sábado, mayo 29, 2021

¡Niña María!

 


Te mando amor estos versos

Bajo una luz entre brumas

Antes que se me haga tarde

Y se me vayan las musas

 

Al viento que me las trajo

Y se las lleva (ley de vida)

Enredadas e invisibles

Las viste tú ¿estás segura?

 

¡Viento de aquellos años

Donde se fraguó mi alma pura!

Que me guió siempre después

En mis horas de penumbra

 

Cuando el cielo era todo azul

En nuestra linda burbuja

do vivimos y crecimos

Hasta que saltó (¡ay!) entre chispas

 

Cuando el cielo se hizo negro

¡Año Cero en nuestras vidas

Tan negro y gris y tan largo

Que no se acababa nunca!

 

Hasta que apareciste tú

Blanca flor, grácil (y rubia)

Que me alegras mi jornada

Y que ahuyentas mis negruras

 

Que ¿hasta cuándo durará

Este viaje a la Luna

En el espacio sideral

En el que me embarqué (a oscuras)?

 

Cuando tú no estabas amor

Si no, no me hubiera ido ¡nunca!

Encandilado hipnotizado

Del brillo de tu sonrisa

 

Y de tus cabellos mágicos,

la fragancia de tu risa,

la dulzura de tus labios

Y tus andares de bruja

 

Me hubiera puesto a la espera

De un mundo, y una Cultura

Que no eran sólo mis libros

Sino Todo, que era mía (…)

 

(¡como tú, Niña María!)

viernes, mayo 28, 2021

¿LEFEBVRISTA MARTIN HEIDEGGER?


La Estrella y la Cruz. Arriba. Lápida sepulcral de Martin Heidegger. Abajo, la de su amigo y fiel discípulo –y divulgador- Ernst Nolte. El que éste inexplicablemente rompiera (aparentemente) conmigo poco antes de su muerte ¿no me da derecho a darme (en esas fotos) por aludido?

Martin Heidegger. “Franco a Heidegger no lo domina”, escribe Francisco Umbral en su estilo y desgarro inimitables, en uno de sus párrafos memorables de "la Leyenda del César Visionario". Con ello  venía no obstante a apuntar algo más que evidente y era tanto del prestigio intelectual del filósofo alemán -igual que en todos los países pero en España mas tal vez que en ninguna parte-, como de lo críptico y hermético si no de su pensamiento sí de su lenguaje –o su jerga (filosófica)- de Abrakadabra (sic), como a él se referían algunos de sus oyentes y discípulos en las universidades alemanas. Lo que habrá marcado el destino y la posteridad post mortem si no de su figura, sí de su obra. De las que da fe y testimonio uno de sus más relevantes discípulos y estudiosos, el historiador Ernst Nolte, del que me ocupé en las entradas de mi blog a un ritmo harto frecuentes. Fui amigo (“epistolar”) –largos años- de Nolte. Nunca lo oculte ni tampoco me jacté de ello. ¿Lo sigo siendo a titulo póstumo? La pregunta me parece pertinente, por no decir obsesionante (y lancinante), si se tiene en cuenta lo que aquí no tengo empacho (ahora) en confesar: y es que el célebre historiador alemán con el que mantuve durante largos años puntual correspondencia, la rompió o suspendió sin razón aparente poco antes de su muerte

Carl Braig. Profesor de Filosofía y Teología de Martin Heidegger en sus años de estudiante en la Universidad (alemana) de Friburgo, conforme a los moldes más estrictos de la Escolástica, en la crisis modernista

Desde entonces, ese percance o contratiempo con todos los aires de una ruptura me habrá pesado más de la cuenta hasta el punto que no me decidía a confesarlo como me habré propuesto a hacerlo ahora, y es tras la lectura o relectura de una de sus obras que figura a modo de testamento de su autor, la última de las suyas y dedicada a Heidegger –que fue su profesor y amigo- precisamente. Durante largo tiempo pensé que la callada por respuesta del que fue largo tiempo como digo tanto mi amigo como mi mentor intelectual sin reservas ni distingos, tuviese que ver con mi libro sobre Umbral (y “su padre falangista”) que le mandé la ultima vez que le escribí y del que como digo no recibí respuesta alguna. No que la obra o la figura del célebre escritor español en cuanto tales –¿le conocía él acaso?- pudiesen haberle movido a ese ruptura, pero sí la interpretación a la que yo mismo en mi libro le sometía, y en particular el perfil o el rostro o la imagen que de Umbral yo hacia resaltar o sacar a la superficie y que me llevaron a calificarle en entradas posteriores de este blog –sin ánimo  polémico o de denigración alguna- un cripto-nazi o un celador de la memoria de Adolfo Hitler (su “evangelista”

Y era en la medida que el distanciamiento –“prise de distance” en francés- para con esa imagen (ya fuese apenas presunta o completamente verídica), lo que tal vez Nolte hubiera podido o deseado esperar en mi, no se producía, hasta el punto que él se sintiera tal vez en el derecho (o el deber) de concluir -en un presentimiento como alemán perceptamente previsible e inevitable, surcado de presagios a cual más funesto y agorero y calamitoso- que de una manera u otra yo asumí o hacía mía la derrota alemana –en el 45-, algo a lo que mi amigo el historiador alemán se diría que lograría escapar –con su autoridad y su prestigio intactos- a lo largo y al hilo entre tormentas y bonanzas de su azarosa y no menos brillante trayectoria.

Como cuando estudiantes enrabiados (“enragés”) –tras el mayo francés- de extrema izquierda de la Universidad Libre de Berlín de la que era docente le echaron ácido vitriólico a la cara de lo que le salvaron casi milagrosamente –léase, de la ceguera- las gafas que llevaba puestas (….), En lo que se puede ver como el punto de inflexión en su trayectoria académica y en el conjunto de su obra. Como si aquello le hubiese quitado de un golpe las escamas de los  ojos y aclarado (para siempre) en él las ideas(...)

O en la celebre "querella de los historiadores" (Historiker streit) donde logró airosamente –y por los pelos, gracias a la caída del Muro precisamente por aquellos días- emerger triunfante de aquello, quitándose al mismo tiempo la etiqueta pesada como una losa de revisionista (o negacionista) -pro nazi o filo nazi/fascista- que sus contrincantes –y detrás de ellos la Escuela de Fráncfort en bloque (y sus principales pontífices)- insidiosamente le colgaban (como acostumbran). O como en la obra que acabo de citar donde se mete de lleno y a ojos cerrados en la polémica que desató el escritor chileno, Víctor Farias, (de notoria militancia comunista), sobre ciertos episodios y avatares de los inicios de la carrera de aquél y de su trayectoria de rector de la Universidad de Friburgo justo tras el advenimiento del nacionalsocialismo (“Heidegger y el nazismo”) 


Bernhard Welte. Profesor y rector de la Universidad de Friburgo (en Souabia), cuando por elle transitó Martin Heidegger. Del mismo lugar de nacimiento (en la Selva Negra) que el filósofo. En la muerte de aquél, fue el quien pronunció el discurso fúnebre. Nombrado en 1966 por el papa Pablo VI prelado domestico (de Su Santidad) Una faceta y unas compañías "eclesiástico/canónicas" –Nolte lleva (en parte) razón-, difíciles de abstraer de la figura y de la trayectoria del padre del existencialismo. En la Iglesia del concilio y del posconcilio   

Pues no, nada de eso, directamente por lo menos. Es lo que me veo forzado a concluir tras la lectura o relectura de esa obra (“Martin Heidegger: “Politik und Geschichte im Leben und Denken”): el impulso del prudencial distanciamiento –si se le puede llamar y calificar así- de Ernst Nolte a mi respecto no (me) parece (a mí) que respondiese a móviles o motivos  de índole ideológica –y mucho menos literaria o de crítica o teoría literaria-, ni histórica siquiera sino estrictamente religiosa o canonico/religiosa o al menos de política religiosa. Y me reforzó mi impresión o me afianzó en mi postura a modo de conclusión, la lectura unos días antes de aquella de otra de sus obras fundamentales, y no la última sino la primera de todas ellas, la que por así decir le consagraría y le ganaría más celebridad –y adhesión hasta la fecha. Sobre todo en el estamento de jóvenes universitarios de los países occidentales. 

Y era “El fascismo en su época”, y en particular su primera parte editada separadamente (en francés), sobre Maurras y la Acción Francesa, en la que dedica todo un capitulo o importante parágrafo a la  condena pontificia del movimiento monárquico y de su líder (excomulgado “ferendae sententiae”), y en la que ante mi gran sorpresa (e incluso estupor) y contra la idea que me había formado de Nolte y del conjunto de su obra, dejaba traslucir él también –a base de un razonamiento no poco falaz y de un análisis insidioso- una somera condena del movimiento francés y de su líder, que él centraba y justificaba no (tanto) en el antisemitismo (de Estado) de Maurras y en su movimiento monárquico, ni siquiera en el carácter que les atribuye a eso neomonárquicos franceses de movimiento proto/fascista o principal matriz de todos los movimientos que se seguirían fascistas o nazi/fascistas. Sino en su heterodoxia (sic) en el plano dogmático, léase su disidencia religiosa. 

Todo ello, de antes del punto de inflexión al que más arriba aludí, como cabe suponer, lo que por unas razones u otros escapó hasta hoy a mi conocimiento (por lo que fuera) ¿Me vio acaso Nolte a mí en el espejo (un tanto “valleinclanesco”) de Maurras y de la Acción Francesa, por su conflicto con la Iglesia? Varias pistas abundan y dirigen en esa misma dirección, dos sobre todo las principales de todas ellas, la una referida a los orígenes o a la primera fase de la trayectoria y de la carrera de Heidegger en las universidades alemanas, y la segunda a las circunstancias que rodearon –en un hilo de detalles todo menos anecdóticos- los últimos momentos de su vida. Como lo fue en lo que a la primera de las vías o hipótesis respecta la formación que el joven universitario Heidegger recibió conforme a los rígidos moldes del catolicismo más integrista, de los docentes de los que siguió las clases entonces y en particular del que más influencia o ascendiente acusó de todos ellos, que fue su profesor de Teología en la Universidad de Friburgo, destacado exponte y defensor de la ortodoxia romana (y vaticana) en la crisis modernista. ¿Un integrista, léase un “lefevrista” Heidegger (dicho y escrito “a la española”), con años de adelanto en francés “avant-la-lettre”)?

 Y en lo que respecta a la segunda de esas pistas, así parece indicarlo un detalle todo menos trivial referente a la lápida de su sepultura donde por voluntad expresa del finado figuraría no una cruz (ver fotos, la primera) sino una estrella (óp.cit. p.276). ¿Gratuito o fantasioso pues el conjeturar que con el aproximarse el final Ernest Nolte pensase, no en ponerse en paz con la Iglesia –con la que no había roto ni se había separado nunca - sino en acabar dentro de los moldes del hijo fiel –y obediente- sus últimos días (y dejarse de problemas) (...)? (ver fotos, la segunda) Con ello concuerda no sólo la voluntad aparente en Nolte –tal y como se deja traslucir en su referida obra- de “recuperar” o de conciliar o de reconciliar (canónicamente) con la Iglesia al padre del existencialismo, en una tesitura análoga (mutatis mutandis)  a aquella en la que se vio, en relación con Miguel de Unamuno, la iglesia española. Hasta el punto que Nolte cree ver en aquél en sus últimos días un sometimiento, ciego o como si lo fuera, al “juramento anti-modernista” (óp. cit. p.19) Eso y no sólo eso (que raya propiamente con la evidencia) 

Y es que no parece gratuito ni aventurado el detectar una gran maniobra del más amplio aliento y de los más altos vuelos –con todos los plácemes y parabienes eclesiásticos y “níhil óbstat”, por supuesto- los días que corren en el seno de la Universidad española –y no digo nombres ex profeso-, y es de la recuperación de Nietzsche y detrás, la de Heidegger (o en paralelo), despojándoles ipso facto de todo aquello que pueda resultar no conforme a lo que manda a santa/madre/iglesia

¿Aventurado, totalmente pretencioso, el sugerir o el aventurar que la maniobra (intelectual) a la que aludo coincidente con la emergencia de nombres emblemáticos por sus posturas inéditas hasta hoy (doy fe de ello) en la Universidad española -por lo histórica e ideológicamente y políticamente incorrectas sobre todo de las mismas-, coincidió igualmente con la aparición de mi libro “Krohn el cura papicida”, en  el que denuncié el tabú espeso que sobre la figura de Nietzsche y sobre su obra habrá pesado (quintales) hasta hoy en sus aulas y en sus claustros hasta ahora? Un libro que distribuí en uno de mis viajes a España, a Madrid, y en una de sus facultades, a cara descubierta. 

No creo en las meigas pero hay las (…) Y se me ocurre que quepa concluir este artículo con la glosa -en traducción del francés- de un nacional/bolchevique –y antiguo comunista-, y fue la que a éste le mereció el Concilio, y que me impactó tanto o casi como cuando (mucho antes) el Abbé de Nantes evocó igualmente en francés –con ocasión de las exequias del Cardenal Tarancón y lo que se siguió- a “los católicos españoles, hijos pródigos (tras el concilio)("enfants perdus") de la Cruzada antibolchevique". ”El Concilio Vaticano II -Alain Soral díxit- no fue más que la convalidación teológica de la nueva correlación de fuerzas resultante del desenlace de la Segunda Guerra Mundial” (en el 45) 

Y esa glosa (tan certera y tan reveladora, como vox Dei) se me antoja que quedaría incompleta sin la glosa de la glosa: al precio de España y de los españoles (y "pari passu" de los católicos hispanos), del ultimo de los países oficialmente católicos del planeta. Lo que los católicos franquistas que vociferaban contra el Cardenal Tarancón en las exequias del almirante Carrero –y yo con ellos- olímpicamente obviaban o no comprendían porque no querían ni podían comprender. Y tantos años como ya pasaron, me parece (¡ay dolor!) que siguen en las mismas (...)

martes, mayo 25, 2021

Tristeza de Amor


 

En el vacío en redor

¿Aguantas, eres fuerte Juan?

Que te aisla y que te cerca

Te aprieta y ahoga sin parar

 

¡Vengan olas y más olas

Por cielos y por tierra y mar!

De “esa angustia que te ahoga”

¡Que le vea el rostro ya!

 

Que cuando pueda yo vérselo

Así la conseguiré conjurar

¡Que me va la vida en ello!

¡Qué travesía en alta mar!

 

Como el héroe imprevisto

Que surje ahora en la tempestad

Dándole la cara a los medios

Sin la menor sombra de maldad

 

Y nos juzga e interpela

En un ir y venir sin parar

Y con él van tantas cosas

Que se agitan en mi soñar

 

Cuando la vida se para

Y la Tristeza invade el lugar

Artera siempre, ¡traidora!

No de hoy que siempre fue igual

 

Pero antes no lo notaba

Tan abrigado estaba ¡es verdad!

Abrigado en sitio vacío

Y antes del hallazgo fatal

 

De ver mi rostro y mi cuerpo

En el espejo de otros ¡ah!

sin duda ellos más capaces

De expresarse en bien y mal

 

De plantarse frente a todos

Y escabullirse uno, dos, ar!

Como por arte de magia

Abrazados a su Verdad

 

Que después que la encontraran

todo ya les daba igual

y dando a todos la espalda

se pusieron a descansar

 

como cuando te encontraré

sin cansarme (¡amor!) de esperar

 

miércoles, mayo 19, 2021

¿"MARCHA NEGRA" LA INVASIÓN?

 

El nuevo Secretario de Estado USA –bajo la presidencia Joe Biden-, Anthony Blinken, de notoria ascendencia judía, elogió ayer el papel clave (sic) de Marruecos en la “estabilidad”de la región, sin decir ni pío de los incidentes provocados por el reino alauita –de Mohamed VI- en las plazas españolas de Ceuta y Melilla. Se escuda en el reconocimiento –o en  su ratificación más bien- de Donald Trump de la soberanía marroquí sobre el Sahara (occidental) pero lo que tenia en este una intencionalidad visible de efecto amortiguador y apaciguador de tensiones entre España y Marruecos, no hace en su sucesor (un decir también) más que incendiar irresponsablemente la crisis latente entre los dos países. ¿Por cuenta e interés de quien? Does it America make great again? Inútil de preguntárselo al consejero y confidente –y cómplice- del Sultan alauí, José Luis Rodríguez Zapatero

¿Marcha Negra, o verdinegra? que tenemos aún frescas (como quien dice) las imágenes de la Marcha Verde. Donde nos la jugó y ganó (pero bien) Hassan II, y ahora se diría que quiere repetir la misma jugada su hijo y heredero Mohamed VI (Sestor, con acento en la o, como me decía graciosamente, recalcando bien la erre en la pronunciación,  un joven marroquí del que aquí ya hable con el que coincidí -dentro de la misma celda (...)- en las cárceles belgas. La Marcha Verde y el 15-M (y la manifestación nocturna en la Puerta del Sol) nos vienen, cierto, juntos a la mente, y el culpable o responsable de esta asociación se me antoja que lo sea José Luis Rodríguez Zapatero por su papel en torno a los atentados del 11-M y todo lo que se siguió. El de "la alianza de culturas", lo que nos parece también imposible de disociar de "las primaveras árabes" y de su tormenta mediterránea (y tan funesta) de indignación, omnipresente ahora según las malas lenguas en la corte (y serrallo) del Sultán (o Imán, poco importa)

¿A qué juega Mohamed Sestor? ¿A otra marcha negra (o verdinegra) en Ceuta y Melilla objetos favoritos de su obsesión? ¿So pretexto del Polisario, que no creo que hayan podido encontrar coartada mejor? Y con la cobertura americana –léase israelí (o judía), por favor- y el telón de fondo del recrudecimiento de la crisis en Oriente Medio que amenaza por enésima vez de deflagrar sin solución. Una encrucijada erizada de amenazas y peligros para las diplomacia y la política interior y exterior de España la que ahora se nos presenta, al filo de la actualidad mas candente de las ultima horas de donde aprendemos que el ejército ante la agravación de la situación se habrá sustituido a las fuerzas del orden por las calles de Ceuta (con el aplauso comprensible de la población). Lagarto, lagarto, digo yo. Con la espada de Damocles en nuestras cabezas del riesgo de un incidente dramático de fácil (y barata) explotación. Y con el  ejemplo bien fijo en mi mente de las manifestaciones “pacificas” –como la invasión de ahora- contra Asad en Siria, “casus belli” número uno como después se demostró. ¿España de nuevo en la picota de los medios a escala mundial como en el tardo-franquismo o en el 15-M o por cuenta de la gripe “española” a seguir a la Primera Guerra Mundial? ¿Con grave riesgo para mas INRI de amputación? Ese es el trance que nos amenaza ahora. Pero en la Moncloa se me antoja que estén a años luz de esas preocupaciones o aprensiones mías, rayanas (dirán allí) en la obsesión. Me duele España ¿a ellos no? (y a la mente me viene ipso facto la parábola del rey Salomón) (continua)  


Gaza. Colonos israelíes –hace unas horas- jalean los bombardeos del otro lado de la frontera judeo-palestina, en una agravacion por sorpresa del conflicto en la región de consecuencias imprevisibles. Ese es el telón de fondo insoslayable de la crisis entre España y Marruecos las horas que corren, aunque la incapacidad -se diría que genética- de un justo enfoque de las crisis de política internacional en el mundo que vivimos, amenaza con jugarnos de nuevo una mala pasada a los españoles. Sin trampa ni cartón. No entramos (de firme propósito) tampoco ahora en esta guerra del fin del mundo. Porque continuamos sin verlo claro. Al contrario que en Siria o en Libia o en el Sahara o en el Líbano. Algo querrá decir ¿o no?    

ADDENDA (última hora) Afinando mi postura al hilo y al calor de los últimos acontecimientos, y saliendo así al paso de malentendidos y de una burda (y sorda) incomprensión, que me dan la impresión ser (grosso modo) lo que con mi articulo he cosechado hasta ahora. No me caso  con nadie ni nunca y menos que nunca ahora: discrepo abiertamente de la política pro-marroquí de Moncloa, y del partido que hoy nos representa en la escena de la política extranjera, y en general de los posicionamientos estratégico de la izquierda, lo mismo o parecido me cabe decir de las opciones y posturas en materia de geopolítica de las principales formaciones del cuadrante de la derecha. Y en particular, la de Vox, pro-sionista o pro-israelí, la más declarada o emblemática –por su descarado partidismo- de todas ellas. Tampoco comparto –todos lo que aquí me leen lo saben o si no lo medio/imaginan- el optimismo candoroso del PP en materia de inmigración (y de otras cosas) que viene de antiguo y no es de ahora, pero también ahí entiendo deber dejar sentados los debidos matices. 

Que si es cierto que tras todos los años de expatriación que llevo por cima de los Pirineos tomé (clara) conciencia de la amenaza o del riesgo y peligro –de lo mas grave y tangible para los que aquí vivimos (de ascendencia europea)- del Gran Remplazo (Remplacement) o en otros términos, de la desaparición (sic) de toda una civilización que es la nuestra, no es óbice que ello no me hace perder de vista nuestra vocación española que es la de la fidelidad mas absoluta e intransigente a los destinos de Europa desde nuestra situación geográfica -de Punta Sur o “Punta Europa”-, y de la fidelidad igualmente estricta a nuestra tradicional amistad con los países árabes, que lejos de ser una fórmula de fácil –y trasnochada y obsoleta- retórica, nos endosa responsabilidades mayores entre todos los países europeo, en esta crucial encrucijada histórica. De lo que tomé clara conciencia los años que llevo residiendo aquí (en Bélgica) en un espíritu de confraternización sincera -al precio a veces de esfuerzos casi heroicos (….)-, en la situación de cohabitación semi-forzosa con el colectivo inmigrante de confesión musulmana que alcanza en Bruselas un nivel y unas proporciones sin parangón en ningún otro país de Europa, y a la vez en una clara y frontal e intransigente oposición salpicada de incidentes (que fue la mía) a la intromisión de la ley islámica (la Charia) hasta en los más nimios detalles de la vida cotidiana al socaire de la mencionada corriente migratoria. Y todo lo que precede, me hace más si cabe tomar clara conciencia del reto (magno) que la situación creada en las plazas españolas de Ceuta y Melilla nos plantea a todos los españoles y yo diría que a todos los europeos en las ultimas horas. 

Y si es cierto que en mi artículo y en el mensaje con el que hice su presentación en mi cuenta FB me mostré  –cargado de razones y de motivos- aprensivo hacia una intervención del Ejercito en la crisis por la que atraviesan las plazas españolas del otro lado del Estrecho, y a su mera aparición por las calles de Melilla y de Ceuta, no es menos cierto que someto –con gusto- mi análisis y mis juicios a aquellos que están viviendo la situación de cerca allí en estos precisos (y críticos) momentos. VOX está por cierto -en la persona de Ricardo Abascal- en su perfecto derecho de abogar por una intervención militar y en denunciar la rendición (sic) de nuestra línea de fronteras Sur. Si se demarcasen no obstante de su alineamiento pro-israelí, que pone más si cabe (clamorosamente) al destape o de manifiesto el súbito agravamiento –en una sincronía sospechosa- de la situación en el conflicto del Oriente Medio, no cabe duda que ello les haría ganar credibilidad y reforzaría notablemente su eco en el seno de la población española. Nadie nos pide tanto, ni a nadie tanto le debemos, ni a la OTAN, ni al gran patrón USA, que se pone ahora escandalosamente de perfil a través del portavoz más autorizado de la diplomacia norteamericana bajo la presidencia Biden, en concreto de su Secretario de Estado que no hace secreto ninguno de su alineamiento a favor de Marruecos en la crisis en curso ni (nota bene) de su notoria ascendencia judía. Lo dicho, conscientes de pisar un terreno erizado de trampas y amenazas y peligros, creemos no obstante que se impone –de urgencia- en las plazas (amenazadas) de Ceuta y de Melilla, la declaración del estado de guerra     

    

domingo, mayo 16, 2021

Luna Nueva

 


¿A dónde vas, sombra amiga

De dónde vienes, “rey David”?

Te veo ahora y contigo

Veo pasar mi vida en un "film"

 

Tantos años ya y ahí sigues

solo (errante) y fiel a ti

¿Qué es la vida, sí, dime?

¿Es tan sólo un ir y venir?

 

Y ahora otra vez te vas

Hasta el centro (del mapa) (sic)

¿El centro o el hoyo más bien?

(que me temo así verlo ¡ay de mí!)

 

¿Qué vas buscando? ¿sirenas

En la luna nueva? (¡oh país!)

¿Y que te hagan pararte ya?

(como la que se fue de ti) (...)

 

Como a Ulises (u Odiseo)  

-¿mi alter ego? (eso creí)-

En el reino de las sombras,

de las noches (una y mil) 

 

(Y fue el cruzarle un instante

En esta tarde tan gris

Él, su sonrisa amiga,

Y el día se puso a reír)

 

Y el triste adiós se alejó

Cual brisa suave (en un tris)

Y seguí el camino y mi rumbo

A ninguna parte (un decir)

 

Y levantando la vista

me acordé de ti (¡Oh Marie!),

y de la luz de tus ojos

viendo (¡ay!) la noche venir,

 

me puse a mirar "alante"

¡Todo un mundo tras de mí

Invisible!: mirando atrás

Solamente te veo a ti

 

Y el Fantasma se fue corriendo

...Hasta el volver de la esquina (allí)

Dejándome la tarde en paz

Y a mí (amor), contento y feliz

 

 

jueves, mayo 13, 2021

FRANCO Y NAPOLEÓN

 

El fundador de la Acción Francesa, Charles Maurras, nos habrá legado a todos –franceses y no franceses- una obra ingente de un profundo pensamiento político e histórico, y una trayectoria de primerísimo plano surcadas de contradicciones como todos los grandes hombres de acción y todos los grandes pensadores. Por cuenta por ejemplo de Napoleón, en el que ni Maurras ni sus discípulos y seguidores parecieron nunca tenerlo del todo claro, lo que habrá servido ahora de coartada o pretexto de los graves incidentes -y en particular una sucia y cobarde agresión de falsa bandera, en el desfile en homenaje a Juana de Arco en el centro de Paris. En lo que cada uno sabrá escoger su bando: el mío -como español- es a favor del Maurras (gallardamente) partidario del honor del Ejército y de la integridad de la Patria en el Affaire Dreyfus, frente al bando de los Sabios de Sión. Y a favor a la vez del que tomó partido clara y lealmente -de cerca (en su visita a Franco en Burgos) y a la vez de lejos (sin ingerencia)- por el bando nacional durante nuestra (interminable) guerra civil. Al que recordaba el callejero madrileño –a nombre de “Carlos Maurras”- de antes de la democracia. Sin trampa ni cartón, en política más que en cualquier otra cosa. Y más aún en politica/religiosa. 

Napoleón. En árabe, Napliyoún, del recuerdo –entre el rencor y la beata admiración- que a aquellos legó, que dejó registrada en mil cuentos (morunos) su (oriental) imaginación (tal y como lo cuenta en una de sus principales obras, en francés y entre el sarcasmo y la ironía, de su carrera de diplomático en Persia, Arthur De Gobineau). Que vuelve ahora de actualidad y en el fuego de la polémica tras la tribuna (no una sino dos) de militares franceses de las que me vengo ocupando en este blog. Y es sobre todo por el incidente en el desfile (anual) en honor de Juana de Arco por el centro de Paris que me contó entre sus participantes hace ya unos años, como aquí ya lo conté, y el cual se vio en la efemérides de ahora surcado de serios incidentes que tuvieron como coartada o pretexto desavenencias entre corrientes opuestas y rivales de la vieja “Acción Francesa” por cuenta (y no sólo) del Emperador de franceses que vuelven a mostrar así a las claras no tenerlo sobre aquel muy claro –la prueba, la biografía (entre la critica y la hagiografía) que Jacques Bainville, su referente supremo en materia histórica, le dedicó. Lo mismo que se puede decir de muchos franceses (y no de un solo ni de dos) 

Y lo mismo que cabría decir entre españoles sin caer en la exageración. “Napoleón hizo entre nosotros mucho ruido”. declaró a modo de lamento Ernesto Giménez Caballero, reflejando así la opinión vacilante y el estado de ánimo indeciso de muchos falangistas (y franquistas), entre la repulsa ellos también, y la muda admiración. A imagen y semejanza de lo que sentían del otro lado de los Pirineos en movimientos análogos u “homologables” aquellos años, y en un eco más o menos lejano a la vez del sentir de  sus pensadores más influyentes como lo fue Nietzsche. “Maestro de energías”, fue así como este le calificó. Y confieso no verlo muy claro aún tampoco yo. 

sábado, mayo 08, 2021

ISABEL AYUSO Y EL VIEJO MADRID

 

Isabel Díaz Ayuso en su mirada intensa y triste y en la fuerza de agarre de su voz ronca y de su desgarro, nos convenció. La voz (joven) del Viejo Madrid lo que en ella creímos reconocer. Que todavía no murió

No lo ví venir, el torbellino electoral, quiero decir. No supe verla sobre todo a ella, a tantos kilómetros de distancia –a años luz o así- de la vida española, de sus cuitas y de sus temores, de sus anhelos y esperanzas más secretas y mas intimas (y recónditas), de las que Isabel Ayuso habrá sabido erigirse en símbolo y matriz, y vocera y adalid. Y sólo lo habré visto y podido calibrar en su justo alcance y exacta medida ahora viéndome un vídeo de su discurso del pasado domingo –calle Génova- y oyendo lo que decía y el empuje y la fuerza de agarre y de convicción -de su mirada intensa y triste y de su voz fuerte y ronca- con lo que lo decía hasta el punto que se me saltaron las lagrimas (sin querer). ¿Emoción patriótica desatada, de sorpresa de lo que podía esperar ni imaginar, de alivio o desahogo por el punto final de una pesadilla sin fin? De verdad que no lo sé. ¿O la voz honda, telúrica –“ctónica” (léase femenina, y un poco infernal) que le dicen los lingüistas- mas bien, de Madrid, de mi viejo Madrid (entre Arguelles y Chamberí)?(…)

¡Madrid, Madrid, Madrid, qué lejos y a la vez qué cerca estás todavía de mi! De tu cielo azul, de tu sol templado -de la Noche (en mayúsculas)- y de tu luz de Abril. ¿De Madrid al cielo como alguno dice ahora? Cielo en la tierra más bien aquí –hic et nunc- al final de la pesadilla. De la  guerra civil. Y la prueba lo son las ganas y ansias no de revancha sino de con-cor-dia (como ella bien dice) que tras la victoria de la nueva heroína madrileña siento dentro de mi. Y de perdón y de olvido, de verdad que si. 

No transigí, no le concedí ni una al ídolo de la izquierda que se ve ahora humillado y derrotado, ni en la fase cenital de su auge en apariencia imparable y de su restallante victoria, y ya desde mucho antes, todos los meses y meses de su larga marcha a la Moncloa en los que me desgañité en denuncias y señales de alerta y voces y gritos de alarma (yo solo) como dan fe de ello, casi una sí y otra también, las entradas de este blog. 

Y sin embargo ahora sólo retengo una cosa del socialista cuatro/caminero que tanto me hizo bramar (y gemir) Y lo es el gesto que tuvo de concordia y de reconciliación o así al menos me lo pareció a mí. Y lo tradujo el ambiente de solemnidad y de respeto con el que se desarrolló el traslado de los restos (tras su exhumación) de Franco, del Valle, que lo que pudo ser una profanación se tradujo (de un tris) en un callado y silencioso homenaje (de muchos) y en un gesto mudo o un guiño  a la otra (media) España con la mirada fija allí. Lo que hay que agradecer (también) a él (o así al menos fue como yo lo ví). 

Hasta el punto que se ganó entonces el rencor y la inquina de un sector irreconciliable de la izquierda (ultra pirenaica), lo que me pareció un signo infalible y aún hoy lo sigo viendo así (…) Y lo que mas caló en la población madrileña del mensaje de la Ayuso en su campaña electoral, que en su discurso de después volvió a repetir, lo fue ese grito -como un De Profundis- de ¡Libertad! que tanta perplejidad, y tanto escándalo incluso produjo, por su resonancia y su eco innegables y sin duda también por su cargazón histórica e ideológica (que todo hay que decir) “Cuando un hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rosseau” (…), las palabras – a fuer de solemnes  casi lapidarias, dicen que por lo anacrónicas- que resonaron tanto (y con tanta polémica) entonces –en el Teatro de la Comedia- y mucho después, resuenan con igual fuerza hoy (o más), en la era del Covid (…) 

Que el lema de la celebre trilogía de la Revolución Francesa se diría que se ve puesto al (gran) destape ahora en lo que tenía de falaz y de (funesto e) insidioso: en su formulación misma y en el razonamiento o en la simulación -o subrepción sic)-, como leo recientemente en el historiador alemán Ernst NOLTE- en la que aquel se fundamenta y es del camuflaje de  una obediencia (o sumisión) total (sic) bajo máscara (o mascarilla) de libertad, léase de una sumisión (ciega) a la Voluntad General (….) Y es lo que muchos (de a pie) habrán visto ahora claro como la luz sin saberlo explicar ni acertar tampoco en como lo tenían que decir. 

Hasta que lo ha dicho por ellos Isabel Ayuso con sus palabras y sobre todo, por sus medidas enérgicas y tajantes al frente de la Comunidad de Madrid, y es frente a la pulsión li-ber-ti-ci-da de la izquierda que la pandemia habrá puesto también clamorosamente de manifiesto como lo vengo denunciando sin parar en estas entradas. Y es de la memoria aún fresca y fija en mi, de mi infancia y adolescencia (años sesenta) en el viejo Madrid. En el que  (como Pedro por su casa) correteé –hasta las tantas (…)-, y viví y reí y crecí. 

Victoria de Isabel Ayuso. O la alegría y las ganas de vivir. O un estilo de vida. El del viejo Madrid

ADDENDA Una laguna u olvido o lapso como dice el psicoanálisis, que se merece glosa –o glosa de la glosa mas que la glosa en si-, lo es la que omití y olvidé -¿por qué?- en mi entrada, a lo que se ha merecido en cambio la atención preferente de todos o casi todos en el reciente resultado electoral en Madrid. Y lo es el fiasco (sic) electoral, político y personal de Pablo Iglesias y de sus fulgurantes carrera y trayectoria a las que habrá abruptamente puesto Fin. Y lo sea tal vez, no, seguro, sí, porque era lo que cabía esperar y lo que yo mismo me esperaba sin darme del todo cuenta, o en otras palabras, lo que tenían de bluf –sin mucho fondo de verdad como lo arrastraba Pedro Sánchez en cambio, ese, sí-, él y el fenómeno -de la indignación callejera- - que supo encarnar más y mejor que nadie él -y su partido de Podemos-, como lo supe expresar en el librito que le dediqué, cuando tantos veían en él la (perfecta) ilustración del horizonte o expectativa de futuro en la política española, y yo –solo o casi solo contra todos- no más que un avatar (uno más) de la interminable guerra civil, como lo volví a recalcar en el articulo –de alto riesgo (…)- que le dediqué por cuenta de su abuelo y Villafranca de los Barros y que me habrá merecido cifras record -¿y por qué?- de visitas en mi blog.  Ya está, el enigma se aclaró y el mito se desinfló casi con la misma rapidez con que se hinchó. Y me puse a descansar –sin  resentimiento, lo juro, ni acrimonia, que hacia él al contrario que con otros nunca sentí, ¿por lo que tuvo de teatral, y a fuer de impresentable (y sin malicia), de divertido (y de bufón)? Y respiré y me puse a dormir. Cara al sol   

        

sábado, mayo 01, 2021

PRIMERO DE MAYO EN BRUSELAS

 


“Mayo del 21. La rebelión de los jóvenes” Portada de un semanario belga de actualidad sobre la rebelión juvenil en curso contra el estado de excepción (en la practica) que les impone la pandemia, y contra la pulsión liberticida (sic) que en él se manifiesta. Indignación típicamente belga. De ansias y de alegría de vivir (cualquier parecido con la realidad –de Mayo del 68, o del 15-M- pura coincidencia) (…)

 

Primero  de Mayo en Bruselas, nueva época. Me paseaba hoy un poco desconectado del calendario -lo que parece ser mi sino ( y no me duelen prendas)- por el parque (Bois de la Cambre) mayor y principal de Bruselas, como acostumbro en domingos y días de fiesta, pero a años luz de celebraciones de la dicha efemérides en la tradición de la izquierda (y de primeros de mayo cualquiera)  Y que pintaban bastos, ya lo me indicó la nutrida presencia de fuerzas del orden cada vez más numerosas a medida que me acercaba, pero ya digo, sin darme cuenta del todo de lo que se cocía por encima de mis hombros o a mis espaldas en resumidas cuentas. Y me lo confirmó -cuando me vi dentro- el recinto, al aire libre, y lleno a abarrotar de una muchedumbre de jóvenes congregados, bien juntos todos ellos y ellas, y sin máscaras –salvo la mía-, que no vi ni una siquiera- en claro desafío pero sin espíritu de enfrentamiento y en un ambiente de fiesta despreocupado y un tanto infantil ("bon enfant", en la expresión francesa). 

De indignados (sic) dirá alguno de mis compatriotas aquí, y no le quito la razón, pero una indignación a la belga (sic) (¿cualquier parecido con la realidad pura coincidencia? y no quiero entrar en polémicas)  Convocados por Internet y por las redes sociales en el mismo sitio –justo a la entrada del parque y con vistas al estanque allá al fondo- donde justo un mes antes –el primero de abril- protagonizaron serios incidentes que habrán desatado no poco las lenguas. Todo allí entre rostros apacibles y fachas de buenos chicos, que no dejaban nada presagiar a los paseantes que como yo por allí pasábamos, mitad curiosos y también sin duda en plan  (un poco) de reconocimiento, con el reportaje que aquí estoy vertiendo in mente como un mero proyecto (aunque no me diera cuenta) 

Hasta que sonaron las primeras cargas y descargas –de cañones de agua o eso creo- y toda la (joven) muchedumbre congregada se dispersó en estampida –y silenciosos- desparramándose y yo entre ellos, en jolgorio, entre las ramas y los arboles que circundaban la explanada donde estaban concentrados, remontándome así por el túnel del tiempo a las cargas de aquellos tiempos lejanas y aun frescas en el recuerdo al mismo tiempo. Pero otra época ya digo, y otros tiempos que para siempre se fueron. Otras latitudes sobre todo, y otras tierras y otros cielos (…) Y me volví, sin más, por donde había venido, sin que el ambiente festivo despareciese del todo incluso ante la llegada con gran estruendo y a toda mecha de nuevos refuerzos, camiones y vehículos blindados incluso unos detrás de otros. 

Y luego, de vuelta a casa, supe por el noticiario de otras manifestaciones del mismo signo que se habían producido hoy y no sólo en Bruselas sino también en Lieja. Nada trivial lo sucedido y que se merece aquí una moraleja. Y es que esa indignación juvenil habrá puesto al destape lo que se vio hasta ahora rodeado de espesos tabúes tanto en España como en Bélgica y es la pulsión descaradamente liberticida (sic) latente en todos los movimientos de protesta de izquierdas, y que se habrá desatado de nuevo ahora con ímpetu y furor por cuenta o so pretexto de la pandemia. Y digo e insisto que no quiero entrar en polémicas. “Prefiero el comunismo a la libertad, ¡qué c…!", dice o dicen que dijo el líder de los indignados españoles en un botón de muestra (flagrante e inimitable) de la indignación marca España de nuestras culpas y pecados (ya digo, cualquier parecido con esta realidad- típicamente belga- pura coincidencia) (….) 

Comparaciones odiosas, o sea que vamos a dejar el tema. Porque lo que más me habrá movido a darle a la tecla en este tema quizás no lo sean tanto esas libertades –fundamentales, primeras- que se ven bajo amenaza ahora, sino la (trágica) indefensión y el desamparo de los que la juventud aquí da muestras, harta -y confundida y perpleja- de confinamientos y encerramientos –delante de un ordenador (….)- y de controles y de estados de excepción (y no sé si toques de queda) que parecen haber venido para quedarse, y que habrán trastornado hasta en los más ínfimos detalles su ritmo y su modo de vida, a todos los niveles y en todos los órdenes de su existencia (por modesta y sencilla que ella fuera) 

“Vivir como antes”, el grito de angustia de un joven en el reportaje en una revista de actualidad belga sobre los incidentes. “Mayo del 21, la rebelión de los jóvenes”, lo titulan en la cubierta. Más puro o más auténtico, así me lo parece a mi al menos ese grito y la inquietud que tan gráficamente traduce que otros fenómenos juveniles de protesta (contemporáneos) –como las Sardinas, en Italia (de jóvenes anti-Salvini)- que se habrán ganado toda la atención y cobertura de los medios tras haberse visto encauzados como es debido (en el juego democrático) 

“Vivir como antes –continúa el mismo joven protestatario-, y no vencerán a la Muerte  al precio de nuestra asfixia” Y continúa en la misma onda de juventud y de optimismo: "¡Hagámosles la más grande demostración de ganas y de alegría de vivir que hayan visto nunca!”. Y habrán cumplido su palabra a fe mía (al precio, que todo ha que decir, de no sé cuantas detenciones administrativas, de las que sólo me habré enterado más tarde) (...) 

Y leyéndole, de vuelta del parque, me devuelve de un golpe esas ganas y esa alegría (de vivir) a mí (tan falto a veces de ella) Como un viento de profecía

 

ADDENDA El aviso de eliminación (sic) de mi blog parece confirmarse como una falsa alerta (y toco madera)