domingo, septiembre 27, 2015

Oda a las Sombras de la Noche (poesía en domingo)

¿Qué es esa llamada esa voz
de Antillas? ¡España del Caribe!

¿Qué pasa, qué es lo que ocurre?
¿La vida que da mil vueltas
o la muerte que nos sigue
pisándonos los talones,
redoblando a cada cruce
(ya) entre fulgores de Octubre?

¿Qué esos golpes, esos ruidos,
como tacones de mujer
lanzada hacia su objetivo?

No temas, me sopla otra voz
de un susurro (o de un gemido),
son las sombras de la noche
que velan por ti, su fiel amigo,
haciéndote de los suyos
desde hace tanto ¡Años, siglos!

Cuando aún eras casi un niño,
sin darte cuenta siquiera
ni en las tardes de domingo
que no eras ave matinal
sino pájaro nocturno
de los que ven largo en la noche
y pasan lanzando gritos
que las gentes no comprenden
perplejos y sorprendidos
-¿presas de estupor y miedo?-,
yendo a posarse sin ruido
y a hacerse olvidar de todos
durante años, lustros, siglos,
antes de emprender el vuelo
-¿de halcón jerifalte el mío?-
entre raras acrobacias,
majestuosos, tranquilos
a dónde les lleve el viento
robándole el tiempo al Destino
como reyes, como dioses
(buenazos e inofensivos)
y arropados entre sombras
que no les harían mal alguno

¡Y no eches la vista atrás, Juan,
o te convertirás en sal!
(o en pozo de melancolía) (…)

¡Y sigue buscando el Grial
que es lo tuyo, lo que te va
hoy como ayer, al alba, Juan,
y al atardecer de tu vida!

Y al alba de un mundo nuevo
de un milenio, y de otro siglo
que lleva ya un rato alumbrando
bajo mil estrellas frías

Entre nubes de tristeza
y explosiones de alegría


Tiempo de amar, y de soñar
todo a tiempo bajo el cielo,
de “bebernos” la actualidad,
de reñir guerras de nervios,
de echarme a volar por los aires
y ponerme a escribir versos
de culto a a lo Bello ¡amor!
como estos que aquí te ofrezco
mientras me sube la fiebre
y "escancio" de prisa y corriendo,
vagando muy lejos mi alma
entre rumbas y boleros,
entre Flandes y el Caribe
(al Norte de Despeñaperros)
errando sin rumbo fijo
de aquí y allá yendo y viniendo,
-Lausanne o Tierra de Campos-
del mañana al ayer irredento,
y así se me fue el verano
y así se me pasó el tiempo
sin pensar amor más que en tí
soñando un sueño despierto
sonámbulo, medio enfermo,
por el aire, por los techos
soñando amor con tus ojos
con tu boca, con tu pelo
con tus risas, con tu talle
con tus pies y con tu pecho
de mujer –¡tan bien plantada!-
con tu halo y con tu fuego
mientras destilo el poema
de amor por ti (el más sincero)
como un ramo de rosas (mías)
mi mente lejos muy lejos
volando en busca de ti amor,
al encuentro de tus sueños
de tus anhelos, de tu ser,
de tu voz y de tu aliento
¡Y de ese olor fuerte a mujer
de tu alma y de tu cuerpo!

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