lunes, julio 24, 2017
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Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
Comparto sin reservas desde este blog el luto y el dolor de la sociedad española por la muerte del pequeño Gabriel, víctima de un destino cruel que estranguló su infantil sonrisa. ¡Hasta siempre, Gabriel!
Sin trampa ni cartón. Me solidaricé en un principio con una acción que se presentaba como anti-separatista en los medios, lo que me merecio el verme dado ipso facto de baja en Periodista Digital (nota bene) No me retracto ni un jota de lo que escribí entonces, sin haber llegado a saber no obstante ni hoy ni entonces los fines últimos de los que protestaban. Y lo que no me hace sentirme obligado a condenar o a aprobar la decision judicial de la que se han visto blanco ahora los encusaudos. Algo en lo que suspendo deliberadamente mi juicio. Y me permito además declarar aquí que no me siento solidario en absoluto de la suerte de uno de los ahora condenados, Manuel Andrino -"jefe nacional de FE - La Falange" (como él se autoproclama)- del que habrá acabado separándome un contencioso en el terreno del honor personal, como todos aquí ya saben. Y porque ademas, ni él ni otros de su mismo grupo se solidarizó conmigo en lo mas mínimo en mis (largos) años de persecución, de expatriación, de linchamiento en los medios y de infortunio. Que cada palo aguante su vela, como reza el refrán castizo (castizo, léase bien español, o si se prefiere "payo", que a buen entendedor pocas palabras sobran) ADDENDA No es óbice que algunos de los extremos de lo que escribí entonces sobre tema catalãn, estaría dispuesto a discutirlos y dialogarlos serenamente y con la mayor franqueza y cordialidad con mis amigos y camaradas catalanes, especialmente los de la tendencia identitaria ADDENDA BIS ¿Concesión a los catalanistas de una justicia politizada, como algunos lo pretenden? Otros preferimos ver en la sentencia del Supremo el precio de rescate -por las repetidas referencias en el fallo del tribunal al Orden Público- de la ley de Seguridad Ciudadana amenazada -sustancialmente del lado de la la izquierda indignada-, que aquí siempre defendimos ante el silencio -o los ataques- de los "patriotas" ADDENDA TER "¿Elegir bien a los amigos? Yo diría a los enemigos" (de mi poema "Secretos de la Aviación", ("Cantos de Amor y de Guerra Civil" pág. 205) A buen entendedor pocas palabras bastan ADDENDA QUARTO (para los malos entendedores) El fallo de Blanquerna nos pone ahora a algunos en el brete de tener que ponernos escoger nuestros enemigos, a saber nuestros blancos u objetivos de preferencia. Y en l que a Cataluña se refiere siempre me sentí reacio a identificarlos con la derecha catalanista “burguesa” y autonomista o separatista (ma non troppo) La corriente “patriota” que protagonizó los incidentes de Blanquerna a todas luces no lo vio así. Les venia de antiguo , de un Frente de Juventudes de la posguerra, hijos de rojos en su mayoría (Umbral díxit) -y en lo que a al Frente de Juventudes en Cataluña se refiere, descendientes de los anarquistas de la guerra civil en su abrumadora mayoría, como lo ilustraría el caso de Roberto Ferruz (que fue del FES), figura emblemática de la “Falange de izquierdas” en el tardofranquismo. Una inquina a anti-separatista que escondía no poco de ese odio de clase que fue uno de los detonantes principales si no el mayor del estallido de al guerra civil, y que el 36 vinieron a encarnar sobre todo “los charnegos de la FAI” (en la expresión que le oí el pasado año en Barcelona un catalán anti-separatista) los verdaderos vencedores -con ayuda preciosa nota bene de la traición de la Guardia Civil catalana- de la batalla del 19 de julio del 36 que daría paso a la guerra civil, Y culpables número uno de las atrocidades y del salvajismo que se seguiría justo a seguir. Al lado de ellos el papel de esa burguesía catalanista tan denostada sería insignificante. Y después de la guerra se adherirían (bastante sinceramente) al régimen todos ellos, hasta que el concilio vaticano segundo vino a repartir cartas de nuevo, con todo lo que se seguiría. ¿Por qué si no, los del asalto a Blanquerna no le montaron hasta ahora un pitote así a la alcaldesa/rojo separatista Colau, o los “oriundos” de la CUP, hijos o nietos (o biznietos) de andaluces y separatistas recalcitrantes, o en otros términos, traidores y renegados de sus propias raíces y de sus orígenes? Moraleja: Andrino por Alfón. Y el muerto al hoyo y el vivo al bollo
Comunico a los lectores y amigos de este blog que presentaré en Madrid mi nuevo libro “Guerra del 36 e Indignación Callejera”, el próximo miércoles 29 (de abril) a las ocho de la tarde en la librería Fragua, calle de Andrés Mellado 64 (metros Argüelles, Moncloa o Islas Filipinas), casi esquina a Donoso Cortés. Estaré encantado de veros
En la foto, el padre (Père, y no Abbé puesto que venía de una orden religiosa, los carmelitas descalzos) Georges Salleron, fallecido a principios de la semana y de lo que he venido a saber por pura causalidad navegando en la Red. Fue profesor mío mi primer año (de Spiritualité) en el seminario suizo de Ecône. Fue él quien me dio l noticia –de vuelta yo de España en aquellos precisos momentos- de la muerte del Caudillo, comentándome que le había dedicado su misa de aquel día (….) Era hijo de Louis Salleron que a los españoles no les dice nada, a los franceses quizás ya tampoco pero que había sido una pluma insigne en ciertos medios -economista y sociólogo e ideólogo del corporativismo agrícola (régimen de Vichy)- y figura ilustre de la Colaboración. La noticia de la muerte de su hijo habrá sido como un aldabonazo que habrá despertado en mí la memoria –mía, personal e intransferible- del Seminario de Ecône. Del Ecône heroico (años setenta) de la “suspension a divnis”, del linchamiento en los medios –y en España aún más ¡qué horror!- y de nuestra resistencia –solos frente al mundo- al concilio vaticano segundo y a la Roma neomarxista ( “neomodernista y neoprotestante, como la llamaba el fundador ) que se siguió. Lo que vino después -la FFSPX, los arreglos con el Vaticano y la iglesia/catedral (horrible) que erigieron a un costado del edificio matriz ultramoderno entonces y sin la frescura y el encanto (de la pureza de orígenes) justo tras irme yo-, me interesó mucho menos. Hasta el punto que (como de todos es sabido) me desligué de ellos por completo hasta hoy. No importa, y ahora cuando les veo periódicamente en la picota, blancos (como yo lo fui) de linchamiento en los medios, u objeto de adulación interesada,. me acometen una fuerte nostalgia de aquellos años heroicos y también fueres respingos de una memoria mitad religiosa mitad histórica, la de la Collaboratión medio desconocida hasta entonces para mí , que me trasmitieron en aquel seminario a modo de perfusión, y que fue para mí un puente de revisión, de concordia -y de reconciliación- con todo lo que tuvieron de sueño colectivo idealista y puro y de experiencia espiritual (sic) el Nuevo Orden y el III Reich. Y a través de esto –les guste o no-, honro en la memoria a aquellos a los que me fueron mis compañeros –idealistas y desinteresados como lo fui yo- y a su padre fundador Monseñor Marcel Lefebvre, por la conducta noble y generosa que tuvo conmigo, un extranjero desconocido y además de eso (par dessus le marché), un Espagnol, el primero de Ecône (para mí un gran honor) Como una forma de perpetuar en la Memoria –de los que les conocieron y (sinceramente) estimaron y apreciaron (¡Presentes!)- unas existencias tan absurdas y tan faltas de sentido –por lo caducas y anacrónicas de sus formas de vida- a los ojos de muchos hoy. Víctimas trágicas -ellos también- de la globalización.
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