jueves, junio 04, 2015

FELIPE VI Y LA MEMORIA DE SU DINASTÍA

Reunión de colaboradores de Acción Española en torno a Calvo Sotelo (1934) Entre las figuras perfectamente reconocibles cabe distinguir a Ramón Serrano Suñer, a Pedro Sainz Rodríguez, al doctor Albiñana, y en la tercera fila, el segundo por la izquierda, a José Antonio Primo de Rivera. El secretario de Acción Española fue Eugenio Vegas Latapié al que oyó más de una vez el autor de estas líneas en el trascurso de las tertulias políticas que se celebraban los domingos en su casa en la madrileña calle de Gurtubay, barrio de Salamanca –primera mitad de la década de los setenta-, que Alfonso XIII desde su exilio romano figuraba en la relación de bienhechores de la revista, bajo el nombre de Duque de Toledo. Un botón de muestra más de la actitud inequívoca de Alfonso XIII a favor de Alzamiento y del bando nacional durante la guerra civil española, que el monarca exilado siguió desde Italia -desde el principio hasta el final- donde gozó del refugio que le brindó el régimen fascista de Benito Mussolini. Memoria de una dinastía
Felipe VI ha recibido honores inhabituales en su visita a Francia. En la Asamblea Nacional francesa –la misma que votó la muerte de su antepasado el rey de Francia Luis XVI- todos los diputados se levantaron para aplaudirle de izquierdas como de derechas. Cara y cruz de una visita. Porque al lado de los momentos de gloria la visita habrá tenido también sus horcas caudinas, si no para el monarca, sí para muchos de sus súbditos entre los que me encuentro.

Súbdito fiel, sí, no lo pregono a tiempo y a destiempo, pero no lo escondo tampoco como lo atestiguan estas entradas. Una fidelidad que a fe mía no me parece incompatible con la fidelidad a mí mismo y mi memoria y a la de los míos. Memoria sobre la Segunda Guerra Mundial también, y del papel que en ella jugo España -dentro de la neutralidad- y de su protagonismo.

Felipe VI se habrá visto en el brete sin duda inevitable de rendir honores a los republicanos españoles que formaron parte de la nueve compañía (la Nueve) de la 2ª división blindada que mandaba Leclercq, la que entró en París. Exigencia ineludible de protocolo oficial francés (republicano o imperativo de real politiek o los dos al mismo tiempo? O servidumbre o contrapartida de lo que pudo ser una imposición –y no una concesión- de los aliados en el 45 al régimen de Franco?

Esa es la duda primordial que planea sobre la cabeza del nuevo monarca como planeó sobre la cabeza de su predecesor y progenitor, Juan Carlos Primero. Como ya lo tengo expuesto en toda claridad y franqueza –y también lealtad- en estas entradas. Franco decía –así lo recoge al menos en una de sus novelas sobre la guerra civil sobre Francisco Umbral- que "Lausanne le legitimaba ante el mundo", y con ello se refería al lugar de residencia y refugio a la vez que la ciudad balneario suiza brindó a Don Juan de Borbón hijo de Alfonso XIII en la posguerra europea, y sin duda también el papel de una dinastía entonces destronada aunque en camino de verse restaurada, que me diga reinstaurada- que en un momento del transcurrir de la segunda guerra mundial había escogido o apostado en favor de los aliados, léase del bando vencedor.

¿Apuesta de Franco que acabó apostando él también –al unísono o justo después- por el caballo ganador, o imposición de los aliados –léase de la secretaría de Estado del Vaticano (léase del entonces substituto en funciones, Montini, futuro Pablo VI) que obtuvo la rendición (condicional) del régimen español, un poco mutatis mutandis en una operación análoga a la que acaba de llevar a buen puerto el papa argentino rindiendo –como así lo habrá hecho, en manos de la Casa Blanca, de la administración Obama- al régimen cubano de Fidel Castro?

Las apuestas se admiten, y esa pregunta sin respuesta (aparente) gravita de cerca sin duda sobre la monarquía español y su futuro, como también lo dejé sentado en estas entradas. Personalmente apuesto –estoy convencido de ellos- por la primera de las hipótesis, solución de continuidad a un régimen y a un país aislados (gráficamente) en la esfera internacional tras el 45 algo de lo que me habrán hecho tal vez falta más de treinta años de estancia por cima de lo Pirineos para acabar calibrando en su medid exacta, en la medida que las trazas y secuelas de ese aislamiento no han desaparecido del todo en la vida de todos los días incluso- de españoles residentes en el extranjero y en particular por cima de los Pirineos.

Al monarca y a su entorno incumbe no obstante el convencer de ellos al conjunto de las sociedad española y a todos y cada uno de sus súbditos, a la hora sobre todo de acallar dudas e inquietudes como la que suscita el gesto protocolario al que aludí al comienzo de estas líneas.

La prueba de fuego de la visita de Felipe VI y de su esposa Doña Leticia al parquecito –detrás del ayuntamiento de la capital gala- donde tuvo lugar la ceremonia en honor de los republicanos españoles combatientes en la II Guerra Mundial del lado de los aliados, no lo fue tanto como digo la ceremonia de homenaje (la descubierta de una placa conmemorativa) en sí como el encuentro (obligado) con la alcaldesa de origen español (republicano) como ella misma no deja de recordarlo y como no desaprovecha la menor ocasión en sus viajes a España, o en su intervención antes los medios españoles de recalcarlo, y sobre todo por las palabras que tuvo en el acto recordando aquel pasado, y tendiendo a la vez un puente de reconciliación ¿Entre la memoria y el olvido?

Evocó como sea al monarca español como el rostro de una España libre y unida (sic), estaba dando un paso sin posibilidad de marcha atrás que no dejarán de reprocharle no pocos republicanos, y a la mente viene rauda –todos aquí ya lo han adivinado- los republicanos recalcitrantes de Podemos. Los (rojo) republicanos españoles de la Nueve liberaron Paris de la ocupación extranjera, pero no “liberaron” su propio país, porque no quisieron y porque no pudieron. No lo hicieron, punto.

Y esa es la verdad de la historia que no pueden reescribir los de Podemos ni su líder, por más que lo intenten, o por más que lo pregonen en sus discursos o intervenciones por cima de los Pirineos. España fue neutral es cierto en la segunda guerra mundial pero la suya fue –como lo señalaba agudamente Francisco Umbral- una neutralidad pactada a favor del Eje como lo fue la de la Suiza, la de Suecia, y sin duda más comprometida que la de ellos.

Y Felipe VI heredero por la vía de la transición –como su propio progenitor- del régimen anterior, acabará, esa es nuestra apuesta, asumiéndolo y reconociéndolo. A fin de cuentas honrar una memoria de otros no significa renunciar ni traicionar la propia memoria colectiva. Y memoria de la dinastía de la que desciende.

A condición de afirmarla sin dobleces –sin sordina- cuando se ve puesta en entredicho como ocurre en la España de hoy con la ley funesta de la Memoria. Ese es el reto que nos plantea el presente de España a los que la amamos sin reservas, por lo que no podemos menos de recoger el guante del desafío. Con la venia del monarca, que damos por sobreentendida. Hasta prueba en contrario

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda tu interpretacion de la mediacion vaticana en en final del regimen de Franco, como en el de Raul Castro...me parece de una genial agudeza...Y creo incluso que ni siquiera los secuaces mas acerrimos de Franco y de Castro se apercibieron... Dicen que la diplomacia vaticana es sabia... aunque a veces lo dudo, dada la aparente sumision del Vaticano a los designios que oficialmente representa la ONU, con sus "derechos humanos"...que no quisieron aceptar plenamente ni sovieticos ni musulmanes despues...
Respecto a la guerra de los 80 o de los 100 años, creo que va implicita en la confrontacion entre Tradicion o Civilizacion etnica y genuinamente europea frente a Subversion de valores universalistas, igualitarios y de pueblos resentidos... como diria Nietszche...Fui yo quien te lanzo la puya provocadora de las "batallitas" entre rojos y azules...pero creo que finalmente tienes algo de razon... pero tambien es verdad que no se puede caer en la trampa de creer que los "rojos"son el enemigo principal...Supongo que los fascismos historicos tenian cosas en comun con los comunistas...en cuanto que ambos pretendian representar a los "trabajadores"...pero por encima de las contradicciones de clase o de ideologia...esta la confrontacion por la supervivencia etnicocultural, es decir de los valores y de la sangre que dan forma a lo que somos como personas y como comunidad nacional.
Recientemente he leido un texto de Shopenhauer que explica muchas cosas: la religion judia seria en su origen una religion sin vida mas ala de la muerte, en la que su dios seria un dios celoso e inferior a otros dioses...un dios envidioso y exclusivista que realmente daba vida a una sociedad materialista... Quizas por eso ese pueblo elegido por ese dios ha sido el creador del materualismo ateo de Marx, que finalmente ha resultado ser un mesianismo cuasireligioso que promete un paraiso imposible de realizar y que los ilusos siguen llamando utopia...quizas como Pablemos...
Saludos

Juan Fernandez Krohn dijo...

Se me olvidó comentar lo de Podemos sobre Ceuta y Melilla, Anónimo. La CIA no da puntada sin hilo y esos indignados cripto islámicos que surgieron (como generación espontánea) -no se olvide- al calor de las primaveras árabes, vienen como anillo al dedo a su geo estrategia mediterránea y europea. Es cierto y hay que recordarlo, Ceuta y Melilla caen fuera del paraguas de la OTAN, por eso Franco no consintió en una adhesión que caía fuera de ls cláusulas del pacto aquél de rendición condicional (del 45) Saludos