domingo, enero 22, 2017
Juego de Damas
¡Tan frágil e inquieta amor!
Como un bello pájaro azul
que salta de un sitio al otro
y está ahora aquí y a seguir allí
y vuelta y más vuelta ¡qué ardor!
¡Qué afán amor qué trajín!
¿Qué tiene tu alma amor en vilo
que no te deja vivir?
que te tiene toda avizor
tan derecha como un alfil
de mejillas encendidas
y carita rosa ¡ay de mí!
Con tu cresta de ave rubia
y ese pelaje infantil
y esa fragancia ¡blanca flor!
¡En nácar y azul todo tú!
Arrebolada y preciosa
como una flor de mayo o abril
luciendo altiva y esbelta
con la vista puesta en mí
la de tu alma de niña
todo ojos (dilo amor ¿a qué si?)
y de ese rabillo derecho
que no se aparta de mí,
omnipresente en tu vida
en tu piel desde que te vi,
siguiéndote a distancia
¡y tú que te dejas seguir!
O te pones a seguirme
cuando me “olvido” de ti
cuando trato de olvidarte
(que es lo que quiero decir)
y te pones de golpe a jugar
a encantar (¡ay!) y a seducir
entre un vaho de sonrisas
derretidas ¡bella a morir!
Charlando con tus amigas
todas pensando en eso, sí,
como un fantasma o un clown
hasta partiros de reír
y cuanto mas charláis y reís
más bellas ¡y la que más tú!
Qué juego de uñas y de ojos
y rímel ¡en negro y carmín!
Como jauría de lobeznas
todo a jugar a hazmerreír,
que saltan y enloquecen de pronto
cuando yo te prefiero a ti
¡Y tú que enloqueces de golpe
como nunca amor yo te vi!
(Orgía de sueños “Partouze”
Juego "de damas ” o al “parchís")
Cambiante como la luna
tú, mujer de mis desvelos,
que te confundo con otras
y no te reconozco ¡cielos!
De corza envuelta en la sombra
y en un halo de misterio,
convertida así de pronto
en ruiseñor mañanero
como si resucitases
o hubieses nacido de nuevo
o como en otra reencarnación,
distinta de alma y de cuerpo
y te miré amor y remiré
y me creí loco ¡créemelo!
Como si te transmutases
en lugar de otra un momento
y me dije “¡tranquilo, Juan!”
y me recogí (un poco) por dentro
con mis duendes y mis hadas
¡musas de mi prosa y versos!
Y mi sorpresa fue tanta
que debiste reír, te estoy viendo
riéndote de mí, pobre clown
que por ti bebe los vientos
y presto a hacer el payaso
para que pierdas el miedo
a caer por fin en mis brazos
de príncipe de tus sueños
que te cautivó en un día gris
y frío, en pleno invierno
y desde entonces no vives
¡no lo niegues, cierva en celo!
Que me espías en sigilo
y me embrujas a lo lejos
por como te calzas ¡mujer!
(y eso que te haces en el pelo)
cambiante de un día a otro
como un rito, como un juego
que sigues jugando en broma
hasta que me adores en serio
(cuando te pilles los dedos)
Como un bello pájaro azul
que salta de un sitio al otro
y está ahora aquí y a seguir allí
y vuelta y más vuelta ¡qué ardor!
¡Qué afán amor qué trajín!
¿Qué tiene tu alma amor en vilo
que no te deja vivir?
que te tiene toda avizor
tan derecha como un alfil
de mejillas encendidas
y carita rosa ¡ay de mí!
Con tu cresta de ave rubia
y ese pelaje infantil
y esa fragancia ¡blanca flor!
¡En nácar y azul todo tú!
Arrebolada y preciosa
como una flor de mayo o abril
luciendo altiva y esbelta
con la vista puesta en mí
la de tu alma de niña
todo ojos (dilo amor ¿a qué si?)
y de ese rabillo derecho
que no se aparta de mí,
omnipresente en tu vida
en tu piel desde que te vi,
siguiéndote a distancia
¡y tú que te dejas seguir!
O te pones a seguirme
cuando me “olvido” de ti
cuando trato de olvidarte
(que es lo que quiero decir)
y te pones de golpe a jugar
a encantar (¡ay!) y a seducir
entre un vaho de sonrisas
derretidas ¡bella a morir!
Charlando con tus amigas
todas pensando en eso, sí,
como un fantasma o un clown
hasta partiros de reír
y cuanto mas charláis y reís
más bellas ¡y la que más tú!
Qué juego de uñas y de ojos
y rímel ¡en negro y carmín!
Como jauría de lobeznas
todo a jugar a hazmerreír,
que saltan y enloquecen de pronto
cuando yo te prefiero a ti
¡Y tú que enloqueces de golpe
como nunca amor yo te vi!
(Orgía de sueños “Partouze”
Juego "de damas ” o al “parchís")
Cambiante como la luna
tú, mujer de mis desvelos,
que te confundo con otras
y no te reconozco ¡cielos!
De corza envuelta en la sombra
y en un halo de misterio,
convertida así de pronto
en ruiseñor mañanero
como si resucitases
o hubieses nacido de nuevo
o como en otra reencarnación,
distinta de alma y de cuerpo
y te miré amor y remiré
y me creí loco ¡créemelo!
Como si te transmutases
en lugar de otra un momento
y me dije “¡tranquilo, Juan!”
y me recogí (un poco) por dentro
con mis duendes y mis hadas
¡musas de mi prosa y versos!
Y mi sorpresa fue tanta
que debiste reír, te estoy viendo
riéndote de mí, pobre clown
que por ti bebe los vientos
y presto a hacer el payaso
para que pierdas el miedo
a caer por fin en mis brazos
de príncipe de tus sueños
que te cautivó en un día gris
y frío, en pleno invierno
y desde entonces no vives
¡no lo niegues, cierva en celo!
Que me espías en sigilo
y me embrujas a lo lejos
por como te calzas ¡mujer!
(y eso que te haces en el pelo)
cambiante de un día a otro
como un rito, como un juego
que sigues jugando en broma
hasta que me adores en serio
(cuando te pilles los dedos)
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