miércoles, julio 23, 2025

TORRE-PACHECO Y LOS TERCIOS DE FLANDES

 "Antorcha es mi espada rota en tus manos, Albertino. ¡Alúmbrame ese camino que viene de la derrota!"

( de Eduardo MARQUINA, "En Flandes se ha puesto el sol")

" Y porque esa empresa loca nunca debió tentarme// que perdiendo ofende a todos / que triunfando no alcanza a nadie / no quise salir del mundo / sin poner mi pica en Flandes"(Brindis de los Tercios Viejos) 

En la foto, ORTEGA SMITH de VOX. Y no es nada trivial que un hispano/argentino re exhume la memoria olvidada del viejo Imperio español que llevó la puntilla precisamente allí (del otro lado del Atlántico)

"Señores, va de cuento. Nos regía un capitán que venía malherido en el afán de la primera agonía. Señores, ¡qué capitán, el capitán de aquel día!" Así da comienzo la obra teatral de "En Flandes se ha puesto el sol", de un autor de gran éxito en vida e inexplicablemente olvidado y ninguneado tras su muerte, que me aprendí de memoria y leí y releí, viviendo en Bélgica tras los pasos (se puede decir así) de los Tercios de Flandes en mi vida como en la Literatura. Y no exagero, que en un ensayo relativamente reciente  de historia y critica literaria sobre "La Corte literaria de José Antonio", se quitaba importancia como una sombra fugaz o un mal sueño aquel pasado español para los que iban a aquellas tierras de visita, y en los largos años -casi cuarenta- que allí viví me venía un rotundo mentís de aquella pretenciosa suposición casi día por día. Viví en Flandes, léase en los Países Bajos (católicos) del Sur, verbi gratia, en lo que hoy es Bélgica, y si de sombra se puede hablar, no seria propiamente hablando fugaz, que me asaltó a menudo y presidió -les costará desengañarme de ello a fe mía- la (pesada) decisión de irme de allí sin que nadie me echara, como votando con los pies, al cabo de una Odisea inesperada de los últimos meses antes de venirme aquí (¡cruel pesadilla!) 

No encontré mi sitio allí, pues, por culpa de mi gesto de Fátima, pensarán algunos, lo cual me parece plausible, pero nadie me hará no obstante desistir de la idea que si (en altas instancias) no se me perdonó aquello -como así lo creo-  fue por ser un español en Flandes (sic) varios siglos después, lo que pesó (al final) en la balanza, tan simple como eso. Y no entro en polémicas con nadie y mucho menos con el colectivo español (inmigrante allí) con el que ya me expliqué (digitalmente) hace poco (*) y a los que me sentiría proclive a olvidar y a perdonar en eso -y en particular su silencio afrentoso-, si no fuera (como ya lo declaré también) porque en los cuarenta años allí me sentí (fatalmente) visto por ellos como un extraño o un extranjero, sobre todo las veces en las que me vi emplazado (sic) puesto -con nombre, apellidos y demás datos personales- en la picota de los medios allí, a causa de mi gesto aquél. Lo que perdonar y olvidar quiero, pero que no me deja menos (hondamente) perplejo. Colectivo español emigrante en Bélgica, la madre del cordero!  

Que no son un colectivo cualquiera, no como los demás emigrantes desde luego. Y si ellos (y ellas) olvidaron o borraron de su memoria el pasado (que no pasa aquél) , pueden estar seguros que aquellos belgas -a ambos lados de la frontera lingüística, pero del lado flamenco sobre todo- que los acogieron e incluso  (a ellas) se unieron -un anómalamente alto porcentaje de policías, y miembros de las fuerzas del orden entre los contrayentes por cierto- no olvidaron el pasado aquél que me diga la memoria reconstruida (y adulterada)  del pasado español aquel - y que a fortiori nadie nos puede reprochar el ver en las inmigrantes aquellas -que esposaron  los agentes belgas aquellos- simples mascotas o trofeos (más o menos) inconscientes de una pugna o contencioso histórico, o botín de conquista (sic)  mas o menos subliminal, sí -entre belgas y españoles-, pero no menos operativo e influyente en todos ellos. Enigmas de la historia. De la historia de la clase obrera española -y en particular de sus obreras-, asignatura pendiente entre españoles (y un Francico UMBRAL no me desmentiría en eso) 

Y eso, esa experiencia aún viva en el recuerdo y operante en mí, fue mi pica en Flandes. Queda dicho así lo que llevaba ya tantos años pesándome por demás en el talego.  Brindemos pues por el futuro con la Memoria bien presente de los Tercios aquellos, que nos ayudarán a asumir por completo nuestras almas como nuestros cuerpos, y es en la medida que los llevamos bien con nosotros, en nuestros genes y en nuestros recuerdos. Como un signo premonitorio esa vuelta de los Tercios gloriosos en el recuerdo, de un insólito e imprevisto resurgir -como en un "viento/bueno" regenerador-  de patriotismo (guerrero) pasando por Alcala de Henares, por Cataluña y TORRE-PACHECO 


Brindis de los tercios de Flandes, en la boca de un edil de Cuenca, de VOX. Y no es trivial tampoco que está formación, al calor de las protestas por la inmigración (magrebí) esté haciendo resurgir la memoria del Imperio español, como el soplo de un "viento bueno" 


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