martes, noviembre 25, 2025
CHILE, MI SUEÑO DE JUVENTUD
PINOCHET. Junto a Imelda MARCOS, de Filipinas: En el entierro del General FRANCO. Sin tapujos ni complejos. Genio y figura. Y HONOR
El candidato de la derecha ("radical") José Antonio KAST viento en popa en los sondeos, se perfila como el próximo presidente de Chile para la segunda vuelta (en veinte días) de las elecciones chilenas. En un marco de polarización en extremo atípico y emblemático, entre la derecha radical que él representa, y la izquierda en bloque que abandera Jeannette JARA, su candidata en liza, quien se esfuerza en mostrar un nuevo rostro y una nueva imagen -de consenso y moderación- tras sus largo años en el (hoy en vías de desaparición) partido comunista, de un protagonismo sin igual en el periodo que precedió al golpe militar (bajo el presidente de izquierdas Salvador ALLENDE)
Comunista de los de puño en alto como quien va agarrado de la barra del autobús, así es como se muestra o se esfuerza en mostrarse la señora JARA hoy -y así es en cualquier caso como nos la vienen a mostrar los medios de la prensa mainstream- la candidata de la izquierda chilena. Frente a ella, el candidato de la derecha, hijo (nota bene) de un militar alemán que combatió en la II Guerra Mundial, crecido a la sombra del régimen de PINOCHET, viene a ser exponente emblemático de esa inmigración alemana en Chile y en todo el subcontinente hispanoamericano, que habrá sembrado -desde mucho antes de la irrupción del nazismo y de la Segunda Guerra Mundial- un reguero de colonias por todo el hemisferio, en particular -además de en Chile-, en ciertos (grandes) países como Venezuela, Brasil y Bolivia que cuenta con grandes urbes de fuerte implantación e impronta alemana, como Maracaibo (en Venezuela), Blumenau -en Brasil, estado de Río Grande do Sul- o, en Bolivia, Santa Cruz de la Sierra.
Y entre todas esas colonias alemanas desperdigadas en el mundo hispanoamericano, pasa por un caso excepcional y llama poderosamente la atención, ahora sobre todo con el candidato alemán a las elecciones chilenas a las puertas de la Moneda, una de ellas como digo, bajo el signo de maldición que le habrá reservado el actual presidente y me refiero a la malfamada Colonia Dignidad que la propaganda (fide) bajo el régimen actual del presidente (de izquierdas) Gabriel BORIC, habrá convertido en casa de horrores, rodeada de historias para no dormir en el recuerdo. Como un conjunto de males sin mezcla de bien alguno. Lo que curiosamente no parece afectar en modo alguno a José Antonio KAST, que por su nombre y su ascendencia alemana, por su trayectoria y por su inequívoca postura ideológica, todo en él como digo invita (irresistiblemente) a asociarle con la sombra y el fantasma siniestros que rodean aquella y a pasarle lógicamente factura. Y es lo que no parece inmutar o haber inmutado al votante chileno en absoluto, y a las pruebas me remito.
Un Chile renacido de sus cenizas, y siempre bajo la sombra no obstante de la guerra civil hispanoamericana, que aquí habré frecuentemente evocado a lo largo de mis entradas. De donde resurge intacta y rehabilitada la figura del general PINOCHET, lo que obligará a tantos españoles de su clase política -y político/judicial- y de los medios de la prensa mainstream a comerse o a tragarse todos los infundios y mentiras y maledicencias que vinieron impunemente escupiendo y vomitando, mientras Chile renacía hasta acabar siendo el pais puntero en todos los ordenes que hoy es, y mientras los chilenos se reconciliaban entre ellos -lamiéndose y curándose sus heridas- a la sombra de su pasado español hoy en vías allí de rehabilitación, y de la memoria de su insigne fundador Pedro DE VALDIVIA de cara al desafío indigenista -de signo mapuche- después que los indignados chilenos -pobres adoctrinados, como los indignados espaóles- amenazasen su estatua en la vía pública en Santiago.
CHILE bien vale un rosario, escribía yo piadosa e ingenua-mente bajo el gobierno de ALLENDE, tras los pasos de la TFP, que (pese a todo...) tenía (esforzados) militantes de valía allí, como aquel que yo conocí. Chile, el Chile aquel que no quería morir -principios de los setenta-, que entre tormentas y bonanzas consiguió sobrevivir, fue mi sueño de juventud. De la juventud amargada e infeliz de mi paso por la Universidad (que ya aquí evoqué). Que me dio ánimos -el Chile aquél- , de resistir, de luchar y de sobrevivir. Y por eso le canto aquí
Entrada a la colonia DIGNIDAD objeto de campañas de propaganda en contra, de calumnias y linchamientos que no parecen haber afectado mucho a los chilenos como lo prueba e ilustra la candidatura favorita, viento en popa en los sondeos, para la segunda vuekta de las elecciones presidenciales chilenas, de una imagen publica -por su nombre alemán y su trayectoria- qye hace irresistiblemente pensar en ella
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