Clarisas de BELORADO (Burgos) Son o quieren ser monjas LIBRES: Más libres desde luego que los que dentro de la Iglesia conciliar -como obedeciendo órdenes tajantes o respondiendo a consignas urgentes- las recriminan y atacan y censuran ahora. Y están en su derecho, el de seguir (Monseñor LEFEBVRE díxit) la experiencia de la Tradición
Dominicas de LERMA, Clarisas de BELORADO, sin olvidar, last but not least, la Monja Cojonera (*), u otra -la FORCADES- que irrumpió en los medios grosso modo en simultaneo con la anterior , que hizo campaña -antes de la epidemia del COVID- contra ciertas vacunas, pero que no tenía el gusto, la afición o la manía de tocar (sic) lo que fuera, al contrario de la monja argentina. Signo de los tiempos, la irrupción alegre, divertida, alborotada de monjas contestarias tantos años ya pasados desde la clausura del Concilio, y de la muerte de aquella monja belga que con sus canciones desenfadadas dejo un nombre para la posteridad, y marcó su época y me refiero no solo a ella sino también a su canción fetiche "Dominique, nique, nique". y estoy hablando de Sor Sourire (en España y en el mundo de habla hispana SOR SONRISA)
La monja y en particular la monja de clausura habrá acabado siendo un sex-symbol alternativo o semiclandestino, que soltó amarras y se escapó de los barrotes y de las rejas de las celosías en las que todo ese mundo monjil se veían encerradas, en un empeño de emancipación o de secularización a través de un largo proceso histórico con hitos mayores de gran renombre como lo fue el del italiano CASANOVA en el Siglo de las Luces que dio comienzo a su larga carrera de aventurero y de libelista en una cárcel de reputación extremadamente siniestra como fue la de los Plomos en Venecia, acusado de los mayores delitos de orden sexual, derivados o resultantes de su efracción de paredes o barreras en conventos de clausura. De la que se acabó (por sí sólo) evadiendo
Pero todos los jalones transgresores de emancipación que tuvieron en la monja de clausura su principal blanco u objeto acabarían siendo absorbidos o dominados y englobados en un plano o universo de orden distinto, el de la mitología, en donde sobresale y brilla de luz propia y perenne el mito (hispano) de DON JUAN, y junto a él el de la novicia DOÑA INES a la que una tradición apócrifa y subterránea de una picaresca de bajos fondos atribuye la (pícara) frase de "Don Juan, Don Juan, la puntita nada más! Ilustración en clave de humor de la monja novicia, joven y bella (y lolita seductora?) (...), rendida cuerpo y alma ante la solicitud erótica o erótico/amorosa del macho (Alfa) seductor.
Pero en fin, pasemos a las cosas serias, porque como dijo NETZSCHE al que aquí habré citado ya tantas veces, todos nos hicimos mucho mas serios en las cosas del espíritu. Y es que esas monjas tan bulliciosas de BELORADO con su resuelta actitud y sus declaraciones tan desafiantes y (religiosamente) tan incorrectas a la vez, plantean un (serio) problema, el de sus preguntas o interrogantes sin respuesta (hasta ahora) No menor desde luego que el litigio judicial en el que se ven envueltas por la posesión del edificio e instalaciones del convento que ocupan. Y en particular sus invectivas contra la Iglesia (y el Papado) conciliar (sic) resuenan familiarmente a mis oídos como aquí todos -me refiero a los lectores habituales de mi blog- fácilmente se imaginan.
Y un convidado/de/piedra -tomando así de prestado la jerga (literaria) donjuanesca- irrumpe fatalmente al hilo de la crónica de actualidad que aquí nos ocupa. Y es -todos lo habrán ya adivinado- el de Monseñor Lefebvre y de su resuelta oposición al Concilio Vaticano II -y a todas las reformas que de él se derivar´- y también entre todos los que gravitaron en su orbita antes de despegarse de ella, la corriente "sedevacantista" de la que procede el obispo que ampara y patrocina ahora las díscolas monjas clarisas. Que pasó -doy fe- por el seminario de Ecône (...)
No entro de lleno en el debate, dicho sea de entrada: Todos aquí me habrán leído todo lo que expuse a modo de confesión de todas las barreras de mi emancipación (sic) tras la ruptura (hecho añicos) de esa especie de corsé mental que me sujetaba en mi modo de pensar, de lo que aquí habré dado harto testimonio en mis entradas al hilo de una evolución por libre, sin adoctrinamiento ni control ni supervisión. Y del plano en que todo eso me habrá situado desde el cual juzgo ahora la querella político/religiosa en la que se ven envueltas las referidas monjas clarisas.
Y es desde una prisma o punto de vista que heredo (confiteor) de mis años del seminario de Ecône y del magisterio extra del arzobispo francés cuando hablaba -en una frase que le oí pronunciar en publico y en privado tantas veces-, y era a modo de ruego, de súplica a las autoridades eclesiásticas (conciliares) La de ¡DEJADNOS HACER LA EXPERIENCIA DE LA TRADICION!, que reflejaba la crítica implícita que guardaba en su seno el catolicismo tradicionalista de cara a la pulsión liberticida (sic), que se desprendía de la reforma (o revolución) conciliar, en términos de aquella ruptura cismática (sic) que promovían sin pausa ni descanso -con sus ukases terminantes- las autoridades eclesiásticas entonces, aupadas y jaleadas por los medios de la prensa mainstream (de un innegable tufo masónica en todos sus exponentes) fuera de toda sospecha, y era de clericalismo o de filo catolicismo de la corriente o tendencia que fuera.
Lo que denunció en solitario y en profeta precoz (francés) el Abbé DE NANTES, al que leí -a principios de los setenta- algo sobre el seminario de Ecône -del que apenas hasta entonces había leído algo u oído hablar- que me marcó hasta el punto que se puede decir que fue aquello lo que me impulsó a tomar la decisión irrevocable (y en solitario) de marcharme -fuera de España (...)-, rompiendo no pocas barreras, a aquel seminario tradicionalista. Y fue un comentario sobre las primeras medidas beligerantes en la antesala de las sanciones canónicas que no tardarían en dejarse caer en contra del seminario aquel, en pleno florecimiento y auge de vocaciones por aquel entonces, del que el Abbé Nantes declaraba que no debía nada (sic) a las autoridades eclesiásticas, y del que retuve a modo de glosa -y cito de memoria- su párrafo final: Si la persecución se confirma, y si la demolición se consuma, el cisma (sic) no será menos visible a la faz del mundo"
Lo que como todos se verán forzosos de reconocer- no tardaría en producirse. Las clarisas de BELORADO no son ellas las cismáticas a todas luces, son solamente o quieren ser libres a la hora de seguir el sueño ideal de su vocación. Y a nuestro modesto juicio están en todo su derecho. El derecho a la EXPERIENCIA DE LA TRADICION
(*) Sor Lucía CARAM, argentina residente en España, de gran impacto en los medios españoles , protegida por el papa FRANCISCO (compatriota suyo) De la que retenemos aquí una de sus perlas (recientemente en las redes sociales, p.ej. en Youtube: "Si me llaman así, es porque los toco" (sic) (con una ancha sonrisa, al límite de la carcajada, nada monjil o clerical)
Arzobispo Marcel LEFEBVRE, "convidado de piedra" en el contencioso (acompañado de gran escandalera mediática) en que se ven envueltas las clarisas de BELORADO. Empeñadas en seguir -en palabras del prelado tradicionalista francés- "la experiencia de la Tradición"
No hay comentarios:
Publicar un comentario