viernes, septiembre 02, 2022

GORBACHOV Y JUAN PABLO II

Se sentía "espiritualmente plenamente compenetrado" declaró en su día refiriéndose a Mihail Gorbatchev el papa polaco Juan Pablo II. Una glosa de esa frase tan desconcertante y enuigmatica, en clave (exclusivamente) geopolítica. Porque el derrumbe de la URSS daba alas y oxígeno al país -la Polonia "mártir"- del papa "que vino del frío"

La muerte de Mihail Gorbatchev pone fatalmente en foco se quiera ver o no la figura del papa Juan Pablo II que refiriéndose a aquél declaró en su momento "sentirse espiritualmente plenamente compenetrado" (!?) Lo que llama una glosa a gritos incluso entre los más incondicionales de sus adeptos. Ideológicamente compenetrado? No puede ser! Ni por el lado del dirigente ruso, padre de la Perestroika y de la Glasnost, llamadas a purificar o a depurar o a renovar y rejuvenecer el régimen soviético sin desviarse ni un ápice no obstante del marxismo que aquel siempre profesó y del cual no renegaría nunca. Ni puede ser obviamente tampoco del lado del papa/magno, campeón del anticomunismo y artifice supremo del derrumbe de la URSS (bla, bla, bla) en la (piadosa) vulgata que se nos viene vendiendo como a toro pasado en los medios de la prensa "mainstream" justo (como por casualidad) a seguir a la caída del Muro. Y no sigo explayándome porque aquí todos los que me leen saben de sobra mi opinión y postura en ese punto. Hace ya unos quince años,  desde los mismísimos inicios de este blog (septiembre del 2005) Y a las pruebas me remito. Cabe pues una glosa o explicación alternativa de esa compenetracion espiritual (sic) tan enigmática y desconcertante entre  el líder soviético y el papa que vino del frio? Y es la clave geopolitica, que ilustra y actualiza la guerra en Ucrania que mejor imposible. El papa Wojtla fue y sigue siendo en la memoria al contrario que todos sus predecesores en la Historia de la Iglesia un papa especial, no como los otros, léase un papa/polaco (sic) con toda la cargazón mesiánica y apocalíptica -liberal y masónica (...)- que ese mito encierra en la historia contemporánea y en la tradición ideológica (y literaria) de aquel país eslavo. al que sus compatriotas llamaban -doy fe de ello- "nuestro papa" (Papiesz, Papiesz!), con los ojos en blanco (...)

 

23-27 de junio del 20. Viaje del papa polaco a Ucrania -a KIev y a Lviv (en el extremo occidental del país, Lemberg en alemán,  en la otra punta del Donbass) (...)- ante la fuerte oposicion de la Iglesia Ortodoxa y del patriarca Alexis II, que acusó publicamente al papa por su viaje "pastoral", de "comprar almas" y de "proselitismo" "La herida sigue sangrando", declaró aquél en referencia a la división allí entre uniatas y ortodoxos. Y lo que sangraría!

El papa de la tradicion católico/eslava, del nacionalismo polaco contemporáneo, de Adam Miczkievit, Towianski, Krasinski, Slowacki y otros de sus más notables ideólogos y pensadores (de los que el nombre se me escapa) Venido aquél a redimir a su patria o país, la Polonia (mártir), Cristo de las Naciones, Alter Christus, victima/inocente de nacimiento y al que el papa polaco con su predicación y trayectoria cubriría aún más de victimismo. Algo que apuntó sagaz, profético y clarividente al poco del nombramiento pontificio, el Abbé de Nantes -alabada sea su memoria!- en el que tuve como aquí todos ya saben un mentor y un amigo. En su boletín "La Contre-Reforme catholique au XXe siècle" -de gran difusión y muy leído (me consta) entre españoles (pese a su carácter casi clandestino)- que leí en Argentina los últimos tiempos de mi estancia alli -invierno (austral) del 81-82- declaraba aquél sin ambages -y cito de memoria en transcripción española- "todo mensaje libertario es Anti-Cristo", en alusión inequívoca y sin nombrarlo a la prédica (estruendosa) del papa nuevo y flamante. 

Lo que el Abbé de Nantes ilustraba con una vision sinóptica de la historia de la Polonia contemporánea conforme al hilo conductor del pensamiento tradicionalista francés, católico y monárquico y contra-revolucionario. De Joseph De Maistre y De Bonald a Maurras y la Accion Francesa de la cual el fogoso y polémico Abbé no renegaría ni a la hora de la muerte. Y en testimonio a la vez, de la queja dolorida subyacente en esa corriente de pensamiento -como una herida en llaga viva- de la pesada responsabilidad histórica de la Polonia y de los polacos en el fracaso de la Restauración  (1830) y en la caída de Carlos X, el último Borbón, no sin el apoyo (nota bene) de los rumores corriéndose como la pólvora en Francia entre el pueblo llano -en estado de insurrección (e indignación)-, que las tropas rusas -los temibles cosacos- presentes en Polonia para restablecer el orden ("en Varsovia'") iban a ser mandados al Hexágono para aplastar la rebelión (...) 

Y lastima que el Abbe De Nantes falleciese justo después del artículo memorable y resonante aquél privándonos así de los comentarios tan jugosos y sabrosos -al tamiz nota bene de la política religiosa- que le hubieran merecido el protagonismo del papa polaco -que me diga la ausencia del mismo- en el derrumbe de la URSS y en la caída del Muro. Qué pensó entonces (y hasta hoy) de éste, Vladimir Putin, que no deja de proclamar que la caída de la URSS fue "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX"? La pregunta del millón. 

 

Vladimir Putin y Alejo II, patriarca ortodoxo  (anterior) , que se opuso resueltamente a la visita -en olor de multitudes- del papa Wojtyla a Moscú, especie de buque insignia de ese pontificado. "Viaje de estado" como sardónicamente aquél lo calificaría con la cancelación (definitiva) de aquel viaje, tras la muerte de Gorbachev -que patrocinaba la visita- y la caída de la URSS. Más resuelta y categórica fue su oposición a la visita (de "proselitismo") a Ucrania de Juan Pablo II (23-27 de junio 2001)  "Jugando con fuego", que cabría poner en el epitafio del papa polaco. Y a las pruebas (hoy) me remito

Más que verosímilmente -respondo y apuesto yo-, dividido o confundido, como Putin se muestra ahora -silencioso y comedido, en sus palabras y sus gestos- tras la muerte de Gorbachev. Y es ante un papa que apostó (claramente) por la URSS en la guerra -Segunda Guerra Mundial- y en la posguerra, como no he dejado de apuntarlo (y de probarlo) aquí, y que siguió apostando por ellos -General Jaruzelski (solamente) interpuesto- en la larga crisis (la llamada "primavera polaca") que desató el sindicato Solidarnosc de lo que fui en primera fila testigo. Y que a pesar de todo ello resurgía como el ave fénix entre las cenizas del régimen soviético y convertido en un verdadero mito -por su estrellato ("star power") en los medios, en francés "vedettariat"-,  de la Paz, de la Libertad y del anticomunismo.  

Difícil de comprender y de digerir -no me digan!- del que fue teniente coronel del KGB y que habrá dado pruebas fehacientes de tener buena memoria mal que les pese a los mandamases occidentales, garantes y propietarios -en término empleado ayer en artículo editorial del diario francés Le Figaro- del sentido de la historia (....) Pero lo que le da su hueso más duro de roer a Vladimir Putin lo es sin duda -en el marco de la "operacion especial"- el protagonismo (innegable) del papa Wojtila en el despertar del nacionalismo (separatista) en Ucrania. De un papa polaco, hijo (nota bene) de madre rutena -léase ruteno/ucraniana- de confesion (católico) uniata, y que visitó aquel pais (junio del 2001) en un flamear de banderas ucranianas como las que ahora enarbolan contra las tropas rusas, que volvieron a flamear no se olvide -junto con las polacas, no se vieron otras- en las ceremonias de beatificación y canonización del papa santo y magno en la Basilica de San Pedro. "Trop c'est trop", le dicen a eso aquí. Demasiado lo que está de más. Por eso, paro el carro y no sigo este rollo. Guerra confesional (sic) ante todo, la guerra que estamos viendo. En el nombre o en memoria del papa de la Paz. Lo dije y lo mantengo  

Banderas polacas y ucranianas (nacionalistas) en la canonización de Juan Pablo II (y Juan XXIII), el  27 de abril 2014, justo a seguir al Euromaidán de Kiev (22 febrero 2014). No se vieron otras

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