Guardé respeto hasta hoy a la figura de Manuel Fraga por un deber de memoria a mi difunto padre a quien se lo mereció en vida, pero no le presté nunca una adhesión incondicional, ni mucho menos. Ni a él, ni a su partidoEl cierre de mi blog de Periodista Digital -decidido (abruptamente) por la dirección del portal- habrá sucedido inmediatamente con un día apenas de dilación a una serie de veinte artículos míos (veinte), a modo de análisis y diagnóstico y de apuesta clara a la vez (sin el menor equívoco), que dieron comienzo -tomen nota aquí mis lectores (a modo de antídoto contra oportunistas aunque sólo sea)- al día siguiente del estruendo originado a nivel mundial por el pretendido ataque de armas químicas en los alrededores de Damasco, y dedicados todos ellos, uno detrás de otro sin interrupción, al análisis de la crisis diplomática internacional en torno al conflicto en Siria, de una gravedad sin precedentes desde el estallido de la guerra del Irak, y que a finales del pasado mes de agosto estuvo a punto de alcanzar su punto de deflagración, ante la amenaza de ataque unilateral de los Estados Unidos que sólo in extremis se vería aplazado y en las horas que corren se diría que remitido "sine die" (y toco madera)
La crónica que siguió a esa serie mía sobre la crisis siria, la última antes del cierre de mi blog, del pasado martes, día 12, versó sobre tema catalán e incidentalmente sobre el asalto a la librería Blanquerna (sede además del gobierno de la Generalitat catalana) en Madrid que me limité a glosar con ayuda del refranero castellano ("siembra viento"...y ya sabes) ¿Fue lo uno o lo otro detonante de la decisión del director de periodista Digital? Lo uno y lo otro a la vez quizás. Vaya a saberse, como sea, quiénes estén detrás de "las amenazas de llevarlos a los tribunales" por culpa mía -repetidamente proferidas parece ser- que se habrán esgrimido para justificar ahora el cierre de mi blog. Hay un aspecto de carácter fáctico y a la vez político indiscutible no obstante en lo que acaba de suceder y lo es la innegable significación política de Periodista Digital -y sin duda de Alfonso Rojo, su director, tertuliano habitual de Intereconomía (entre otras cadenas)- por el hecho de encontrarse dentro de la órbita del PP, e integrado sin duda a la vez dentro de una de las corrientes ideológicas en curso dentro de ese partido.
No me caso con nadie (hasta ahora), lo dije y repetí no sé cuantas veces en todo el período que duró mi blog. No debo nada al PP, si no es -para qué lo debería negar- una extracción sociológica, familiar que es grosso modo la del partido actualmente en el poder -y así se pudo reflejar en muchas de mis crónicas desde el inicio de mi blog-, como lo es la de muchos de los que más les denuestan y atacan las horas que corren por otra parte. Tras el estallido de las primaveras/árabes no obstante se produjo en mí, por una reacción de rechazo comprensible y por un reflejo (legítimo) de defensa del principio de autoridad y del orden establecido amenazados directamente por "la spanish revolution", un acercamiento a las posturas del PP en ciertos temas o aspectos y sobre todo -lo principal en esa evolución sociológica que se produjo en mí- una reconciliación interior con la figura el monarca Juan Carlos -poniendo sobre todo en suspenso (en mi juicio) ciertos aspectos de trayectoria y de su reinado que más reparo me suscitaron de antiguo- que me pareció (y me lo sigue pareciendo) el blanco supremo de la maniobra de desestabilización de altos vuelos -de claras ramificaciones internacionales- a las que habremos venimos asistiendo desde hace ya mas de dos años.
El tema catalán, la situación en Cataluña, la marcha de los acontecimientos allí en el plano del desafío secesionista no dejaron entretanto de interesarme y (seriamente) preocuparme y agobiarme, como lo puse de manifiesto con mi presencia en la concentración en favor de la Unidad de España en la plaza de Cataluña el pasado doce de octubre del que noticié ampliamente, en mi blog de Periodista Digital y también en otra publicación de Internet "Minuto Digital" que me dio acogida. Me negué hasta ahora no obstante -todos mis lectores son testigos- a cargar de todas las culpas al PP en una situación -la de Cataluña hoy- que es una de las hipotecas con las que tuvieron que cargar la sociedad española y sus ordenamiento institucional desde los tiempos de la transición política. Obvio no obstante lo es también el agravamiento de la situación en aquella región española como lo habrá puesto de manifiesto si dudas les cabían aún algunos la cadena separatista, con ocasión de la fiesta de la Diada.
Y más alarmante aún si cabe lo es la reacción -no se sabe bien a fe mía si lamentándose o felicitándose- del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, calificando de "éxito" la asonada (...) Obvio igualmente lo es que se llega los días que corren a una situación intolerable de líneas/rojas a no traspasar en el chantaje secesionista que viene ejerciendo la Generalitat de Cataluña. Un enfoque de política internacional, de una situación como la que atravesamos vista desde fuera me parece no obstante inevitable, a la hora de formular un diagnostico de la situación y un juicio (sin concesiones) de la actuación de nuestro gobierno y de sus máximos responsables.
Y es obvio que el gobierno español -en su actuación tanto en el plano interno como en de la política extranjera- se encuentra no poco inhibido y coartado por razón de los lazos y compromisos que le ligan con el mundo exterior derivados de nuestra situación en el concierto de las naciones. Como se habrá puesto de manifiesto en la crisis siria. A los españoles nos ligan -y dejan no poco de manos atadas- nuestra pertenecía a la OTAN, y nuestra relación bilateral especial de antiguo con los Estados Unidos plasmada en unas bases conjuntas hispano/norteamericanas que nos colocan fatalmente en primera línea del frente en caso de deflagración internacional como la que habrá estado a punto de producirse en Siria.
Y por detrás de esa amistad particular y estrecha de antiguo con los Estados Unidos no cabe en ningún modo obviar la amistad que liga a la primera potencia del planeta (al menos hasta ahora) -mas estrechamente aún que a nosotros- a su indefectible aliado judío, como habrá sabido ponerlo de manifiesto (si dudas cabían) la actualidad reciente en relación con Siria. Algo no obstante que se ve cubierto de antiguo de un tabú riguroso en el seno de las diferentes corrientes o tendencias con un mínimo de protagonismo en el abanico de los diferentes grupos y partidos operantes en la política española, incluído no obstante en ellos el sector -insoslayable por marginal y minoritario que se le presente- de lo que se da en llamar "la extrema derecha" (extraparlamentaria), salvo excepciones sin duda que no hacen más que confirmar la regla.
Reo de ruptura de tabúes, de uno en concreto tan sacrosanto e intocable. Sobre el poder (mundial) judío, y sobre la americano/israelí "conexion" que ata y maniata a la política exterior española. Así es como sin duda me ven algunos en lo sucesivo. Como sea, está claro que en ciertos sectores y a ciertos niveles influyentes del PP, se me considera persona non grata a partir de ahora. Y tomo nota
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