miércoles, abril 19, 2017

LO TAURINO Y YO

Conocí a Ian Gibson en la Feria de Libro de Madrid hace unos años, cuando le vi -yo al pasar junto a él- firmando libros en un estand y me acerqué a saludarle, no sin escatimarle comentarios críticos hacia sus posturas que acogió sin muestras de desagrado alguno y me quedó de él una impresión cordial a pesar de lo mucho que me sentía indispuesto -en el plano de las ideas- en contra suya (como lo seguí estando hasta hoy) Y ahora cual será mi sorpresa que le veo retratado en un acto publico -de presentación de su último libro- en compañía del anterior secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con el telón de fondo de la estampa gigante -y campestre- de un toro bravo. Para un irlandés, el ser taurófilo tiene merito, hay que reconocerlo. Cabe en cambio preguntarse si la tauro-filia -que exhibía junto a Gibson- del ex secretario del PSOE, en Madrid, la destaparía tan abiertamente en otras regiones españolas, en Cataluña por ejemplo donde parece tener tantos partidarios. Dudé en el tema taurino, lo confieso, y me desconcertaron un tanto amigos catalanes, que asistieron a una conferencia que di el pasado año en Cataluña, y que veían en la fiesta-y así me lo hicieron saber sin ambajes- una degeneración de la raza peninsular (de la que sobreentendido, las esencias más puras se habrían conservado por encima del Ebro, léase del frente de Gandesa de cuando la guerra, aunque esa referencia les hubiera chirriado a mis amigos catalanes en los oídos) Unos meses mas tarde se me disiparían todos los resquemores tras una corrida a la que asistí en las Ventas una bella tarde del mes de junio de sol -y de quirófanos (...)- , la segunda a la que asistía en mi vida en una plaza -la primera (de muy joven), una novillada de pueblo, borrada prácticamente de mi memoria-, en compañía de mi hijo, que me sirvió de test de mi propia actitud. Pues bien, mi hijo -crecido y educado fuera de España- apreció, a pesar de los pinchazos y de las cogidas (de gravedad una de ellas) y esa actitud suya (de neófito) disipó los últimos reparos que en mi subsistían. Sigo en mi trece, la tauromaquia en su origen, fue un arte marcial nacido en los siglos de Reconquista, y como tal se encuentra fuertemente anclada en nuestra memoria colectiva. Y lo ilustra esa aversión anti-taurina del integrismo musulmán tan prototípica. Moraleja (sin moralina), dime quien te desprecia (injustamente) y te diré quien eres.

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