martes, septiembre 06, 2022

CHILE Y YO

 

Falange Nacional, el partido del "Kerenski" Eduardo Frei, ancestro de la Democracia Cristiana en Chile, de antes de la II Guerra Mundial (y su desenlace) y de antes del Concilio Vatican Segundo. No por progres filomarxistas, sino por falangistas -o "filo fascistas"-, por lo que los de la TFP tan sañudamente los atacó Y el tiempo les dio (a la TFP) y les quitó a la vez la razón

Me duele Chile, a mí español, por qué lo voy a negar, siempre me dolió. Y las lineas que aquí siguen no son más que la (pequeña) historia de las metamorfosis o avatares de aquel dolor (y aquella obsesión). "Chile bien vale un rosario" escribía yo entonces --cuando la experiencia (socialista) de Salvador Allende-, aquella época mía de electrón libre a punto de entrar (ay dolor!) en la órbita como una imponente e imponderable galaxia de la TFP/Covadonga  -Augusta Señora!- que fue entonces cuando de ellos me acerqué, con aquella campaña tan ruidosa y tan insólita (a fuer de anacrónica) en la calle y en los medios y con aquel libro best-seller (o ellos así lo vendieron) "Frei el Kerenski chileno", con el que asentí de pe a pa por aquel entonces, y con el que hoy sigo asistiendo sólo que visto del revés. Que un mal pensamiento me acechó a la lectura aquella que con el tiempo no habrá hecho mas que crecer y crecer. 

Y era que "Kerenskis" para la TFP no lo eran tanto Frei y los de la Democracia cristiana -en versión progre marca Concilio Vaticano (Dos)- sino los ancestros historicamente de aquellos, a saber la Falange Nacional chilena en primer plano, en la mirilla de las obsesiones ("antifascistas") del padre y socio fundador de aquella, "Profesor Plinio", al que el tiempo acabaría pasando la factura ("post mortem") de sus obsesiones y sus diagnósticos tan simplistas y reductores -y chorreantes de agua bendita-, tan pedantes y arrogantes, y del movimiento por él fundado tan estruendoso y avasallador, que tras la muerte de aquél acabaría encallando fatalmente y entrando en implosión. 

Chile bien valia un rosario, sí, en las campañas aquellas de agitación callejera como las que habían dado cuenta años antes del brasileño Joao Goulart, en quien al autor de estas líneas, lector precoz de toda clase de escritos, titulares e impresos en blanco y negro, le costaba ver un rojo (sic), y era por ese sexto/sentido que me dio una memoria histórica de guerra civil y de la que andaban faltos del otro lado del Atlantico, de una memoria visual -aunque heredada- es lo que quiero decir. Yo no veía un "rojo" en Goulart -ni en Getulio Vargas tampoco-, pero ellos sí que veian un "fascista" o filofascista en mí, lo que me costó años y años de asumir. Electrón libre, lo que fui, ya digo como un cometa desbocado, fuera de órbita, como lo fue Mussolini entre su primera y su segunda época -del marxismo y del anarquismo al fascismo y al nacionalismo intervencionista- tal y como ya lo expuse aquí. 

Y así, a aquello de "Chile bien vale un rosario" -o "París bien vale una misa", "nao é"?- los del FES con los que me cruzaba después de decirles adiós (en parte por culpa o en nombre de aquellos) , me replicaban -Obras Completas bien en mano- que lo que los chilenos necesitaban era más justicia social, léase reforma agraria y nacionalizacion de la Banca -de la más pura coecha joseantoniana-, a lo que añadían "autogestión obrera de los medios de producción", en cosecha de ellos solos, lo que a mí en cambio no me entraba hasta que acabé, ya digo, por decirles adiós. 

Y eso explica mi actitud en todo lo que vino después, mi alborozo ante el levantamiento militar del 11 de septiembre -magia y magnetismo de las fechas-, recorriendo y revistando uno tras otro como un sonámbulo los kioskos de periódicos cubiertos de titulares de última hora con la Noticia, por el centro de Madrid, y antes de eso, los tres años de espera (angustiosa) en los que Chile y su actualidad candente y rabiosa se convirtieron en una obsesión (sic) para mí, como una tabla de salvamento o un exutorio oportuno o providencial del ambiente enrarecido asfixiante y radioactivo que se vivía en las Facultades -finales de los sesenta y principios de los setenta-, en Madrid, tal y como yo lo viví. 

Una larga y angustiosa espera como un largo Vía Crucis con dos estaciones apenas, y fueron los fallidos levantamientos militares -el "tancazo" (o "tanquetazo") del coronel Roberto Souper Onfray un nombre que yo llevaba como en un escapulario en mi mente puesto justo a seguir-, y antes de aquello, el "tacnazo" -del nombre del regimiento de Tacna- de justo antes de Allende, con Frei, incruento al contrario que el anterior y en grado sólo de intentona (y ni eso, sólo un gesto), pero que la cadena de acontecimentos puso de vuelta como en vuelo de "boomerang", con otro nombre, Viaux Marambio que se quedaria grabado -en hierro al rojo- también en mí en su versión mas pegadiza, de General Viaux. 

Manera apenas -todo lo que precede- de explicar a mis lectores, en la guerra civil chilena como en nuestra guerra civil (lo mismo me da que me da lo mismo?) no quiénes  ganaron y quienes perdieron -entonces me refiero, no muchos años después (...)-, sino por qué ganó quien ganó y por qué perdió quien perdió. Lo que no sólo a mí sino a otros también sirvió de lección. Que era imposible no pensar en aqullos episodios chilenos tan traumáticos y a la vez tan emblemáticos y tan ruidosos,  cuando la tentativa (o "intentona") -que igualmnte en vilo seguí-  de Caldas da Rainha, que precedio de unas semanas apenas en Portugal la revolución (marxista) de los claveles del 25 de abril. Que sirvió por cierto de lección a las figuras más destacadas y emblemáticas del MFA (Movimento das Forcas Armadas) y en particular a la figura más destacada de todos ellos, Otelo Saraiva de Carvalho ("major Otelo"), tal y como él mismo asi lo confesó. A modo de excusa o explicación, o justificación, de su papel oscuro  -de delator?- en la tentativa aquella (apostillo por mi cuenta yo) 

Que el 11 de septiembre (chileno) contó con antecedentes -del mayor relieve- como los acabo de explicar aquí, y también con una causa primera o razón profunda en los análisis de politólogos que apenas ahora salen a la luz, y es que -por mucho que nos quisieran vender lo contrario entonces los medios del mun-do-en-te-ro- , y en España y Bélgica más aún- la Unidad Popular (allendista) contaba con mayoría, pero no con una mayoría suficiente (sic) -sino por los pelos-, como para emprender las reformas y aplicar las medidas -de izquierda- tan drásticas y radicales, que entonces se pretendió

Historias de guerra civil, de guerra civil europea (y española) y guerra civil americana (y ex-hispana) asi es como veo todo aquello hoy. Con la vision o el soplo de objetividad y ecuanimidad- que da el tiempo transcurrido como en retrovisor.   "Canté la guerra de lejos" en Santiago como antes en Madrid? O en Argentina sin ir más lejos? La pregunta que me sigue, que me hago a mí. Y en mi descargo diré que no veí a claro como hoy lo veo el misterio subyacente en esos tres paises, en España y en los paises ex-hispanos y gravitando de cerca en todos ellos a la vez, de la (interminabl) guerra civil. O guerras civiles, Largas e interminables a la mdida del tiempo que me fue preciso para acabar de comprender, sin desdecirme ni unajota de todo lo que dije o escribí hasta aquí. 

Y también diré que no canté tan de lejos como otros. Y es porque estuve allí. En Argentina casi dos años y en Chile en una visita relámpago en vuelo Buenos Aires-Santiago, y en la que tuve acceso a los medios -y al primer plano, de hábito eclesiástico- y por lo que, cuando me detuvieron en Fátima, me consta que en los medios y entre los que entonces personalmente me conocieron, se habló de mi. Y ahora cuando los acontecimientos recientes -léase el referéndum- parecen darme la razon tantos años después, hablo y me pronuncio sobre aquello un poco por derecho propio. Derecho de conquista? Escarmentaron mirando atrás los chilenos? Apuesto yo a que sí


 

Pablo Rodríguez (Grez), jurista eminente y abogado de profesión, fundador y dirigente de "Patria y Libertad", de gran protagonismo (nacionalista, anti-marxista y anti-comunista) en la era de la Unidad Popular. Convidado de piedra ahora -por su defensa cerrada de la Constitución en vigor- del (aplastante) rechazo en el referéndum sobre la nueva constitución. Un protagonismo violento el suyo entonces antes del 11 de septiembre (1973), cierto, pero sin que se le pudiera nunca probar hasta hoy contacto alguno con la policía politica en tiempos del general Pinochet    

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