NECROLÓGICA SIN ODIO

No la odié, que conste. Incluso esas fotos tan desafiantes si bien se mira, merecen valor y estima desde el punto de vista del diseño gráfico -y del arte de la fotografía- aunque sólo sea. Y de la revidicacion de la Mujer/mujer. Al fin y al cabo no venían mas que hacer visible a los ojos de todos y en particular a los propios interesados, miembros de la institución castrense, algo que se les había cuidadosamente ocultado durante décadas, a saber la rendición (sic) del régimen de Franco a los aliados en el 45, de lo que aquellas instantáneas venían a ser ilustración cegadora a fuer de reveladoras y de deslumbrantes. Tras acabar viéndose mandados por un mujer embarazada heredera -por la vía de la filiación sanguínea- de la memoria de los vencidos del 36. Manos blancas no ofenden, y por eso ya digo que esas fotos entran dentro de lo soportable. Lo que no fueron en cambio otras instantáneas del periodo que Carmen Chacón fue ministra. Y me refiero a las escenas -propiamente insufribles- de la muerte del coronel Gadafi, a la que de una forma más o menos directa contribuyó la entonces ministro de Defensa, participe -en la escala de mando- de la operación de la OTAN contra el régimen libio y su líder. A pesar de que era uno de los “suyos” (a mí que me registren): miembro de la Internacional socialista y amigo fiel de la Unión Soviética. Se acabó expatriando ella también. En algo pues unió el destino trayectorias tan dispares, como la suya y la mia. No la odié, ya digo