Un cielo de ocas salvajes
nuestras vidas, nuestras noches
del Destino cruel la imagen,
y de un mundo que se fue.
Sin dejar nada tras suyo
más que una memoria cruel
procelosa (y engañosa?)
como una sombra de mujer
A imagen de nuestras vidas
que vuelan raudas, las ves?
dejando una luz oscura
para el que la quiera ver
Y esa es la Obra (de mis manos)
a ellos y ellas que me quieren
A quién? A todas las gentes
que me quisieron querer
A mí, joven taciturno
triste y soñador a la vez
de corazón generoso
(y con el que nadie lo fue?)
Por eso quiero yo amarte
a ti y a tu cresta de ave (eso es!)
a esa voz de niña dulce
que pide e implora no sé el qué
Que te cruzaste en mi vida
ya tarde, al anochecer
cuando las luces se me iban,
cuando nos dieron las diez
Y te vi en el jardín tú sola
y te hablé y te hablé y hablé (...)
Y te eché de mis pensamientos
y volvías una y otra vez
Por algo será. me dije
Y sin pensarlo más, te exploré
en tus ojos tan profundos
y en la blancura de tu piel
Y por tu nombre tan bello
y esa boca de sabor a miel
y esa nube de promesas
Cuando se acabe esta guerra (AMÉN)
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