MARINE LE PEN Y EL NIÑO DE LA FOTO

¿Cambio de ciento ochenta grados en la política inernacional del gobierno español actual? Hasta ahora fuimos diez y siete, ni eso, cuatro (gatos) entre españoles a no vender la piel del oso (sirio) antes de haberla cazado, porque la unaminidad anti-Assad de los medios y de la clase politica española –en el poder y en la oposición- fue en verdad aplastante y atronadora. Nuestro ministro de exteriores se destapa ahora en cambio propugnando una solución que ponga fin a la guerra en Siria sin el requisito previo exigido hasta ahora por los Estados Unidos y los paises de la UE, de la caída de Bachar. Gloria laus et honor tibi sit. Aunque haya hecho falta el aluvión inmigrante en curso de aldabonazo de las conciencias o de las mentes de los que nos mandan (sin que haya que culpabilizar, con fotos, a toda la humanidad doliente) ¿Signo prometedor de despegue de la diplomacia española, de para con sus valedores de antiguo –USA y la Gran Bretaña- exactamente desde la rendición (condicional) del régimen de Franco en el 45 ? ¡Vivir para ver fantasmas míos!

¿Voy a acabar acaso recobrando mi antigua admiración por Marine Le Pen que me hizo perder la trifulca en la que se ve envuelta con su progenitor y en la que tomé partido resuelto por el fundador contra la heredera? ¿Una disputa « a la francesa » que se desinfla con la misma rapidez y facilidad con la que se armó ? Que a fe mía que no sé ni qué pensar ni a qué carta quedarme tras la universidad de verano del Frente Nacional de este fin de semana en la que todos auguraban nuevas escenas de enfrentamiento entre el padre y la hija y que al final habrán quedado en agua de borrajas.

Es cierto que Jean Marie Le Pen –de « canto del cisne » habla ahora a su respecto la prensa francesa- parecería haber dado su brazo a torcer, no es menos cierto no obstante que su hija habrá pronunciado un discurso en el tema en ascuas –el de la inmigración, principal caballo de batalla de la propaganda del Frente Nacional- y al calor del aluvión de refugiados en curso que podría haber sido pronunciado por su propio padre sin quitar ni añadirle ni una coma tan siquiera. « Un discurso cien por cien lepenista » exulta triunfante –a toro pasado- el patriarca.

Y a fe mía que no me lo esperaba, sobre todo no me esperaba una toma de posición tan firme y un respuesta tan clara y tan tajante a la escandalosa commoción producida en los distintos paises europeos por la foto del niño ahogado en la playa turca. Indignacion, la glosa (certera) que le merece a la presidenta del Frente nacional esa foto: por la explotacion políticia de la misma. Mientras pone en guardia de no dejarse llevar por los sentimientos (sic) en la materia.
Y viniendo de quien viene, de una mujer madre de varios hijos se me disipan de pronto todos los escrúpulos que aún podia arrastrar tras haberme pronunciado –inmediatamente a seguir a la publicacion de la foto aquella por el diario el Mundo- sin ambages ni rodeos como lo hice en el tema, y defendiendo en sustancia la misma postura que defiende ahora la politico francesa, lo que la hace subir de pronto muchos enteros en mi estima, y más que eso, revela de pronto en ella una talla y una capacidad de liderazgo sin parangón frente al mutismo confuso y embarazado de la casi totalidad –salvo honrosas excepciones del lado de los países en la linea del frente (del aluvion en curso me refiero)- del conjunto de los líderes politicos en los diferentes paises europeos. « Cuando se habla en francés Europa entera descucha y comprende »

Y hacemos votos (sinceros) como españoles por que la presidenta del frente nacional francés venga a hacer realidad de nuevo ese aserto de hace dos siglos del vizconde de de Maistre (in memoriam) La prensa francesa habra hecho entretanto observar que Marine Le Pen ha hablado con viento a favor en una opinión pública francesa que sintoniza en su mayoria con sus posturas en relación con el aluvión inmigrante, en contraste ruidoso también con la atonía reinante al respecto en los demás países europeos (España incluida)

Y en claro diapasón, nota bene, con la postura del papa argentino que habrá invitado a todos los católicos europeos (sic) a acoger una familia de refugiados en sus casas, en el colmo del delirio y de la demagogia y en una muestra flagrante, una más, del descenso vertiginoso de su influencia y de su crédito y ascendencia en amplios sectores de opinión pública de los diferentes países europeos.

El posicionamiento de Marine Me Pen lo habrá sido también al socaire o a favor de la evolucion en el frente diplomático e incluso en el frente de batalla. Así, informaciones del diario Le Figaro en su edicion de ayer lunes, daban cuenta del reforzamiento –tras unos meses de vacilación (aparente al menos)- del apoyo ruso al régimen de Bachar-el-Assad, al que habrán hecho nuevos suministros de armamento en las últimas semanas –en drones, misiles y helicópteros de combate- mientras se aprestan a hacerles entrega de seis cazas Mig por cuenta de un contrato ya firmado entre los dos países, entre especulaciones y rumores de la construcción de una nueva base naval rusa al sur de Lattakía, y de la presencia de soldados o agentes rusos en las zonas de combate de ese sector (alauí) de la geografía siria de una importancia vital para el régimen de Bachar.

Y en el frente diplomático, la novedad espectacular viene de donde menos nos lo esperábamos, a saber del ministro español de exteriores García Margallo, proclamando la legtimidad (sic) en la esfera internaciona del régimen de Assad –que no tiene (sic) sus dias contados (contra lo que él mismo, nota bene, llegó a afirmar o a dar a entender)- y haciendo un llamamiento a la acción diplomática con vistas a la resolucion de un conflicto que se habrá cobrado ya más de doscientas cincuenta mil víctimas, de la que habrá avanzado las líneas maestras, reconciliación nacional, reforma constitucional y convocatoria de elecciones.

En sustancia lo que otros veníamos hace rato propugnando. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y a fe mia que si el ministro español de exteriores consigue resultados tangibles en su iniciativa –a pedido aparentemente del presidente del Irán con el que acababa de entrevistarse-, algunos entre los que me encuentro seremos capaces de correr un tupido velo sobre los grandes yerros (y renuncios) de la política exterior española en los últimos años