domingo, enero 15, 2017

Sucia y Desnuda

Están clavadas dos cruces
del amor tuyo y del mío
las que yo clavé -¿a destiempo?-,
las dudas me asaltan cariño

por estas tierras de Flandes
entre Memoria y Olvido,
y me pongo a luchar ¡pardiez!
contra ellas el alma en vilo

tanto quiero verlas huir
de mi, de a galope tendido,
verlas correr a lo lejos
mientras yo las corro a gritos,

tan correosas y tenaces
que sólo se van (rumbo al río)
cuando las echas tú mi amor
o a veces cuando te miro

¿Mi amor por ti amor murió?
Así lo pensé amor te lo juro
por eso lo llevé a enterrar
sin más, de ánimo expedito

y cuando fui a verle otra vez
vi amor el sepulcro vacío
ya no estaba amor ¡que voló!
¡Vivo mi amor entre los vivos!

Por eso ya no sé qué pensar
y dudo amor de mí mismo
y no sé si vi lo que vi
si soñé amor o alucino

cuando te cruzaste ¡miñona!
tú sola amor de improviso
y te vi tan cerca otra vez
rondando por mis caminos

¿Figuraciones tan sólo
de un corazón peregrino
lo que me sugirió el duende
entre la duda y el hastío?

al cabo de tanta espera
tantas fiebres y suspiros
cuando eché la vista hacia atrás
¡todo el camino recorrido!

siguiendo amor a tu estrella
sin más norte o guía o rumbo
solo perdido entre nubes
mientras se esconde el futuro

y caen de nuevo las hojas
y se cumple de nuevo el ciclo,
la danza astral de estaciones
y yo sin cogerle el ritmo

porque miro amor en redor
remiro y no te diviso
y cuando te veo venir por fin
ya no estás, que ya te has ido

y todo y todos me gritan
¡pobre loco, facha iluso!
Y cuanto más oídos sordos
más me ensordecen sus gritos

y me pongo a cantar el canto
de los poetas malditos
con un cerebro cansado
y con corazón de niño

danzando entre Ágape y Eros
entre el Ideal y el Instinto
soñándote entre mis brazos,
todo tu amor al desnudo

en la sombra amor envuelta
de tu erotismo ¡Tan sucio!


Sola como un verso al viento
así te muestras, tigresa,
espiando de cerca o lejos
(y estudiándola) a tu presa

y a mí ya me tienes amor
más que estudiado ¿a qué esperas
asestarme -¡zás!- de una vez
tu zarpa amor, de fiera?

que me deje a tu merced
cual pobre e indefensa presa
de tus garras, de los garfios
de tu mirada ¡qué aviesa!

De mujer que sabe bien
lo que quiere (aunque lo tema),
que sabe jugar con fuego
sin quemarse (o eso piensa)

Y al juego de la quemazón
no me ganaste hasta ahora reina
¡tantos años de guerra ya
haciéndola por mi cuenta!

Sol negro de hombres maduros
(más de lo que aparentan)
que me hizo capaz de darte
lo que otros no demuestran (...)

por esa química entre tú y yo,
por la magia que me inyectas
mi amor, que te dejará
en mis brazos indefensa

cuando al fin llegue mi hora
-”el tiempo de las cerezas”
ni un instante antes o después-,
más pronto de lo que piensas

que ya me lo veo venir
por cielos y mar y tierra
¡que todas buscáis lo mismo!:
el (gran) amor del profeta

(del que supo adivinarte
en una tarde desierta)

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