combate autorizado por el régimen nazi, a base de cocaína (5 mg.), de metanfetamina, marca PERVITIN (3 mg.) y de otro fármaco de combate, Oxicodona (5 mg.) -marca EUKODAL, sustituto (en más potente) de la morfina.
ADDENDA. En el aeropuerto de Barajas (Madrid) tuvo ocasión de saludarle -en un encuentro casual, y no menos cordial-, poco antes de la muerte de él, mi difunto padre
(*): Y todas las aseveraciones en sentido contrario registradas en las páginas finales de la obra que comentamos, emanan esencialmente de fuentes soviética, sujetas pues a caución y a puesta en entredicho
(2): Y pienso en particular -"comparaciones odiosas"(?)- en Benito MUSSOLINI, el Duce (y en su compañera) Y en el jefe y fundador de la Falange, José Antonio PRIMO DE RIVERA
(3): La ejecución en retransmisión mundial -"global" en directo- de Muammar GADDAFI, en unas escenas (indelebles), que hicieron visibles, aunque (sólo) verosímiles -como ya lo dejé escrito en uno de mis libros- las circunstancias que rodearon la muerte de JOSÉ ANTONIO en Alicante.
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