Javier MILEI y su vicepresidenta, Victoria VILLARRUEL, hija de militar: Impulsores los dos de una revisión de la Historia y de la Memoria del régimen militar de las Juntas (VIDELA y VIOLA) y embistiendo sin piedad los dos contra los sapos y culebras que nos pretender vender los medios bien pensantes sobre aquello
Argentina. Aparte de mí ese cáliz! No quería, mi palabra, entrar al trapo del asunto del que aquí voy a tratar, engorroso para no/argentinos, lo menos que se puede decir. Pero me siento obligado a ello, de una pulsión irresistible como si me negara a mí mismo y defraudase a mis lectores, argentinos y no argentinos, privándoles de todo lo que en ese tema tengo que decir: Estuve en Argentina y viví allí (en paz), hace como mil/años con todo lo que ha llovido dentro y fuera de allí! En claro y en crudo: durante la Primera y la segunda Juntas -generales VIOLA y VIDELA- en un medio social, de los que apoyaban sin complejos ni mala conciencia el régimen militar y también, lo que facilitó su ascenso, y me refiero a la guerra/sucia (un decir), que declaró frente al terrorismo y los terroristas, la (legítima) presidenta a la sazón de la Argentina, Isabel Martínez de Perón, Isabelita como aun hoy se la recuerda allí, sin distinción de clases de procedencia, de origen social o condición.
Fue esa al menos la opción o la apuesta de muchos argentinos, y fue también la del recordado Monseñor LEFEBVRE, como lo proclamó abiertamente él mismo en la misa de Lille (29 de agosto 1976), hito mayor en su carrera (archi) episcopal y en la escalada de su enfrentamiento con la Santa Sede, que de la primera sanción canónica que se le infligió justo antes -la suspensión "a divinis" (22 de julio del 76)-, le llevaría años más tarde (1 de julio 1988) -bajo JUAN PABLO II- a su excomunión. Y fue -mi estancia allí- en Buenos Aires, en el marco de la Fraternidad Sacerdotal San Pio X fundada por él (FSSPX) que yo ayudé junto con un compañero mío francés a fundar allí: esas son mis credenciales para poder meter baza y partir una lanza en un asunto que como extranjero (dirán algunos argentinos) no me compete. Una lanza pues -sin abuso ni injerencia- en favor de su actual presidente Javier MILEI , que se debate en medio de la tormenta, desatada ahora por sus posturas e iniciativas tendentes a exonerar el periodo aquel, de la guerra/sucia y del régimen militar.
De "guerra civil europea" habló el historiador Ernst NOLTE, de guerra civil americana o hispanoamericana hablé (por mi cuenta) yo. Y de guerra fría y guerra revolucionaria (sic) hablan hoy -en este desate generalizado de lenguas (amordazadas) que trajo la presidencia Milei- voces sensatas de algunos argentinos. Y de guerra civil en Occidente (sic) se me antoja que habría que hablar hoy también, en el último o enésimo capitulo o episodio -argentino- de la (interminable) guerra civil española del 36 (...) Y así todo se aclara y sin ello no comprendemos nada de nada, y nos vemos listos a tragarnos (a diario) todos los sapos y culebras que la prensa o los medios del Estado profundo (Deep State) nos tienen preparados todas las mañanas.
Treinta mil -30.000- desaparecidos como nos viene vendiendo la prensa bien/pensante? A otro perro con ese hueso! No más que un burdo invento -de un ex guerrillero- para recaudar fondos a la mamás plañideras (de la plaza de Mayo) a las que el llorar se les daría tan bien. Y una guerra civil argentina que empezaría mucho antes, en los días que inmediatamente presidieron a la caída (primera Presidencia) del General Perón, cargados de funestos acontecimientos, entre ellos, el bombardeo a cargo de la Marina y de una alianza de fuerzas políticas (radicales y liberales junto con socialistas) -, por cuenta (nota bene) de las grandes potencias, y "last but not least", con la bendición del Vaticano y de la Iglesia católica argentina- de la Plaza de Mayo -15 de junio de 1955-, con un saldo de al menos de 308 muertos y más de 800 heridos. De lo que se tuvo noticia escasa en la prensa española de entonces, de lo que recuerdo al menos o ignoré más bien de mi memoria de niño y de lector voraz y precoz de toda clase de periódicos y revistas al mimo tiempo.
Un preámbulo indispensable todo lo que aquí precede a la hora de analizar el factor/peronismo en el advenimiento y en las medidas de represión del régimen militar. O más bien, de la escisión fundamental entre peronismo de izquierdas y derechas, como lo ilustraría la batalla campal -seguida de espantosa masacre- del aeropuerto de Ezeiza, a la llegada de Perón, de su largo exilio español, entre la juventud periodista radicalizada a la extrema izquierda y un peronismo de derechas que entró en guerra con aquellos en el aeropuerto, liderados por Jorge OSINDE, militar del servicio de inteligencia y de un destacado historial peronista en los años de su exilio, y anteriormente en la primera y segunda Presidencia. Y hablando de él y de su destacado protagonismo entonces, no se puede obviar el de la juventud peronista (de izquierdas), y junto a ella, de la responsabilidad abrumadora de una fiebre revolucionaria que prendió en aquellos con la suprema coartada -o nihil obstat eclesiástico- emanada del Concilio Vaticano Segundo (he dicho)
Pero si el preámbulo del régimen militar -de las Juntas- lo marcó el bombardeo de la Plaza de Mayo, sus prolegómenos no fueron menos sellados con la derrota argentina en las Malvinas. Y sin ella, la Historia y su memoria hubieran sido muy otras: un contexto histórico inseparable de la guerra (civil) de memorias en la que se ve enfrascada la Presidencia Milei en la Argentina. "Loco" MILEI? Su empeño en reñir la guerra de memorias, eso sea tal vez su única locura.
Teniente Coronel JORGE OSINDE, militar del servicio de Inteligencia, de un acrisolado historial peronista por lo que sufrió dura represión durante el exilio del General. Líder de la (llamada) derecha peronista, carga hoy "con el muerto" (o los muertos) de la masacre de Ezeiza cuando el regreso de Perón. Pero no hizo más que responder (por las armas) a la juventud peronista de izquierdas (montoneros) que le tenían declarada la guerra
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