jueves, marzo 02, 2017

FRANCIA ¿"CASI EN GUERRA CIVIL"?

El general de Gaulle en Nancy el 25 de septiembre del 44 tras la entrada en la capital lorena de las tropas aliadas. Nada que ver -la impresión que se desprende de la foto- con el ambiente de caos y de desmanes de las escenas de triunfo rojo republicanas más divulgadas de nuestra guerra civil. La (mini) guerra civil en Francia del invierno 44-45 no es comparable a la guerra civil española. Salvo en casos aislados de la Francia meridional protagonizados (nota bene) por rojo republicanos exiliados españoles de la guerra del 36, los franceses escarmentaron con la guerra civil española. Como lo ilustra el caso del jefe guerrillero asturiano Cristino Garcia al que se atribuye una victoria resonante -en la memoria de os vencidos del 36- contra los alemanes en el Sur de Francia (región de Nimes) Curiosamente esa batalla (agosto del 44) marcó el final de la participación guerrillera española en acciones bélicas al final de la ocupacion alemana. Qué harían con los vencidos, cabe preguntarse, y las peores atrocidades de nuestra guerra civil en zona roja vienen a la mente por descontado. Cristino García -todo un símbolo-, vuelto a España al final de la Segunda Guerra Mundial, acabaría sus días año y medio más tarde de aquella batalla fusilado tras verse condenado -por bandolerismo- en consejo de guerra y después de haber sido detenido en la Plaza Mayor de Madrid, tras varios atracos a mano armada. Un final un tanto esperpéntico para un héroe de la resistencia. Moraleja: De Gaulle los hizo condecorar, pero quiso lo más lejos posible la rabia guerra civilista española cuando la vio en acción entre franceses. Y gracias a ello, la V Republica francesa vendrìa a ser el referente y marco principal de la política española, y su horizonte de futuro. Hasta hoy. Con lo que la actualidad del país galo viene a ser actualidad española también. De lo más rabiosa
Los acontecimientos se precipitan en la campaña por las presidenciales francesas. Tras la convocatoria del candidato de la derecha para el próximo día 15 se abrá abierto la caja de los truenos y relámpagos en la política del país galo. El tono lo habrá dado sobre todo el propio “justiciable” -en lenguaje jurídico (rancio)-, a saber el líder de la derecha, François Fillon, puesto en el punto de mira de la justicia de su país -léase de una jurisdiccional especial anti-corrupción, creada bajo la presidencia del socialista François Hollande-, en una conferencia de prensa, donde habrá anunciado su intención de mantener su candidatura, lo que habrá acompañado de un carga cerrada contra la instrumentalización de la justicia y el partidismo de los medios.

Francia es el polo norte de la política española. Lo fue con intervalos desde hace siglos y lo sigue siendo hoy a cuarenta años ya de la muerte de Franco y de la transición política. Y hoy como entonces, la V República -presidencialista (inspirada en la visión y en los los designios de su padre fundador, el general De Gaulle) sigue siendo el principal marco de referencia -inamovible e insoslayable- de la política española y de su horizonte de futuro a corto y a medio plazo.

Y todo lo que viene a sacudirlo en ss cimientos o amenazarlo nos interesa particularmente a los españoles, aunque muy pocos de nuestros compatriotas -se me antoja- sean realmente conscientes de lo que está en juego en la crisis política francesa. Los medios periodísticos y los jueces habrán acabado convirtiéndose en castas intocables en los países occidentales. De ahí la importancia y la significación del tono de ruptura que imprime François Fillon a la campaña electoral con sus ataques y sus denuncias y sobre todo de pro su decisión de seguir en la carrera a la presidencia, contra viento y marea.

Buenos o malos nuestros gustos son nuestros, y el estilo de François Fillon -aunque no compartamos muchas de sus ideas ni muchos aspectos tampoco de su trayectoria- de seguir en la brecha a cuerpo limpio, dándole cara a los vendavales- en la magistratura y en los medios- que habrá levantado su candidatura, nos va más a algunos y nos convence, qué quieren que les diga. Y fuerza a convicción y arrastra apoyos ineluctables.

Y confieso que cuando oí hoy por la mañana el nuncio de la conferencia de prensa Fillon tras su convocatoria judicial me temí lo peor, un escenario a lo Kiev, o a lo Mubarak, es decir a al golpe fatídico (y letal) de un desmoronamiento, de esos golpes de efecto tan frecuentes en democracia que convierte de in instante para otro a figuras de carne y hueso en hombres de paja o en monigotes sin cabeza. Bajo el fuego cerrado de campañas de la prensa global y de los escándalos aventado en los medios.

Como ocurrió -un ejemplo que me viene a mente, dedicado a la vez a franceses y a españoles- en la II República español con Alejandro Lerroux quien con su dimisión y la caída del gobierno centrista que dirigía -reconociéndose así culpable- en el escándalo del estraperlo acabó abriendo paso al frente popular, antesala de la guerra civil como todos bien saben. ¿Horizonte de guerra civil (sic) el que se les presenta a los franceses tras la crispación creada súbitamente por la evolución de los acontecimientos en las últimas horas, con el anuncio mientras escribo estas lineas de una manifestación en favor de François Fillon el próximo domingo en Paris (plaza del Trocadero)? No lo veo inminente, de momento por lo menos.

Los franceses escarmentaron en cabeza ajena con la guerra civil española -como ya lo tengo aquí suficientemente explicado- lo que imido una revolución calcada de la de la zona roja en la España del 36, al terminar la segunda guerra mundial, tras el final de la ocupacion alemana. A le depuración que se siguió a la “Liberación” algunos autores (de derechas) llaman guerra civil, cualquier parecido con la realidad española pura coincidencia no obstante, y si en algunos lugares contados la depuración y la represión de los vencidos (“collabos”) cobró visos de similitud con situaciones “españolas” fue por el protagonismo de rojos republicanos exiliados en Francia que pusieron en practica entre franceses -como lo hace observar Dominqiue Venner en su historia de la Colaboración- las maneras y los métodos que arrastraban de la guerra civil del 36, pero fueron casos contados proporcionalmente minúsculos.

No hubo ni quema de iglesias, ni las escenas de salvajismo que marcaron al rojo la memoria colectiva de las primeras semanas de la guerra civil en zona roja, en Francia en el invierno 44-45 Mujeres peladas al cero y expuestas al escarnio y la vergueara publica, y ejecuciones sumarias, o arbitrarias pero no asesinatos macabros e indecentes en plena vía publica. Esa fue la tónica de la Depuración francesa, a causa sobre todo, vuelvo a insistir, del efecto de revulsivo que produjo en la conciencia colectiva de los franceses el espectáculo fratricida de nuestra guerra civil, y sus escenas difundidas urbi et orbe más crueles y macabras (en zona roja). ¿Qué va a ocurrir con la manifestación convocada por los partidarios de Fillon para el próximo domingo en Paris (plaza del Trocadero)?

¿Se atreverá a prohibirla el ministro del Interior de François Hollande, so pretexto de peligro de desbordamientos o de contra-manifestaciones (que es algo que se organiza rápido)? Ocurra lo que ocurra, está claro que la política francesa entra a partir de ahora en una zona de turbulencias, hasta que se celebren la primera y segunda vuelta de las elecciones presidenciales (27 de abril y 7 de mayo próximos) Si llegan a celebrarse, y no se acaba dando el escenario que viene buscando algunos de provocar su aplazamiento so pretexto del caso Fillon (y también tal vez del que se está fraguando por cuenta de Marine Le Pen) Aunque el tufo insurrecciona por demás de la perspectiva, nos impide el verla como algo probable o verosímil siquiera (mientras escribo estas lineas, me refiero ) Y toco madera

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