domingo, marzo 26, 2017
Pelos Rebeldes
Pasas amor toda en sombras,
oscura amor, tan distinta,
tan arisca, tan cambiada,
y más mujer hoy que nunca
con el mastín a tu lado
siguiéndote a pie juntillas
y tú en plan de ordeno y mando,
y en tus ojos, esa culpa,
lo que te perdono mujer,
que yo no paso facturas
de esas cosas que pasaron
y que aún (¡ay!) ahí gravitan
en ese brillo tan joven
de mujer inteligente
de un futuro por delante
que te sonríe y te incita
cuando te apareciste
y te cruzaste amor en mi vida
tan sola, tan misteriosa
tan nocturna ¡femenina!
De la cabeza a los pies,
en esa mirada oscura
y en tus ademanes vivos
y en ese ir y venir, imprevista
y en ese cuerpo de sílfide
y en tus ojos de adivina
y en esos pelos rebeldes
y en tus piernas...y esas uñas
Y sé amor que me perdonas
que te acusas a ti misma
de haber dudado tú de mi
mi amor ¿mi último tranvía?
Que te cruzaste de noche
-¡qué tarde ya se me hacía!-
como en los cuadros de Delvaux
de la gran ciudad vacía
y te quedaste a solas conmigo
a jugarte la partida
del Amor ¡juego divino!
Que te tienta, que te gusta
que no ganaste tú mi amor,
pero no fue culpa tuya,
que sólo quedó aplazada,
lo noté en tu mirada cuca
ahora cuando nos cruzamos
que me pareció que embestías
desde esas nubes tan altas
que a tu paso me cubrían,
de ese mirar receloso
de esa mirada tan fría
que me volveré amor a encontrar,
me lo dice otra sibila
en Bruselas o en Panam(e)
¡o donde el Destino decida!
(Mujer, y sombra, divina)
Amor de Sí Mismo, sí,
de ti mismo y tu leyenda
-mi mandamiento heroico-
ya sea blanca, ya sea negra
¡cuanto tiempo te llevó Juan,
hasta que caíste en la cuenta!:
lo que el Destino te brinda
en medio de la tormenta
de vía regia de salvación
cuando las puertas se cierran
“bandiera nera”, sí, Juan
lo que en ese color se encierra
de desespero y de honor
herido y en cuarentena
en el lodo de la infamia,
y del estigma que quema,
negra del incendio feo
y negra amor de la guerra
y blanca (armiño) en el fondo
la enseña, de la belleza
de la belleza de tus ojos
cuando te vi surgir ¡bella!
en la noche de domingo
¡tu misma en la calle desierta!
Pestañeando amor sin parar
de aquella divina sorpresa
y tu mirándome fija y dulce
¿Esfinge tú o Cenicienta
que oculta con disimulo
sus penas y sus tristezas
y un corazón derretido
de un amor que no se confiesa
que no se abre ¿de miedo
de timidez,de reserva
espontánea e instintiva
de esos aires de gacela?
“Bandiera nera” mi amor,
blanca de pureza y negra
del luto de otros amores
¡que te ofrezco a ti princesa!
oscura amor, tan distinta,
tan arisca, tan cambiada,
y más mujer hoy que nunca
con el mastín a tu lado
siguiéndote a pie juntillas
y tú en plan de ordeno y mando,
y en tus ojos, esa culpa,
lo que te perdono mujer,
que yo no paso facturas
de esas cosas que pasaron
y que aún (¡ay!) ahí gravitan
en ese brillo tan joven
de mujer inteligente
de un futuro por delante
que te sonríe y te incita
cuando te apareciste
y te cruzaste amor en mi vida
tan sola, tan misteriosa
tan nocturna ¡femenina!
De la cabeza a los pies,
en esa mirada oscura
y en tus ademanes vivos
y en ese ir y venir, imprevista
y en ese cuerpo de sílfide
y en tus ojos de adivina
y en esos pelos rebeldes
y en tus piernas...y esas uñas
Y sé amor que me perdonas
que te acusas a ti misma
de haber dudado tú de mi
mi amor ¿mi último tranvía?
Que te cruzaste de noche
-¡qué tarde ya se me hacía!-
como en los cuadros de Delvaux
de la gran ciudad vacía
y te quedaste a solas conmigo
a jugarte la partida
del Amor ¡juego divino!
Que te tienta, que te gusta
que no ganaste tú mi amor,
pero no fue culpa tuya,
que sólo quedó aplazada,
lo noté en tu mirada cuca
ahora cuando nos cruzamos
que me pareció que embestías
desde esas nubes tan altas
que a tu paso me cubrían,
de ese mirar receloso
de esa mirada tan fría
que me volveré amor a encontrar,
me lo dice otra sibila
en Bruselas o en Panam(e)
¡o donde el Destino decida!
(Mujer, y sombra, divina)
Amor de Sí Mismo, sí,
de ti mismo y tu leyenda
-mi mandamiento heroico-
ya sea blanca, ya sea negra
¡cuanto tiempo te llevó Juan,
hasta que caíste en la cuenta!:
lo que el Destino te brinda
en medio de la tormenta
de vía regia de salvación
cuando las puertas se cierran
“bandiera nera”, sí, Juan
lo que en ese color se encierra
de desespero y de honor
herido y en cuarentena
en el lodo de la infamia,
y del estigma que quema,
negra del incendio feo
y negra amor de la guerra
y blanca (armiño) en el fondo
la enseña, de la belleza
de la belleza de tus ojos
cuando te vi surgir ¡bella!
en la noche de domingo
¡tu misma en la calle desierta!
Pestañeando amor sin parar
de aquella divina sorpresa
y tu mirándome fija y dulce
¿Esfinge tú o Cenicienta
que oculta con disimulo
sus penas y sus tristezas
y un corazón derretido
de un amor que no se confiesa
que no se abre ¿de miedo
de timidez,de reserva
espontánea e instintiva
de esos aires de gacela?
“Bandiera nera” mi amor,
blanca de pureza y negra
del luto de otros amores
¡que te ofrezco a ti princesa!
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1 comentario:
https://yrania.wordpress.com/2017/03/29/el-presidente-y-su-marido/
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