jueves, septiembre 17, 2015

UMBRAL Y EL HABLA CATALANA

Umbral y Cataluña, la historia de un largo malentendido preñado de lecciones y moralejas de la actualidad más rabiosa las horas que corren. He hablado hoy de Umbral en un encuentro completamente fortuito e inesperado con una viaje amistad, un compañero de colegio y de vacaciones veraniegas de la adolescencia con el que me crucé por la calle en Madrid donde me encuentro, por cuenta de mi libro sobre el autor fallecido que mi amigo se había comprado y leído con gran interés y detenimiento.

Mi amigo me aseguraba que Umbral está hoy literariamente muerto, ocho años transcurridos de su muerte, y yo en cambio no estoy tan seguro de ello. Como sea, la actitud y las posturas de Umbral se ven plasmadas en innúmeros escritos suyos como también en gestos memorables, en relación con Cataluña y con los catalanes y la lengua, que me diga el habla catalana, que parecen resucitar de la letargia y del olvido a medida que se va agravando la situación en Cataluña.

En una de las ultimas entradas de su blog (personal), Ernesto Milá que ya habré citado aquí a menudo, catalán de nacimiento y de ascendencia como su apellido lo denota, parece asentir con la postura beligerante en relación con el habla catalana que tengo ya definido en entradas antiguas de este blog y en lo que me acabo de reiterar en respuesta a un comentario a una de mis entradas recientes. “Hay algo de amargo” reconoce en su entrada, con sinceridad (dolorida), Ernesto Milá –hijo de un catalano/parlante por lo él mismo afirma en esa entrada- por cuenta de esa pugna lingüística que lleva adelante contra viento y marea desde hace ya tanto tiempo la generalitat de Cataluña.

En el artículo de Milá se recogen en sustancia argumentos del premio Nobel Mario Vargas Llosa -tal y como se verían plasmados en el Manifiesto Libres e iguales- que ve fatalmente en vías de extinción al habla catalana. A mí las consideraciones del escritor peruano me parecieron -si entendí bien cuando le leí- esencialmente de orden demográfico y del dominio de la arte de la prospectiva a la vez, de la pobreza evidente en cambio del habla catalana –en su versiones escrita y hablada- comparada a la lengua española, el manifiesto mencionado fingía en cambio no pronunciarse, pero parece difícil que pueda obviarse en el debate tan crudo y descarnado que la puja al alza de la apuesta catalanista –de secesión e independencia- trae fatalmente consigo.

Y de esa vocación de hegemonía en los planos cultural y lingüístico de la lengua española sobre el habla catalana, sirva de botón de muestra una de las figuras más emblemáticas de escritor catalán contemporáneo, a saber Pere (Pedro) Gimferrer -el Pera le llama en su artículo Umbral-, candidato (catalán) de antiguo al Premio Nobel, que fue amigo de Umbral al que prologó una de sus obras mas emblemáticas –para el que esto escribe, la más importante de todas las suyas- a saber, la Leyenda del Cesar Visionario, y con el que al parecer mantuvo de antiguo una rica e interesante correspondencia.

He estado navegando en Internet en busca de ella y me topo con un articulo de Umbral en el diario el Mundo fechado tres meses apenas antes de su muerte dedicado al escritor catalán, en el que en ese estilo inimitable y en ese arte de lacerar a su rivales y contrincantes que su biógrafa Ana Caballé glosó con la fórmula “la rosa y el látigo” fustiga y ensalza a la vez a su amigo, Premio Nacional de Poesía 1966 que llevaba todavía entonces nota bene -o tempora o mores!- el nombre de José Antonio Primo de Rivera, al que Umbral incluiría entre los poetas (sic) de la generación del 27, sin duda en prosa cabe interpretar, porque José Antonio no parece que publicase versos en su vida.

Gimferrer -escribe Umbral de su proverbial lengua (literariamente) tan viperina- parece siempre que nos está examinando de reválida catalana. A mí no me cabe duda que eso es lo que esta haciendo. Es diabólico como examinarse de Kaf-ka con Kafka.

Yo esto último no lo entiendo muy bien pero no hay duda que ese artículo y esas frases que le sirven de colofón ponen sobradamente de manifiesto aunque solo sea, la beligerancia irreductible –rezumante de ironía umbraliana- del que fue premio Cervantes 2000 hacia el habla catalana, a la vez que revisten a su figura y su obra -contradiciendo así la impresión de muerte literaria que (sin duda cargados de razones) les produce a algunos- de una actualidad cargada de promesas (de supervivencia)

Bandera de reivindicación lingüística emblemática y actual en extremo la figura -y la obra- de Umbral por encima de todas la contradicciones innegables que rodean su vida y sus escritos, para todos los que siguen sintiéndose españoles en Cataluña

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