domingo, julio 16, 2017

Flor de Madurez

Sentirme como un dios mi amor
hasta la desilusión ¡cruel!
de la más ligera afección
cuando se tambalea mi fe

la fe en mí mismo y en mi dios
que vacila amor sin caer,
que no cae porque no puede
¡no sería yo! -ser o no ser-

aquel joven taciturno
que ya no es joven (tal vez)
ni tímido o taciturno
¡flor rara de timidez!

De un tímido de sí mismo
y no ante un hombre o una mujer,
tímido ante la flor rara
o la del más bello jaez

de un miedo de la Belleza
o de la Inocencia (que aún es)
miedo de marchitarlas
amor, de poderlas romper

o ante la flor de la Infancia,
de pisarla sin querer
-¡que angustia amor, varonil!-
de no dejarla crecer

hasta que me hice hombre
y fui padre (sí amor así fue)
cuando se me hacía tarde
¡Flor rara de madurez!

Y se me fue amor el miedo
de lo injusto, de lo rahez
y ese miedo del Futuro
que no se deja entrever

y se me fue el miedo de ti amor
¡miedo de ti y de ti sólo mujer!
de cruzarte y de mirarte
¡de que me pudieras morder!

De ese aire tuyo de vestal
que se me cruzó aquella vez
y ya no acierto a despegarme
de su sombra ¡ni a la de tres!

Pero a fuerza de intentarlo
te perdí amor el miedo ¡lo ves!
Y ahora la miedosa eres tú
del miedo de ti ¿a qué así es?

Miedo, sí amor, de perderme,
que no acierte a comprender
lo que a fe mía mi amor
no es fácil de comprender,

ese misterio que te arropa
de desprecio y de desdén
de un alma ardiente y celosa
que teme el jugar...y perder


Despacio -”despacito”- sí amor
así me lo tomé yo contigo
antes de que el mundo entero
se pusiese al mismo ritmo

y este verano amor aún más,
que estoy viviendo al minuto
¿o será al revés -¡no es posible!-
que se pusieron al mío?

que se pusieron a danzar
a mi ritmo que es el tuyo
que tú me haces amor bailar
hace ya y yo sigo y sigo

mi amor como un autómata
como un poseso (o un iluso)
sin importarme el qué digan
(ni el estar haciendo el primo)

bailando contigo en sueños
así llevo ya años ¡siglos!
Desde el día que te conocí
cuando tú me dejaste mudo

cuando se me paró el reloj
que desde entonces no vivo
sino es pensando en ti mi amor
en tus ojos, en tus guiños

esos que tú me mandas
a tu aire y tu capricho
cuando menos me lo espero
que tienen mi alma en vilo

y que la hacen volar también
por los aires, a otros mundos
¡que todo lo veo azul (“cool!”)
en esta noche de estío!

a la vista del estanque
que luce ahí enfrente -¡lindo!-,
donde el verano se mira
como presa de un hechizo

Y la noche ríe y danza
y se va con disimulo
mientras te veo en aquella
(que me mira con sigilo)

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