jueves, abril 29, 2021

RUIDO DE SABLES EN PARIS (2)


El jefe del Alto Estado Mayor del Ejército francés, General Francois Lecointre (en la foto) habrá roto el silencio del estamento castrense profiriendo amenazas de severas sanciones –de pase a retiro, y de expulsión de la institución y consejo de discilina- contra los militares firmantes de la tribuna de protesta. Políticos franceses en la orbita del (antiguo) Frente Nacional no se arredran no obstante de comparar su actitud con la de su (lejano) predecesor, el general Ailleret, jefe del Alto Estado Mayor durante la guerra de Argelia, que –en el marco de la política argelina del General De Gaulle- ordenó el tiroteo (con la matanza consiguiente) de una  manifestación de civiles desarmados en el centro de Argel –rue d’Isly-, partidarios de la Argelia francesa. Una guerra que continúa a dividir a los franceses, no enterrada del todo –por lo que se ve- en los arcanos de la Memoria. ¿Sabrá el ejercito francés tomar nota? 

Bola de nieve de alcance imprevisible. La tribuna de generales franceses cuenta ya con la adhesión de una abultada cifra (8105) (…) de firmas de militares. Y en ese contexto, interviene la toma de posición (previsible) del jefe del Alto Estado Mayor, Francois Lecointre –haciéndose así ecO de declaraciones de los altos cargos de la Defensa-, en las que anuncia medidas drásticas y amenaza a los militares firmantes con el paso al retiro o a la reserva, o la baja o expulsión del cuerpo, o el consejo de guerra. Lo que de entrada habrá provocado muestras de solidaridad con aquellos en los medios políticos y militares y el despertar de la memoria en el capítulo (como cabía de esperar) de la guerra de Argelia. Y es sobre todo por cuenta del entonces jefe del Alto Estado Mayor, Ailleret que –el 26 de marzo de 1962, ordenó a un regimiento a sus ordenes de tropas indígenas (“tirailleurs”) el tiroteo en el centro de Argel –rue d’Isly- contra un manifestación pacífica y desarmada –como las que tuvieron tanto eco y  contaron con tanta solidaridad a escala mundial en Siria, contra el presidente Assad- de europeos (Pieds Noirs), con un saldo cifrado (según fuentes creíbles) en 80 muertos y 200 heridos. En el marco todo ello de la política argelina del General De Gaulle. Las cosas –y toco madera- no han llegado ahora hasta ese extremo todavía, pero la reacción (nerviosa) de la cúpula militar traduce fielmente el estado de malestar en la institución castrense y sobre todo el crucial y álgido debate suscitado en el seno de la opinión publica y de la sociedad francesa que aparece así en este asunto –y en torno (como telón de fondo) a la personalidad del presidente Emmanuel Macron- dividida por la mitad, en vísperas de una cita electoral tan decisiva .e incierta- como hasta ahora se presenta (….)

Y de telón de fondo o de convidado de piedra –en clave de interpretación española-, la figura enigmática e insoslayable del general De Gaulle que está sirviendo ahora a unos y a otros de ejemplo o de paradigma mayor y de punto de referencia: proteico y enigmático a lo sumo, el general de la “Liberation” como lo muestra Dominique Venner en la biografía (crítica) que le dedicó, al borde de la autocrítica, más creíble si cabe de parte de alguien que atentó contra la vida de aquel y que tanto le odió (sic), conforme a a su propia confesión) 

Así, la ministro francesa de la Defensa y a sus ancas todo un coro de voces de la clase política y de los medios evocan el putsch de Argel. Y en el otro lado del cuadrante, Marion Le Pen recuerda por su parte un detalle o episodio de la trayectoria del fundador de la V Republica, y lo fue la publicación en los inicios de su carrera militar de una obra polémica (“Vers l’armée de métier”) de estrategia militar, que tuvo un amplio eco en medios políticos y militares y en la opinión entonces. ¿Sólo tienen hoy, en tiempos de democracia, los militares deber de silencio y de reserva? Un poco raro e incongruente ¿no? Como sea, la tribuna de los generales franceses  habrá tenido el efecto (o la virtud) de  un desatarse las lenguas, en Francia y fuera de ella, y de un despertar de la solidaridad europea como ya lo señalé en este blog (y no me duelen prendas) 

Me reprocharán aquí algunos una fijación (como obsesiva) en el pasado histórico y en especial en algunos de sus capítulos o episodios. No me importa. Y es que hay que rendirse a la evidencia. El problema no es de ahora y la situación por la que atraviesa Francia preñada de amenazas en países que la rodean y España entre todos ellos la primera, viene de allí, del estallido y desenlace de la guerra de Argelia que en España se vivió de lejos –como se acostumbra- aunque algunos aún en la tierna infancia lo vivimos como en propia carne (por lo que fuera) Se vivió de lejos, sí, y al mismo tiempo sirvió para reforzar la toma de conciencia de todo lo que teníamos en común con la realidad y con la historia francesa, con el Oranesado –y con Orán la española o como decía Dominique Venner, la Roja (….) reducto o bastión de la OAS, y (nota bene) de españoles, de cuando la guerra civil española, que mostraron ahí y entonces no haber perdido –o no del todo (…) conciencia de sus raíces (pese a las apariencias)  Y eslabón perdido o semi-perdido, todo aquello, de una memoria común que ahora parece como que despierta. Y por eso, no les extrañe a algunos que me eche como a fondo perdido en esta polémica sin importarme ni poco mucho las consecuencias, ni que se me acuse de ingerencia. Que en eso Jean Marie Le Pen veía justo y tenía razón, y en eso -ante la alarma e inquietud de los medios bien pensantes y de las instancias rectoras- su hija díscola viene a darle la razón ahora

O Félix Culpa! Sí, si esa riña domestica habrá sólo servido para preocuparnos e inquietarnos de las cuitas y de los destinos del país vecino en sobremanera. Y no quita (ni un ápice) a todo lo que precede el que no estamos enteramente de acuerdo con todo lo que en esa tribuna se denuncia. No son los emigrantes no/europeos –musulmanes de preferencia- reos de todas las culpas, y seguimos fieles a nuestro postulado expresado -más o menos explícitamente- en este blog. O integración (cultural), o "re-migración". No hay otra. Pero los últimos (infames e indecentes) atentados –contra docentes indefensos y contra personal femenino de las fuerzas del orden-, surcados de malos presagios, habrán sonado en nosotros el botón de alarma –echando así el freno de mano- y nos habrán decidido a darle a la tecla (en el tema)

Siempre con el espectro bien presente de la amenaza de invasión, o lo que es lo mismo, del Gran Reemplazo (Remplacement) De lo que habremos sido testigos (impotentes) en primera fila los largos años ya de residencia en Bélgica

ADDENDA Para evitar o cortar de raíz especulaciones o malentendidos de estos artículos de autor español sobre tema militar y (candente) actualidad francesa , sea quizás oportuno y conveniente por último el precisar o recordar la condición de aquel, de sargento (no activo) de la escala (“echelon de la hiérarchie”) de complemento (IPS) (“universitaires”) Habiendo cumplido mi periodo de practicas en 1973, en el Regimiento de Infantería (“mecanizada”, entonces “motorizable”) Saboya N.6 (*) (en Leganés, provincia de Madrid)

(*): Heredero y descendiente directo (nota bene) del viejo (y temible) Tercio de Saboya, que en sus anales de historia militar los franceses deben conocer bien (...)

 

martes, abril 27, 2021

RUIDO DE SABLES EN PARIS

 

Stephanie M., oficial de la policía francesa de cuarenta y nueve años, muerta acuchillada a manos de un fanático islamista en las dependencias de la comisaría de Rambouillet (extrarradio de París), que habrá suscitado una onda de manifestaciones de duelo y de pesar y de protesta en toda Francia. En ese contexto, se ha visto publicada, en un semanario de derechas (“Valeurs Actuelles”), una tribuna  con unas mil doscientas firmas de militares en activo o en retiro, de entre ellos unos veinte generales, una centena de alta graduación y más de mil otros uniformados. En rebelión contra la disgregación -o el desmoronamiento- nacional (“délitement”) y la perdida (“détachement”) “de múltiples parcelas del territorio nacional y su transformación en territorios sometidos a dogmas contrarios a nuestra constitución”. Y de puesta en guardia contra el racismo (sic) -anti-europeo, anti-blanco y anti-francés se sobreentiende- y frente a la amenaza de “una guerra civil”. Ante la consternación todo ello, de la bien-pensancia, y la polvareda de escándalo y de protesta de altos cargos de la Defensa, de los medios y de la izquierda en Francia –y en Bélgica (...)- que hablan abiertamente de golpe de estado -a los 60 años “día por día” del putsch de Argel (21 de abril 1961) y –en la retórica conocida- de “un cuarterón de generales en pantuflas” (díxit General De Gaulle). Y que se habrá merecido en cambio el elogio y la adhesión de la candidata presidencial Marine Le Pen

Lo que tenia que suceder. El despertar en Francia del Coloso Triste (Umbral) o la Callada (como muerta) –como ellos dicen, “La Grand Muette” Y no me las doy de profeta, pero la noticia electrochoque del otro día del acuchillamiento (mortal) en el extrarradio de Paris de una joven oficial de policía, en las dependencias de una comisaría francesa, se me antojó preocupante y sombría en extremo y cargada de presagios. Por lo que tenia sin duda de un paso adelante –y sin retorno- del terrorismo y de la subversión en el territorio del Hexágono. No entro al trapo –o no demasiado- del debate suscitado en la opinión publica de allí por la tribuna de  militares –de la mas alta graduación- y de las cuestiones (álgidas, como palabras mayores) que en ella plantean, ni siquiera de ese otro menos crucial o trascendente de la oportunidad o del acierto de Marine Le Pen de solidarizarse (completamente) con ellos como así lo habrá hecho. De si eso le favorece o perjudica en su carrera hacia la presidencia. Pero es seguro que su gesto me habrá convencido a mi y a mucho otros como yo, como venciendo, en ellos y en mí, una montaña o nube (negra) de reticencias en torno a su persona que hizo nacer la ruptura tan estruendosa con su progenitor y padre fundador del partido que ella ahora representa. “Desdiabolización” -léase desfascistización-, como ellos dicen, pero no a la francesa, a la italiana mas bien. Ma no troppo. Que baste como señal de aviso o advertencia (....)

General Pierre de Villiers, por detrás -según los rumores- de la tribuna de protesta de su compañeros de armas. Fue jefe del (Alto) Estado Mayor hasta su destitución por desavenencia en materia de presupuesto para la Defensa con el presidente de la Republica, Emmanuel Macron. Goza de gran prestigio en el estamento castrense y de innegable popularidad en la opinión. Es hermano del político de derechas, Philippe de Villiers

Y que algunos no se engañan del alcance (imprevisible) y del significado (tan poco trivial) del gesto tan propagandístico y sensacionalista –y tan incorrecto- de Marine Le Pen lo  muestra el revuelo y la polvareda armados en los medios sobre todo, poniendo el corazón en un grito, y despertando o soliviantando a la vez fantasmas históricos –como el del putsch de Argel, a los sesenta años (nota bene), día por día, de aquello (….)-que se revelan ahora no muertos del todo sino dormidos. Y confieso que me habrá costado lo mío, el cruzar barreras psicológicas –de inhibición y de respeto humano tan insalvables- en relación con lo castrense o militar y en relación también, y sobre todo, con Francia, especie de coto vedado para españoles desde siempre, pero más ahora si cabe. Que el vivir por cima de los Pirineos me habrá hecho percibir y calibrar mejor si necesidad había la magnitud del reto –psicológico como digo, y político e ideológico- y espiritual en suma que todo lo francés y la actualidad francesa la más candente fatalmente nos produce. 

Y me viene ese presentimiento a la mente ante el silencio sepulcral –sólo roto por una que otra pincelada de humor cáustico, glacial (tan de ellos)- que el anuncio de esta entrada habrá producido entre amigos franceses, a los que por un prurito de mera cortesía se las hice llegar, por las buenas. ¿Vergüenza propia o ajena o malestar profundo (y sincero dolor) de hasta donde están llegando (en Francia) las cosas, o del ver a extraños (extranjeros) meter la nariz o la mirada en sus asuntos internos? Poco me importa lo que piensen. Y es que lo ocurrido –de página de sucesos- que al comienzo de esta entrada yo evoco, me habrá hecho palpable si necesidad de ello había, la fuerza de esos lazos de solidaridad cultural (sic) y lo hondo y telúrico y ancestral de esa voz de la sangre (sic) que nos liga a los destinos de Europa (José Antonio Primo de Rivera), y más si cabe al país europeo –con Portugal- que más de  cerca nos toca (….) Francia corre grave peligro de desintegración y desmoronamiento como en la tribuna aludida se denuncia y a fe mía que no nos habrá dejado en modo alguna indiferentes ese potente grito de alarma como un toque a rebato o como una voz de alerta, más incluso en mis oídos -de español y no francés- que a muchos de sus compatriotas. Cuando las barbas del vecino, y que me perdone de nuevo la memoria de Francisco Umbral que detestaba en lo más hondo los refranes.

General Christian Piquemal, uno de los firmantes de la tribuna de protesta militar. Fue dado de baja de la institución castrense por tomar parte en un manifestación de protesta -de movimientos franceses y de otros paises europeos- contra el aflujo inmigrante en el puerto de Calais.

Pero es cierto que si la guerra civil española –como ya lo sostuve no hace mucho aquí- hizo a los franceses escarmentar (como quien dice) en cabeza ajena especialmente a su clase obrera, en la situación allí –de país “empezado”, léase presa de una invasión (silenciosa)- no se nos escapa a los españoles la ventolera que se nos puede venir encima más rápido y más imprevisto de lo que se piensa. Pero es lo otro, sobre todo y a riesgo que se tome por la declaración de amor de un afrancesado -lo que soy-, como digo no me importa. Me duele Francia –¡ay como se siente!- y por eso me duele en lo mas hondo la (extrema) situación por la que atraviesa, de la aparición o erupción (espectral) de espacios de “no man’s land” (de la Republique), de tierras desiertas para los autóctonos –y en manos de invasores extraños- dentro de sus propias fronteras. Como yo mismo lo sentí o lo presentí hace ya la friolera de cincuenta años la primera vez que puse el pie por estas tierras. 

Extraños o (inasimilables) extranjeros (lo digo y lo mantengo y lo repito) por voluntad propia, los que afluyen en masa ahora. Y no por razón de barreras étnicas cualesquiera, sino de una fatalidad histórica y cultural -y confesional- que impide o frena la integración, a imagen  y semejanza (mutatis mutandis) de lo que ocurrió en España donde la reconciliación de las clases no fue tampoco posible (y no quiero entrar aquí en polémicas) Como si hollaran o amenazaran con hacerlo (ante mis ojos, y en mi presencia, una tierra que siento como propia, en la que deambulo (libremente) –¿o eso no quiere nada decir?- ya más de la mitad de años de mi vida. 

Que por las razones o motivos que fueran, aguanté todo ese tiempo aquí sin ganas irresistibles de volverme allí, como así les ocurrió a otros españoles ilustres (tal y como lo cuenta Umbral de europeos de pro, que así es como se veía Pío Baroja) ¿Para qué ocultar pues lo hondo del enigma, de la perplejidad que todo eso en mí suscita? 

Por todo eso y mucho más, mi más sincero aplauso para los militares franceses con los que creo que sintonicé a distancia en mis años del seminario de Econe, en alguna de las instantáneas aquellas –¿por lo de mitad monje, mitad soldado?, no lo sé-, que se quedarían -como estampas immarcesibles- indeleblemente grabadas en mi memoria (española)     


 

21 de abril de 1961. Putsch de Argel, de los generales Salan, Challe, Zeller et Jouhaud. Un espectro (aún vivaz) de la historia francesa y europea que reaparece con fuerza ahora, tras la tribuna de protesta en Francia del estamento militar   

 


EL PASADO QUE NO PASA. EN MANCHA REAL

 

Mancha Real, provincia de Jaén, entre Sierra Mágina y el Guadalquivir. El pueblo de mi familia paterna. Sólo hace unos días leí en la red lo que la foto que acompaña este articulo tan gráficamente muestra (y que, mi palabra, nunca oí) Que esa localidad jiennense fundada en tiempos de Carlos V por Juan de Olid –compañero y adversario de Hernán  Cortes (...)-, adoptó el trazado ortogonal que inspiraron a aquél las ciudades aztecas (….) Una originalidad y excepción urbanística, –y cultural- inseparable en mi opinión de la (trágica) singularidad histórica de aquel pueblo andaluz durante la guerra civil

Me tenia hecho propósito firme –mi palabra- de dejar el tema en paz (un decir), me explico, dejarlo en ascuas arder y sin echar (más) leña al fuego de la discordia y de la polémica, y sigo animado de ese propósito con las espaldas (bien) guardadas y la frente bien alta y el honor intacto (por descontado) Y esto último es lo que me hace reaccionar –tras bien pensado, y pesado y sobre  pesado- al articulo que cae ante mi vista navegando en la Red, de la pluma (y de la tecla) de un vecino (o lo parece) de Mancha Real, en el “Diario Jaén”. Con todo el aire de tratarse su autor de algo más que eso, me explico, de vocero o portavoz de unos medios mucho más autorizados (y poderosos) de lo que aparenta serlo él. ¿Con la Iglesia hemos topado (otra vez) querido Sancho? ¿Como me la topé una vez mas en mi antiguo blog de la blogosfera de Periodista Digita, con un blog de olivos (sic) y curas con sotana, de un cura de Jaén (o su provincia) poderoso e influyente –por lo que escribía o dejaba (en la foto) aparentar- y respetable (faltaría) y serio y austero todo eso y mucho mas (y a más no poder)?

El articulo que aquí abordo, como sea, y al que me he propuesto rebatir de pe a pa, es claro y diáfano y hasta didáctico se diría, a la altura y a la medida de su autor, profesor de la Enseñaza media y que se  metió por lo que dice entre ceja y ceja el (loable) propósito de instruir –objetiva e imparcialmente cabe suponer- a sus alumnos (de edades tiernas cabe también suponer) sobre el tema en ascuas de nuestra (interminable) guerra civil, que me diga de la guerra civil precisamente allí. En Mancha Real, (casi) a orillas del Guadalquivir (…) Localidad jiennense de la que procedo –como aquí todos ya saben- por la vía paterna, y que no es -como poco o a poco voy cayendo en la cuenta- una localidad andaluza como otra cualquiera hasta el punto –y no hay que echar más que una ojeada en la Red- que acaba (fatalmente) hoy erigiéndose en lugar emblemático de la memoria y en jalón insoslayable de los esfuerzos e indagaciones –como el articulo en cuestión fehacientemente lo muestra- del trabajo de cronistas e historiadores sobre nuestra guerra civil. O más exactamente del capítulo (aparte) andaluz sobre “nuestra” guerra civil. Con documentación profusa y reciente –¿de su propia cosecha?-, y una tesis en extremo diáfana, de la claridad que da la luz o la que da más bien el fuego –de la polémica, y de insidia y de la discordia- que arde en ella a todo arder. 

¿Causa (según él) de la guerra civil? (como ahí se puede leer) Las desamortizaciones eclesiásticas de los liberales –del ministro Madoz y de otro ministro de un protagonismo aún mayor, el judío Mendizábal o Mendizábal a secas (que eso otro no lo escribe él sino que me atrevo a escribirlo yo)-, que despojando a la Iglesia –y en menor medida a los ayuntamientos- de las llamadas “manos muertas”, puestas a la venta (y subasta) en lo sucesivo, dejaban fatalmente a la intemperie toda una naciente clase social –jornaleros sin tierra- sumiéndolos así en el paro agrícola (calamitas calamitatis!) y en la pobreza y en la miseria, y así sembrando los vientos de la lucha de clases, del enfrentamiento fratricida y de la guerra civil? Punto y amén.

Que tiene todos los visos de verdad histórica, de lo que fue o de lo que nos parece que fue, del pasado como posible que diría Heidegger –que pudo ser y de un tris no fue- y asi me lo parece a mi también. Y es si se tiene en cuenta sobre todo, que lo que en ese articulo con aires de novedad se presenta -por cuenta de las desamortizaciones (eclesiasticas) del liberalismo español- no es nada inédito sino que no fue más que la versión o el testimonio de memoria de un bando beligerante, y como tal sometida a caución y litigioso, del carlismo vencido medio siglo antes, en otra historia (o historias) de guerra civil

Y lo que me hizo sobre todo reaccionar y dar sobre todo botes en el asiento fue la memoria eclesiástica que a pesar mío llevo a rastras (aún  bien viva y fresca en mí) De mis años del seminario tradicionalista de Ecône y de sa-cer-do-te de la FFSPX de Monseñor Lefebvre (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) Que me hacen ver o percibir mucho mejor que (muchos) otros lo que de hipocresía clerical o hábil coartada (con níhil obstat) –en la guerra de memorias- se trasluce (a ojos vista) en ese postulado histórico que en el artículo aquel se vierte sobre la causalidad primera y principal en el estallido de nuestra guerra civil, tan piadoso y tan edificante, y tan convincente y con tanta fuerza de persuasión, y tan falaz y engañoso al mismo tiempo si nos ponemos a ver. 

Que si el grupo de familias que se señalan en ese articulo con el dedo –que me diga con nombres y apellidos bien notorios y bien sonoros- poniéndolos así en la picota y echándolos (o poco menos) de comida a los puercos, a saber los malfamados terratenientes de Mancha Real, herederos por línea directa de los compradores (“sacrílegos”) de esos Bienes Nacionales, no eran más que testigos o espectadores (impotentes) y en cierto modo involuntarios protagonistas por activa o por pasiva -o pobres víctimas en resumidas cuentas- de la situación y del (ruinoso) estado de cosas creado en el conjunto de la geografía (social y económica) española y más exactamente en la región andaluza, tras el desenlace de aquella serie de guerra civiles, con su corolario de derrota carlista y de triunfo de los liberales o alfonsinos, exponentes estos últimos de ese liberalismo (ferozmente anticlerical) con el que la Iglesia no llegó a tenerlo nunca claro –ni hoy ni ayer-, tal y como lo vi yo en cambio claro como la luz en mis estudios del seminario de Ecône-, que en un pontificado –el de Pio IX- se condenaba y anatematizaba (y excomulgaba) con todas las amenazas de sanciones y castigos y condenas (en esta vida y en la otra) habidas y por haber, y que en el pontificado "demócrata" (de León XIII) a seguir, reconciliaba -canónicamente incluso sin necesario fuera-, sobre las tumbas y los restos de los carlistas vencidos (que todo hay que decir)

Lo que (ubicuamente) planea –ese (inelegante y oportunista) “desmarque” de la iglesia, de con el carlismo que la defendía, junto con la condena pontificia de la Acción  Francesa (no se olvide)- en la lectura –a modo de telón de fondo y de hilo conductor- del “libro prohibido” de Rafael Sanchez Mazas al que tanto aludí en las entradas de este blog, y que la autoridad eclesiástica le obligó a quemar (sic), lo que a pie juntillas –y por la cuenta que le traía- automáticamente cumplió. 

Y de entrada me curo en salud –al precio de servirme de un lenguaje de viejas (díxit Francisco Umbral)- o me pongo en guardia (mejor) ante las criticas de índole personal y familiar incluso, que ya me estoy viendo venir: no tengo (estrictamente) nada que ver con esa familias, las de los terratenientes de Mancha Real, y más concretamente, las de los nombrados –y emplazados- en el articulo tampoco del Diario Jaén. Ni yo ni mi familia tampoco. 

Les conocí y con ellos jugué y correteé -¿como no?- junto con los demás chicos del pueblo, en aquellos veraneos inolvidables de mi infancia y adolescencia (años cincuenta y principios de los sesenta) que entonces parecían borradas como a golpe de varita mágica, entre niños por lo menos, las huellas y cicatrices de la guerra civil. Craso error, cruel ilusión, como hoy no es obligado el concluir. 

Les traté, ya digo, como unos más, como ellos me trataron a mí, con un salvedad y era la barrera tenue pero no invisible que creaba entre ellos y yo el sentimiento o la impresión que a los demás daban ellos (sin remedio) de pertenencia a un clan (más o menos familiar), al que para mí estaba claro que no pertenecía yo. “Los primos” (o primos/hermanos), como así se llamaban entre ellos y como inocentemente yo les llamaba en casa, ante el asentimiento y jolgorio familiar. 

El que esté libre de pecado que tire (no obstante) la primera piedra. Y lo digo ante la propensión o afición de la que el autor del articulo en cuestión da muestras de citas bíblicas (o evangélicas), por ejemplo sobre la ley del Talion, léase la que practicaron los rojos, en Mancha Real (...) 

Que si los terratenientes “manchegos” “pecaron” –de grave/sacrilegio y de no sé cuantas otras cosas más, pero no de robo que no confiscaron  ni expropiaron sino que compraron ante notario y de su dinero (...)-, lo menos que se puede decir es que lo pagaron contante y sonante en el fuego de la persecución en Mancha Real en zona roja durante la guerra civil. Que un miembro de una de esas (dos) familias en el referido articulo puestas (alegremente) en la picota, militar (joven)  en activo y de vacaciones en el pueblo al estallar el Alzamiento, lo fueron a buscar y lo arrastró agarrado al parachoques de su automóvil por todo el pueblo -Calle Maestra arriba y abajo- uno de los mandamases del partido comunista allí, “Pilarillo” de su mote, paralítico de nacimiento y en aquel trance en estado de ebriedad, como así lo oí siempre contar. ¡Horripilante escena, no me digan, digna de la novela de Hemingway! 

Y a Francisco Solís, el coadjutor, cura progre con casi un siglo de adelanto y especie de convidado de piedra del articulo que aquí me ha dado por comentar, al producirse el Alzamiento se vio enredado en una discusión en la plaza del pueblo y ante la fuerza de persuasión de la que parecía dar muestras con sus oyentes, se adelantó un mandamás de aquellos (armado hasta los dientes), que gritó en voz alta “¡y no hay nadie que tenga h….de cargarse a este tío!”. Y dicho y hecho, así sin más. 

¿Mártir (como así se le recuerda hoy) ? Sí, si bien se mira, pero con él no vale -con lo suyos que me diga- lo de la otra mejilla, que al acabar la guerra cuando se desplomó el frente y lo que quedaba de zona roja (en donde se encontraba Mancha Real) -fines de marzo del 39- el que pasaba por ser culpable de su muerte, lo arrastraron a patadas (sic), en señal de venganza (y escarmiento) todo el pueblo a través. ¿Quiénes? Los hermanos del cura (sic), así al menos lo oí siempre contar. 

Lo que me hace recordar sin remedio a Francisco Umbral y su novela guerra civilista “Capital del Dolor” sobre la guerra (y el Alzamiento) en Valladolid, que en la presentación del libro en Madrid se mereció el comentario del dirigente del PSOE (fuera de toda sospecha) Txiki Benegas, asistente al acto, quien declaró (solemnemente) entonces que Umbral cargaba las tintas a ojos vista sobre la Falange y los falangistas, y que la Iglesia tuvo un papel considerable  en la represión durante la guerra en Valladolid. 

La Iglesia (de "la Mancha", y de la provincia de Jaén) ¿inocente y con la cabeza bien alta –y en lo alto de los olivos-, sobre el fango -y el oprobio- de chivos expiatorios que no están ya o no se les oye para poderse defender? 


Bombardeo de Cabra. El Guernica de los otros, como se atreven sólo ahora a llamarlo algunos, sin complejos. En el articulo del Diario de Jaén que aquí comento se defiende (insidiosamente) que las sacas y matanzas en masa de Mancha Real (del 4 de abril del 37) no fueron mas que un consecuencia dos días más tarde –la ley del Talión (en cita bíblica) acompañando- del bombardeo de Jaen (1 de abril 1937) Pero la ley del Talión –ley de guerra- presidió desde el principio hasta el fin la guerra civil española de uno y del otro lado de las trincheras. ¡Alto a la trampa (sic) de la guerra civil, y de la ley de la Memoria! 

Esa es la “Vulgata” que el autor del articulo que aquí abordamos parece (piadosamente) entonar. Y es la que parecía resonar en mis oídos ante el boicot (ensordecedor) del que fui victima allí va hacer ahora diez años (noviembre del 2011), cuando después de haber yo dado una conferencia en la casa de la Cultura –con notable asistencia- sobre la memoria histórica de la guerra civil en Mancha Real a principios de octubre del 2011, durante las fiestas, volví un mes después con la intención de dar otra –en el mismo lugar- sobre el Islam, el andalucismo y Blas Infante y demás, en una sala sobrecogedoramente vacía. Ir y volverme sobre mis pasos, hasta hoy, que así fue, que no volví allí nunca más.

Y no estuvo el PSOE detrás del boicot aquél (contra mí), está claro que no. Que a pesar de mi notoriedad –la mía y de mis posturas-, me otorgaron el permiso de la primera conferencia y me recibieron (educadamente) en sus despachos del ayuntamiento con ese fin. Pero Blas Infante es (nota bene) una gran figura de martirologio –y camino incluso de los altares (...)- en ese cuento de buenos y malos sobre la guerra civil (allí) que se nos cuenta en el articulo del Diario Jaén, y que habrá permitido (nota bene) a la Iglesia española y en particular a la iglesia andaluza el ponerse (cuidadosamente) de perfil en este tema de la ley de la Memoria histórica sobre la guerra civil. Él, como los jornaleros sin tierra (sic), habrían sido los principales damnificados de la guerra civil en Mancha Real, según el articulo del Diario de Jaén. 

Que nos hace sin remedio pensar en los jornaleros (moros o moriscos) desposeídos, de la (incendiaria) prosa andalucista de Blas Infante justo antes de estallar la guerra, a los que traduce -en árabe- por la expresión “fela-mengu” (origen del término, y de la polisemía del término “flamenco”), grandes víctimas (inocentes, según él) de la fase final de la Reconquista. Igual que esos jornaleros andaluces, "reos  de (simple) delito de opinión" -o de afiliación- tal y como se ven presentados en este artículo (insidioso, o diríamos más bien, chistoso) sobre Mancha Real en la guerra civil.

E igual de insidioso o de chistoso lo es el artículo en la referencia (cómplice y elogiosa) a Marcelino Domingo y a la Reforma Agraria (confiscatoria) de la República -tal y como lo que se vio en Portugal tras la Revolución  del 25 de Abril, léase, la extension a los campos de labor de la guerra civil-, como lo es la alusion (crítica e hipócrita) de este último a los bienes comunales (sic) y a la desamortización eclesiastica. En un "radical" (y masón) como él (...)

¿Bienes comunales, de los que habla aquél? Quizás, pero no de la Iglesia ni del Ayuntamiento, sino de la FAI o de la CNT (o del PSOE y de la UGT) . De reír. O de llorar más bien.

jueves, abril 22, 2021

Faraona

" Servía en Orán al Rey

un español con dos lanzas,

y con el alma y la vida

a una gallarda africana,"

             (Luis de GÓNGORA)
 

 

Entera y siempre igual (a ti):

Prosa fluida y tranquila

Sin nubes ni cielo azul

Y a media luz, así es tu vida

 

y así me enganchaste amor

En aquel trance (aquel día):

nuestras miradas se uncieron

En segundos ¡qué energía!

 

¿Por qué miras así, mujer?

¿Quien te lo enseñó adivina?

¡Bruja!, y más sabia que yo

Más que eso ¡Grande Sibila!

 

Y por eso andas tan tiesa

Y te muestras tan segura

Oteando tú (sola) el futuro

O clavando en mí esa furia

 

Ese furor -sí es eso, sí-,

Que lleváis todas (¿mentira?)

Secreto y metido dentro

¡Siempre a tu antojo mi niña!

 

Y mientras, tan retozona

Jugando con dinamita

Tan revoltosa y tan tuya

tan tiesa y tan “gorda” (¡mi hija!)

 

De los pies a la cabeza,

en tus dedos y en tus uñas,

esa malicia traicionera

tan aviesa ¡femenina!

 

Presta a todo (en mal o bien)

Por salirte con la tuya

Desbancando a tus rivales

De esa furia (tan moruna)

 

Que te vean así salir

Todos del trance, tan digna

Igual que una faraona

¡Más terrible todavía!

 

Que jugó y ganó (en un tris)

¡No era torpe la gallina!

Y cayó en mis manos por fin

(cuando se me fueron las dudas)

jueves, abril 15, 2021

BRASIL Y "LA GRIPE ESPAÑOLA"


Jair Bolsonaro en la picota de los medios y de la OMS –a la que acusa de partidismo ideológico-, y de la medida demagógica del presidente francés Emmanuel Macron cancelando todos los vuelos procedentes del Brasil a aeropuertos franceses. ¿Por que no hicieron lo mismo con China desde el principio de la pandemia? ¡Animo Bolsonaro!, quien confesó haberse recuperado tras caer enfermo del COVID gracias a la cloroquina del Doctor Raoult (horresco referens!) ¡Sé fuerte!          

Gripe española. Menudo culebrón, al que en España –hay que acabar por reconocer-  no se supo estar a la altura de ofrecer una respuesta eficaz y contundente, ni de acertar a destapar o desenmascarar lo que tuvo de guerra de propaganda o de (furiosa) propaganda de guerra, como uno de los últimos o el ultimísimo coletazo de la guerra del catorce. ¿La prueba? El que sólo ahora con ocasión de la pandemia que nos asola (o eso dicen), los medios españoles se atreven a dar la versión autentica o verídica de lo que ocurrió entonces, y a poner blanco sobre negro y a publicar lo que nunca hasta hoy leí ni en papel ni en la red: de una "gripe española" –Spanish Influenza- que-no-em-pe-zó-en-España (sic), y que nos permite sacar pues conclusiones por nuestra cuenta y presentar aquello -o aquel "bautizo"- como lo que en realidad fue: una venganza o ajuste (implacable) de cuentas de los vencedores (de la Gran Guerra) en toda regla, y fue por razón de la neutralidad (estricta) que fue la de España en aquel trance (tan tremendo y tan crucial y decisivo en la historia contemporánea) 

Brasil de hoy y "gripe española" de ayer, ¿cualquier parecido con la realidad pura coincidencia? Leyendo aunque sólo sea fugaz y someramente los grandes titulares de la prensa (“main stream”) en lengua francesa, se nos caen de golpe las escamas, y suena (sin remedio) en nuestros oídos el timbre a todo meter del botón de alarma. Por un  país que nos es muy caro, como lo es también Portugal y por razones aún más íntimas y viscerales que en este blog creo haber repetidamente (por cuenta por ejemplo de mis entradas, criticas, sobre la TFP) dado o dejado a entender: caro el país, y caros sus gobernantes de hoy viéndolos en la picota o en el disparadero de los medios, de la Organización Mundial de la Saud (¡lagarto lagarto!) y de eso que se llama la (camaleónica) conciencia universal cambiante y acomodante al vaivén de las olas. Y las olas o la corriente de las olas pegan furiosamente ahora contra el Brasil de Jair Bolsonaro, como lo hacían igual de furiosamente contra la España indefensa a fuer de neutral de entonces (en el concierto internacional) y es tras la caída –estrepitosa en  el descrédito- de Donald Trump del que aquel fue franco y leal aliado. Brasil, apestado en la opinión y no más por la pandemia que otros países –como Bélgica-, a los que la OMS prefiere dejar en paz, por lo que sea. Cifras alarmantes –y tendenciosas, de la OMS- (para un pais de 92 millones de habitantes) (....), y medidas (sensacionalistas) del mayor impacto político económico y psicológico como lo es la prohibición de vuelos de aquel origen o procedencia en los aeropuertos franceses, aunque no se permitiera hasta hoy el gobierno de Emmanuel Macron nunca con China una medida así. 

Dictadura sanitaria (sic), lo que dejándose de eufemismos se empieza a denunciar en el país vecino, en el curso de la actual campaña electoral. Y para lo que parece que di la señal en este blog con meses de adelanto (yo). Que mi trayectoria publica –harto conocida- léase, mi transito por cárceles (varias) de países en democracia, y quizás más, la memoria aún fresca y viva en mí de mi adolescencia y primera juventud -en el Madrid de justo antes de la Transición- me hicieron tal vez mas sensible que muchos otros a ciertas (elementales) libertades publicas bajo amenaza de cercenamiento irreparable o lisa y llanamente de desaparición, como la libertad de ir y venir (hasta las tantas), o el reaseguro de que el estamento medico no nos imponga patrones de conducta individual y colectiva, arrogándose atribuciones –de po-li-cí-a- que nadie le atribuyó, con  aplauso de los medios (y de los balcones) por supuesto. Brasil, ¿o lo que el viento –el de los medios- se llevó? (…)        

 

sábado, abril 10, 2021

LA OTRA CARA DE SU MAJESTAD GRACIOSA


Casamiento de la Reina Isabel de Inglaterra y el príncipe/rey (consorte) Felipe de Edimburgo, muerto a los 99 años. La otra cara -de humor “british”, glamur y brillantina egregia (de casi todas las realezas de Europa, alemanas, griega y rusa ¡de los Romanov!)- de Su Majestad Graciosa. Como un Jano Bifronte, –de imperialismo civilizador y supremacía blanca- el de la Gran Bretaña, faro de Alejandría de la sentenciada y desahuciada civilización europea

 

El rey/consorte ha muerto. ¿Viva el Rey? Viva lo que mal que bien desde hace tanto tiempo él encarnó, y que se tiene urbi et orbe desde hace ya mucho también dado por abolido y muerto. Un gentleman -en la paz como en la Marina (de guerra) (...)-, Felipe de Edimburgo, el marido de la reina Isabel que redime entre muchos –y en el recuerdo- a la reina y a la nación más amadas y más odiadas tal vez del planeta tierra. Se le veía (siempre) pero no se le oía o muy poco y fue ese discreto protagonismo tal vez, lo que le ganó una legión de partidarios y de admiradores callados y discretos en el pueblo mas alérgico tal vez a los encantos de la pérfida Albión en el planeta. Aquí ya hice en una entrada muy reciente un elogio encendido –y sincero- de un Portugal unido a los ingleses y a su monarquía por "la alianza -como ellos tan gustosamente lo recuerdan- más antigua" de la historia, como un gaje o una secuela de la “guerra civil europea” que no es de ahora sino que se remonta muy lejos en el tiempo, tan lejos como la guerra de los Cien Años o –mas cerca (casi), y de nosotros mucho mas cerca aún- la guerra civil castellana -de Don Pedro contra los Trastamara-, la madre de todas nuestras guerras civiles o “de todas las batallas” que hizo –más que cualquier otra cosa (como ya aquí lo expliqué tras la pista del historiador e hispanista francés Pierre Vilar)- que nos decantáramos de lado del Mediterráneo y no del Atlántico, y de Francia –y de Italia- con preferencia a Inglaterra, o mas exactamente a Portugal e Inglaterra. 

“Los Leger somos atlánticos de padres a hijos” declaró un secretario del Quai d’Orsay del pasado siglo, el poeta Saint-John Perse para más señas, nacido en las Antillas francesas y repatriado de niño con los suyos en un mercante español, en el 98. Y a sus ancas yo puedo decir más o menos lo mismo, y no por razón de nuestras trayectorias tan diversas. Soy y me siento atlántico –además de madrileño de nacimiento (y de arraigo y de crecimiento)- y por eso (y no al revés) viví en los sitios y países donde viví como si no pudiera ser de otra forma, países de francofonía más por lo atlánticos que por lo francófonos (o francófilos, como la Argentina), y ahí está la paradoja. Y la Suiza “romane” –la Romandía- donde también viví, y todo el área cultural germana o de lengua alemana (omnipresente en mi mente y en mi blog, se piense lo que se quiera de mí) no vienen a ser más que la excepción –por razón (en parte) genealógica- que confirma la regla. ¿Anglófilo pues? No precisamente, que ya veo que muchos me están esperando –con la escopeta levantada- ahí, pero tan europeo como se lo pueda sentir en España cualquiera, y tan impregnado de admiración y de influencia de la cultura (y poesía) inglesa (s) como lo fue –en el poema de recuerdo indeleble “If” (de Kipling) que metabolizó e hizo suyo propio- José Antonio Primo de Rivera (fuera de toda sospecha) Y en una sintonía espiritual y cultural colectiva además de individual, que se pondría de manifiesto en la amistad que ligó con aquél a Oswald Mosley, el amigo -y protegido- de sir Winton Churchill (¿y tal vez su cuñado por la vía biológica?), que nos hace irresistiblmente pensar –y que nadie se escandalice- al rey/consorte ahora en todas las mentes y en todas las bocas. 


Ramón Cabrera, “el tigre del Mestrazgo”, general del bando de los vencidos de la ultima guerra carlista. Se refugió en Inglaterra hasta el final de su vida tras la derrota y el asesinato de su madre –que se mereció el aplauso de Mariano José de Larra (¿un respeto?)(…)- en Barcelona. Botón de muestra esa (ilustre) figura española del exilio inglés, del innegable ramal “british” o anglófilo de la Historia de España contemporánea. Fuera de toda sospecha    

“Retén todo lo que otros rechazan en ti, porque ese eres precisamente tú”, escribió Francisco Umbral citando  uno de sus autores favoritos, Jean Cocteau. Y ese europeismo a veces francó- o a veces angló-filo que los españoles llevamos dentro tan disimulado o tan (vergonzantemente) reprimido, que tanta repulsión nos deparó y que les repele (fatalmente) a algunos (extraños) por lo pretencioso –e ingenuo- y hasta lo espurio que les resulta, es precisamente lo que más nos caracteriza tal vez y nos distingue dentro de casa como de puertas afuera. Europeos de la Punta (Sur) de Europa, eso es lo que somos (y no quiero aquí entrar en polémicas) (…) Felipe de Edimburgo, el rey/consorte al que ahora ataca de fuego cerrado la prensa francesa "mainstream", ofreció más de medio siglo la otra cara o imagen –gentleman, fair play, de brillantina y glamur (y humor) “british” y sonrisa dentrífica- de ese Jano Bifronte que habrá sido en la era contemporánea hasta hoy la Gran Bretaña. De imperialismo agresivo y de supremacía blanca, y de pilar y baluarte (nota bene) del Orden y la Civilización, a través -como reza su himno- de todas las tormentas. Como las que se amontonan hoy en los cielos de Europa

 

lunes, abril 05, 2021

PORTUGAL TAN LEJOS Y TAN CERCA


 

Pedro Teotonio Pereira, embajador del Estado Nuovo (de Salazar) en la España de Franco (en guerra). Un portugués brillante –y señero-, de otra época. Monárquico y partidario de Dom Duarte de Braganca, con gente como él (y como Rolao Preto) –a quienes el labriego Oliveira Salazar se negó (obstinadamente) a prestar oídos (...)-, el glorioso Ejercito portugués ("Ditosa Patria que tais filhos tem") no hubiera caído en manos de quienes le apuñalaron (vilmente) por la espalda       

Una novedad editorial –que viene a mi vista navegando en la red en lengua portuguesa- me trae como flor de primavera –y en una estampa nostálgica, color sepia, impresa- el recuerdo de una vieja amistad de los tiempos (ya idos) de mi paso por las cárceles lisboetas. Y es de Waldemar Paradela de Abreu, todo un señor y todo a su honor como dicen en lengua francesa. Editor de mi libro en portugués y principal contacto que tuve el tiempo que estuve preso allí, del que hoy todo bien pesado y bien pensado me sale a modo de balance un juicio netamente positivo de su papel y de sus intenciones –me refiero con respecto a mí- y del conjunto de su trayectoria. “Los últimos gobernadores del Imperio” es un libro a su medida (es cierto), que no podía venir sino de él, me explico de su actividad y de su carrera de editor de choque en el Portugal bravío –de justo después de la Revolución de Abril- que es el que conocí y el que a mí me toco vivir. De él, que como aquellos últimos -y miticos- gobernadores (civiles y militares) sobrevivió al derrumbe del Imperio portugués de Ultramar como yo lo aprendí a leer y a decir desde muy pequeño Y porque yo también de cerca o de muy cerca vi todo eso morir, por eso tal vez me siento mas próximo en su recuerdo y más ligado a un deber de memoria y de recordación en culto y homenaje a unas raíces que no son propiamente las mías, pero como si lo fueran, porque las hice un poco mías en lucha contra la amenaza del desarraigo todo el tiempo –¡tantos años ya"!- que llevo mundo a través, y contra el oprobio y el desprestigio y la calumnia de los que las vi sistemáticamente objeto, que calibré más en su alcance y gravedad precisamente por eso, porque las conocí (de cerca) y en cierto modo las viví 

Y en ese esfuerzo de introspección en tema portugués que me exige la entrada que aquí estoy vertiendo, es como si me quitase de un golpe o de un soplo de aire fresco, de la vista y de la mente todo ese tufo (agobiante) de embarazo y de sofoco que me embarga sin quererlo en todo lo que de cerca o de lejos se relaciona con el mundo (emigrante) portugués con el que me veo obligado a cohabitar desde hace ya tanto tiempo. Paradela de Abreu era -me doy ahora cabal cuenta cuando y como con la ayuda de un retrovisor lo contemplo- un portugués señero, de otros tiempos o de los tiempos del Imperio, por no decir el último o uno de los últimos de todos ellos.

Una especie de Pimpinela Escarlata en versión luisiada (y lisboeta) –y con sigos de retraso- en la imagen en todo caso que de él dieron los medios, que se vio envuelto  en el vendaval que arreció contra su propio país tal vez en uno de los momentos más críticos y más sombríos de toda su historia, y de lo que salió indemne sin dejarse más que plumas en el empeño. Así desde luego es como hoy todavía lo recuerdo. Y en ese enfoque o prisma dominante es como acierto a recordarle hoy, al conjunto de su figura y de su silueta como a todas las anécdotas y frases y comentarios que de él conservo. Como las confidencias que me hizo de Humberto Delgado del que por lo que daba él a entender estuvo de lo más cerca –hasta llevarle y manejarle incluso su propia agenda ()- al final de su vida casi hasta en sus últimos momentos.

Imposible para mi el disociarlos, es cierto, el editor aventurero y el que figura de mártir o de protomártir del Portugal de después del Estado Nuovo, hasta el punto que un haz de rayos de luz, se me antoja, proyectan ambos sobre la vida azarosa y aventurera del infortunado militar y político portugués y aclaran auque sólo sea un poco las circunstancias que rodearon su final tan luctuoso y tan macabro por múltiples conceptos A aclararlos y explicarlos lo que aquí me he propuesto, lo confieso, a riesgo -y lo siento de verdad por él (el segundo de lo aludidos y no el primero)- de quitarle de golpe todo el aura que le acompaña de martirologio, de mito y de misterio. A comenzar por el perfil de los principales protagonistas de aquello y por el verdadero rostro o silueta de lo que cubría y arropaba y escondía y protegía –como una Esfinge misteriosa- a la vez a todos y cada uno de ellos. Policía (Internacional) de Defensa del Estado. La PIDE de nuestras culpas y pecados (¡y que dios nos proteja!)

No un retoño o simple criatura, no, de la GESTAPO como más les es dado  creer a muchos () la antigua (y temibe) policia política portuguesa, sino del MI5 –y del SOE-, del Servicio de Inteligencia de su Graciosa Majestad fuera de toda sospecha, como en un homenaje de pleitesía (y sumisión) a "la alianza más antigua", tal y como lo oi jactarse a muchos de ellos allí (dentro), de toda la historia europea. Una policía (política) valiosa, eficaz -de tiempos de guerra-, y un enjambre –o una pléyade- de patriotas y valiosos hombres de acción a su servicio, de la cabeza hasta los pies de su nomenclatura ¿Hasta que ocurrió lo que ocurrió en la frontera hispanoportuguesa por sus franjas extremeñas? Como dijo Jack, vamos por partes

Que endiosar (debidamente) o erigir alguien al rango más alto del martirologio exige (por propia definición) el criminalizar y rodear de la leyenda más negra a los otros protagonistas del drama o de la tragedia, y de ellos sobre todo al que va de malo de la película o del más malo de todos ellos, un soldado -los franceses le dicen “soldats perdus”- de un imperio (de Ultramar) en su fase de derrumbe eso desde luego, que ya presenté en este blog sin tapujos ni complejos Que había tomado parte (para más INRI) en nuestra guerra civil del lado de los malos por supuesto. De traca, como ahora dicen los expertos 

¿Una chapuza –en francés "bavure"- lo que  ocurrió en Villanueva del Fresno? Una operación de guerra -y que nadie se escandalice-, de la guerra civil portuguesa en paralelo a la española y variantes una y otra de la guerra civil europea (sic), que conocía entonces sus últimos coletazos o escarceos (principios de los sesenta) O en otros términos -los del veredicto de la Justicia portugesa que asi falló-, y para así dejarnos de eufemismos, "una operación de policía política secreta que salió mal" Frente a una tentativa de golpe o de insurrección armada -como así fue el caso en los inicios de la Segunda Guerra Mundial-, contra la legislación internacional entonces en plena vigencia que penalizaba y proscribía y penalizaba lo que más tarde se conocería y se exaltaría como la Resistance (Resistencia), sobre un ordenamiento legalmente establecido, y el Estado Nuovo lo sería en el concierto internacional de todas todas, pese a la guerra colonial que le tenían declarada y en la que en sus últimos años se vería envuelto “orgullosamente sós” (en la soledad internacional más absoluta)  

Una operación de guerra lograda en sus principales objetivos y resultados –el descabezamiento de una insurrección armada- si no en todos en casi todos ellos y a costa de daños o estragos colaterales (sic) como reza el relato o el guión (en vigor) de los últimos conflictos de la actualidad internacional más candente (estrictamente) conforme a los patrones de lo políticamente correcto. Y me extraña que los medios españoles ("patriotas"), los más llamados –por razones históricas, políticas e ideológicas- a entender todo eso, optaran bien al contrario por subirse al carro de los ganadores y al linchamiento de los medios () 

E ilustra a modo de colofón de lo que aquí decir estoy queriendo el final que (los PIDE) tuvieron en su sede principal en Lisboa -rúa Antonio María Cardoso- en el tiroteo que protagonizaron en respuesta a la tentativa de asalto en la que se vieron envueltos y donde vendieron cara la piel y con ella los títulos de legitimidad patria e internacional que algunos todavía les reconocemos. Y lo que les salvó (nota bene) de un inicuo proceso  ()

Desenmascarando así en su verdadero rostro -de asonada o golpe insurreccional (militar)- la llamada Revolución de Abril. Punto. Y me pongo en guardia escribiendo todo esto que ya les estoy oyendo En homenaje de afecto y de admiración a todo un pueblo “irmao” (como muchos de ellos no sin retintín, tan a menudo dicen ¡qué complejo!) Tan lejos y tan cerca a la vez de nosotros españoles por tantos y tantos conceptos


 

"Los últimos gobernadores del Imperio" La ultima producción -de lo que me entero sólo ahora- del editor de mi libro “Acuso al Papa”, escrito en las cárceles portuguesas. Waldemar Paradela de Abreu era un hombre de acción, un agente secreto (con varios siglos de retraso), nimbado de gloria y de polémica y de leyenda (y de estruendo) Un portugués señero de los que se llevó a rastras un Imperio en el momento de su derrumbe. Y un  homenaje sincero estas líneas a unas mismas raíces tan suyas como nuestras. Pese a la leyenda. A él que fue mi (buen) amigo en la cárcel portuguesa (a través de las rejas) In Memoriam