lunes, julio 07, 2025

BIZANCIO Y LA GUERRA EN UCRANIA


Ilustración del artículo en la prensa de hoy, de la batalla de MANZIKERT -al Este de la Anatolia (Asia Menor) (26 agosto 1071)- que selló la derrota a manos de los turcos del Imperio bizantino. Con la que se aceleró la agonía de Bizancio y fueron arrebatadas el grueso de las posesiones bizantinas en Turquía Entre ellas, la CAPADOCIA, tierra madre de los visigodos en su periplo hasta la Peninsula Ibérica. Lo que marcó el principio del fin de la decadencia de Bizancio. La tierra por aquellos perdida fue la Concha de Oro (sic)  del Imperio, como la evoca la tradición bizantina. Hito mayor de la ruptura histórica entre la Ortodoxia oriental y el Occidente latino, telón de fondo omnipresente de los roces y tensiones in crescendo entre la Rusia de Vladimir PUTIN y los países occidentales. En el marco de la guerra en UCRANIA


Nadie me lo ha (públicamente) reprochado hasta hoy, pero nunca me habrá costado tanto (confiteor) una decisión o toma de partido y no el tomarla en sí, sino el asumirla y soportarla aguantando firme como lo vengo haciendo, contra viento y marea, a lo largo del tiempo transcurrido, al hilo o en la cuerda floja de los partes de guerra, y al compás de los vaivenes de una guerra de posiciones y ante la escasez de noticias o informaciones creíbles en proveniencia de las zonas de combate y de las líneas de frente. Y me estoy refiriendo, todos aquí ya lo habrán adivinado a la guerra en UCRANIA, y a la postura -prorrusa (y no otra cosa)- que en ello y desde el primerísimo momento fue la mía sin complejos ni tapujos, y de una fe ciega en la Victoria -que en ruso se declina con Z (mayúscula)- que merece aquí un plus de explicación, por sí misma y en atención a mis lectores de este blog. 

Para lo que resulta indispensable un previo buceo en la historia -, de esos dos países y de las regiones adyacentes en la confluencia geopolítica de tres imperios en cuarto creciente, a saber, el Imperio turco -con su brazo armado del kanato (turco/mongol) de CRIMEA, el Imperio de Occidente, y el de Oriente, léase el Imperio bizantino. Para la cual y a modo de introducción o iniciación me serviré del artículo recordatorio aparecido hoy sobre la gran derrota bizantina a manos de los turcos, que presidió sin remedio su declive. Pero todo ello no me lleva a ocultar un factor de memoria que a mi gran sorpresa vi y sentí en su momento vivo y palpitante en mi entorno próximo. Uno, de un italiano de cierta edad que me sorprendió de su profundos conocimientos de ese capitulo de la historia europea (común), en mis charlas mayormente de Historia con él, donde oí por primera vez el nombre -MANZIKERT- de esa batalla que sale hoy de golpe -en los medios-  a relucir. De la memoria italiana sin duda de aquél, y en parte, veneciana. El otro lo fue el testimonio de otro amigo, español, hablándome de otro de nuestros amigos (español también, uno más) a su vez, de cómo éste sin saber por qué había fundido en lagrimas encontrándose como un turista más al interior de la basílica de Santa Sofia, en la moderna Estambul (antigua Constantinopla) Como la voz -dormida- de una civilización extinta, que despertó de golpe y resonó en el interior de aquél? "BIZANCIO y sus mil años de agonía", escribí en un poema, lo que pesa y cuenta más de lo que muchos nos podamos imaginar. Y así es como aquel pormenor -todo menos anecdótico- me permito yo de glosar. 

Y es en esta hora de una invasión silenciosa -la de una inmigración rampante- de confesión musulmana- en el marco o contexto inseparable de un choque de civilización -o de culturas-, y en sincronía con la guerra que desató la operación patriótica en UCRANIA. Y perfilándose en todo ello por detrás o planeando por encima, es fácil de distinguir el protagonismo mayor del mandatario turco Recep TAYYIP ERDOGAN, porque, de todo lo cual el mencionado mandatario, musulmán -fundamentalista en su origen-, cuenta a todas luces salir de apuros jugando en varios frentes, en UCRANIA, en los BALCANES (ALTO KARABACH)- y por extensión en el resto de EUROPA-, después de haber infligido en el PRÓXIMO ORIENTE a su rival ruso, Vladimir PUTIN -con la caída de Bachar AL-ASSAD en SIRIA-, un fulminante jaque/mate traducido en humillante derrota. 

Y ahí es donde renace con fuerza la memoria (agónica) del Imperio bizantino de la que nos estamos haciendo eco en este blog. Porque si no es posible disociar la Revolución bolchevique -como creo tenerlo demostrado aquí, y como lo viene reconociendo en sus mensajes y alocuciones bélicas Vladimir PUTIN- , de la Primera Guerra Mundial de la que aquella hizo eclosión, tampoco nos parece posible disociarla, del capitulo crucial de aquella, el genocidio armenio, que supuso un golpe mortal para el Imperio (en guerra) de los Zares. Y así de golpe, borro de un manotazo la principal objeción -ideológica, la del anti-comunismo -del que no reniego, en el nombre de mi memoria personal de la guerra civil del 36- que pueden arrojarme algunos al rostro, por apoyar y sostener desde este blog la operación patriótica en Ucrania, sin ningún complejo o remordimiento. Reconciliación cultural y religiosa con Rusia y con la Ortodoxia (oriental) En nombre de la Memoria (común) del Imperio bizantino


Capítulo el más cruel de la Historia de la Primera Guerra Mundial (a partir de 24 de abril 1915, hasta 1918) "El crimen asiático" (NOLTE), que según el mencionado historiador revisionista alemán,  habría servido de precedente -y referente? (no deja zanjado el interrogante)- al Holocausto. y testigo mayor del cual lo habría sido el agregado militar alemán en Turquía durante la Gran Guerra que denunció un móvil -en aquellas matanzas- de odio racial (sic) Y me refiero a MAX ERWIN VON SCHEUBNER-RICHTER que fue uno de los primeros miembros del Partido Nazi, compañero de HITLER en el putsch de Munich, en el transcurso del cual -alcanzado por disparos de las fuerzas del orden- murió 

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