Junto al papa FRANCISCO (en la foto), el nuevo nuncio en España (mons.) Piero PIOPPO Durante su puesto diplomático de funcionario de la Nunciatura en Chile (1993-2006) coincidió con el nuncio allí Luigi VENTURA (1999-2001) , que destinado después a Francia fue condenado (en número de 4) por delitos de agresión sexual El combate feminista y la continuación de la revolución sexual de los 60, son caballo de batalla emblemático del nuevo papa PREVOST. Lo que le da a PEDRO SANCHEZ ante el anuncio de su visita -sujeta aún a confirmación- una carta o baza (papal) y un tiempo preciosos -para aguantar hasta entonces y para ganar su lucha tan reñida con la oposición. Elemental
¿Bote salvavidas para náufragos a la desesperada, el nombramiento del nuevo nuncio en España de su santidad? ¿Para Pedro Sánchez, para que este aguante (sic) hasta la próxima visita a España del papa PREVOST (sujeta aún a confirmación) que el nuevo nuncio papal acaba de anunciar? Desde luego, acostumbrados a esa caja de sorpresas -y de truenos y relámpagos- como se muestra hoy día la santa sede vaticana, no sería de extrañar. Veamos pues, como se presenta la situación. Donde la serie de litigios pendientes o de malentendidos en curso configuran un conflicto latente Iglesia-Estado (y del lado de éste su gestor, el PSOE, vbg. el gobierno actual) , sin descontar los contenciosos eclesiásticos internos que la visita papal se vería (fatalmente) llamada a poner al destape, tales como el creado en torno al monasterio -gestionado hasta hoy por el Opus Dei- de Torreciudad.
Al lado de eso, figuran asuntos en extremo polémicos y disputados como la resignificación (sic) del Valle de los Caídos, o ese otro en extremo vidrioso, del escandalo de abusos sexuales de menores a manos de eclesiásticos, que salpica hasta a una figura episcopal, y ese otro igualmente enojoso de las inmatriculaciones (sic) de bienes eclesiásticos -iglesias, abadías y monasterios. Que unido -todo ello- a la visita papal, brindaría al inquilino de la Moncloa una baza valiosa, el triunfo, la carta -card- que le permita -si sabe jugarla bien, claro está- dar jaque mate a la oposición, la puntilla final. Así es, como la situación se presenta, a falta de un factor que he querido ex professo dejar para el final.
A saber, el del combate feminista (sic) -léase el de la guerra de sexos- que tal vez sea el sitio (privilegiado) de antemano designado donde producirse el encontronazo Iglesia-Estado final, al cabo de la visita papal. Lo que nos exige a no dudar una visión retrospectiva y global, que nos permita el abordaje del más que melindroso -y resbaladizo- asunto con la más mínima chanza de ganar. Que para nadie es un secreto que la campaña feminista, anti-machista, anti-sexista, contra la hetero-sexualidad en nombre o por cuenta de la ideología -de tipo woke- LGBT, de homosexuales, lesbianas, bis- y tran (s)-sexuales, queer y que sé yo, que todo ello como digo, forma o conforma el buque insignia -en apariencia al menos- del programa del gobierno actual, y que anima -junto con el pathos guerra civilista- la campaña personal (desde la Moncloa) del titular de su jefatura en la actualidad.
Que para nadie es un secreto tampoco que el movimiento feminista es un fenómeno que no se limita a la sociedad española, sino de alcance internacional. Como lo ilustran los epifenómenos de las FEMEN, o de la respuesta al movimiento feminista y la LGBT en Rusia que lidera Vladimir PUTIN. Y fue a seguir al proceso que se hizo allí a las PUSSY RIOTS dos jóvenes activistas que utilizando un modus operandi análogo al de las FEMEN en Europa occidental -de origen y raíces ucranianas aquellas nota bene- entraron en la catedral ortodoxa de San Salvador, de Moscú, en señal de protesta, ante la respuesta del Patriarca KIRIL que denunció por cuenta de aquellas a la UE, "club de naciones", que permite en todo su entorno de países y capitales, "las marchas de orgullo gay" (como la del 25-N en Madrid) Y con todo eso de telón de fondo, se perfila la visita a España del papa PREVOST, que no llega -porque no puede o porque no quiere- a (claramente) desmarcarse de la línea "woke" del papa Francisco, su predecesor
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