domingo, marzo 05, 2017
PRESTON DIFAMADOR (Cuaderno de a bordo n° 21)
1. Interminable caso Fillon. Extraña unanimidad de los medios españoles en contra suya. Análoga a la unanimidad de la que dieron muestras en la crisis de las armas químicas en Siria. Todos los medios españoles -prensa de información general, como la prensa especializada, en tema y asuntos militares- dieron como cantada -de un día para otro (cuestión incluso de horas)- la intervención americana en Siria. Se equivocaron. Todos. Salvo el que esto escribe y otros diecisiete. Como se equivocaron en el mayo francés apostando todos por los enrabiados (“enragés”) contra el general De Gaulle. Se equivocaron todos (o casi todos) Y el que esto escribe -entonces con dieciocho años- apostando con todo el alma entonces por el orden y contra el golpe de estado rampante de izquierdas (que es lo que fue el mayo francés) me quedé más solo que la una. Como me siento ahora apostando por Fillon. Semper ídem. Puig Antich, supbroducto del mayo francés y de la versión española del mismo (más enrabiados que los franceses) y que tras el francaso de la revuelta se enrabió más aún. Lo que selló su destino
2. Paul Preston, el difamador. Aparición de la edición en lengua francesa de su obra “El Holocausto Español (“La guerre d'extermination”) A saber, el exterminio que cometió -a sus ojos- el bando nacional. El mas beligerante (y guerracivilista) en el fondo de todos los historiadores extranjeros de nuestra guerra civil. Pese a la imagen de revisionista que arrastra entre algunos y que fue la imagen que tuvo de él hasta hoy. Una obra de casi novecientas paginas. La nueva ofensiva (de primavera) de la guerra de propaganda sobre la guerra civil española por cima de los Pirineo. Un axioma: la violencia impulsiva espontanea y defensiva de los rojos fue moralmente (mucho) menos reprobable que la violencia institucional (sic) de los nacionales. Un postulado empírico discutible: la cifra de victimas causadas por el bando nacional, tres veces superior a la de los rojos. Un argumento falaz (petición de principio o círculo vicioso): buscando probar la realidad del holocausto/español (sic) por la ideología “exterminacionista” de los autores del bando nacional. Ni pío sobre la propaganda y la retorica violenta (e igualmente exterminacionista) del otro bando. Dífíciles en verdad de soportar ls lecciones de moral de un historiador británico de nuestra guerra civil. La paja en el ojo ajeno. Mola y Queipo por un lado y por el otro “Bomber” Harris, comparación odiosa. El cerebro y artífice supremo de los bombardeos de Dresde y de Hamburgo. Y el primero en poner en práctica la guerra total al final de la I Guerra Mundial (en Siria y en el Waziristán)
2. Paul Preston, el difamador. Aparición de la edición en lengua francesa de su obra “El Holocausto Español (“La guerre d'extermination”) A saber, el exterminio que cometió -a sus ojos- el bando nacional. El mas beligerante (y guerracivilista) en el fondo de todos los historiadores extranjeros de nuestra guerra civil. Pese a la imagen de revisionista que arrastra entre algunos y que fue la imagen que tuvo de él hasta hoy. Una obra de casi novecientas paginas. La nueva ofensiva (de primavera) de la guerra de propaganda sobre la guerra civil española por cima de los Pirineo. Un axioma: la violencia impulsiva espontanea y defensiva de los rojos fue moralmente (mucho) menos reprobable que la violencia institucional (sic) de los nacionales. Un postulado empírico discutible: la cifra de victimas causadas por el bando nacional, tres veces superior a la de los rojos. Un argumento falaz (petición de principio o círculo vicioso): buscando probar la realidad del holocausto/español (sic) por la ideología “exterminacionista” de los autores del bando nacional. Ni pío sobre la propaganda y la retorica violenta (e igualmente exterminacionista) del otro bando. Dífíciles en verdad de soportar ls lecciones de moral de un historiador británico de nuestra guerra civil. La paja en el ojo ajeno. Mola y Queipo por un lado y por el otro “Bomber” Harris, comparación odiosa. El cerebro y artífice supremo de los bombardeos de Dresde y de Hamburgo. Y el primero en poner en práctica la guerra total al final de la I Guerra Mundial (en Siria y en el Waziristán)
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3 comentarios:
Preston fue, según me dijo alguien que le conoció de jóven, un ser mediocre y despreciable desde siempre. De esta fuente y por los escritos de falacias perpetrados por ese presunto "historiador" sabemos que tiene nulo prestigio para opinar sobre cualquier cosa.
hora asistimos a una nueva vuelta de tuerca en el odio desatado contra Franco y la España nacional. Sólo hay que leer en EL PAIS de hoy una mención a Arturo Barea 8 por parte de un concejal del PP!) acercs de un breve relato en "El Sol" de Madrid en el año 1937... y por otra parte en una crónica sobre un espía británico que según Altares llegó a la zona que él llama "fascista", durante la guerra civil, con la misión de mmatar a Franco.
Preston fue alumno mío de clases de español en el colegio marista de Kingston upon Hull curso 1966-67. Era un zote, entró en una universidad red brick o de segunda categoria por oposición a las ivy leagues. Brama contra España. Lamentable pero Cebrian y los del Pais le dieron cancha, creo que trabajaba para los servicios de inteligencia ingleses, un Kim Philby de segunda categoría. Si los españoles fuesemos como los ingleses como hicieron con algun corresponsal español que yo conozco hubiera acabado en la Torre de Londres, pero aquí no hay Torre y estos forajidos de la historia entran a viña vendimiada...
¡Hombre PREFERENS! sorpresa mayúscula después de un mutismo -de años ¿no?- tan prolongado, e irrumpes ahora sin avisar de tu estilo inconfundible. Oro puro en verdad tu testimonio (personal e intransferible) Me he reído con eso de forajido de la historia. Es lo que es. Y ya lo ves, en las librerías de moda de Bruselas, de no va más de la actualidad editorial y literaria. Con ese tocho de casi novecientas páginas, y profusa documentación gráfica selectiva y una portada a tono también por supuesto. La ofensiva guerracivilista de primavera, que no falla desde que llegué -el próximo sábado once de marzo hace exactamente treinta años- a Bélgica
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