domingo, noviembre 16, 2025

¿"PERDIMOS LA PAZ" DESPUÉS DE GANAR LA GUERRA?

 "Mi padre era falangista. Yo era muy de derechas hasta que fui a la Universidad y me volví roja" (Pilar EYRE ESTRADA)


En la foto -de abogados laboralista muertos -en el contexto de una huelga insurreccional del Transporte público en Madrid- en la Matanza de Atocha, próximos de Comisiones y del Partido Comunista-, en el centro (línea de arriba) Luis Javier BENAVIDES ORGAZ, nieto del general ORGAZ, sublevado el 18 de Julio de 1936. Y entre los (gravemente) heridos entonces, figuraba Alejandro RUIZ -HUERTA, hijo de un militar del Ejército del Aire (de alta graduación) 

En las película Nueve cartas a BERTA  del cineasta Basilio MARTIN PATINO -primera mitad de los sesenta- afloraban los primeros signos y síntomas de un fenómeno inédito que iba a marcar (al rojo) la España de la época aquella y condición fuertemente su futuro entre bonanzas y tormentas.  Y en visión retrospectiva -en el cielo de la Memoria- me lo corrobora lo que leí una vez de un intercambio de correspondencia entre Dionisio RIDRUEJO y Narciso PERALES precisamente por aquella época en la que este ultimo, camisa vieja -que yo alcancé personalmente a conocer al entrar en la Universidad- se quejaba ante el antiguo delegado de Prensa y Propaganda (falangista), que con la orientación o el giro (a la izquierda) que estaba emprendiendo de golpe  la juventud universitaria entonces "ya no se podía hacer política" (o algo así, pero la idea es la misma) 

Y el que esto escribe -que ha disertado repetidamente sobre el tema, dentro de este blog como fuera, da fe y constancia de ello. Algo grave y pesando fuertemente en el pasivo del balance del Régimen y de su legado siempre presente. Y lo fue en primer lugar por su fracaso polvoriento y estruendoso en el área de la política universitaria, ante una situación fuera de control que se le fue (al régimen) rápidamente de las manos -sin dejarle otra opción que la represión y la censura-, en la que jugaron imponderables y factores -de imantación - propiamente imprevisibles, cierto, como lo fue la revuelta universitaria -análoga a la de hoy (generación Z)- plasmada en el mayo francés -precedido a su vez de unos meses en las universidades alemanas-, pero originado a la base en un choque generacional (sic) como aquel al que alude -en signo premonitorio-  la película aquella, en relación estrecha con la eclosión (y su desenlace) de la guerra civil española. 

En lo que tenemos que acabar rindiéndonos a la evidencia, que en la búsqueda de responsabilidades colectivas no parecen exentos de ellas los que ganaron la guerra. "¡Vencereis pero no convenceréis!", las palabras de UNAMUNO a MILLAN ASTRAY suenan, resuenan y revolotean -en tan crucial aniversario y a tantos años ya de aquello- como funestos murciélagos o pájaros de mal agüero Como el gesto torvo y la mirada severa del profeta de calamidades (sic), que es como aquel hoy se nos presenta. ¡Enigma insondable como el de la Esfinge, aquellas palabras del rector de Salamanca! Perdieron en la Paz los que ganaron en la guerra, solíamos responder ante el envite, de forma espontánea y sin calibrar o no del todo el alcance y significado de la (críptica) formula aquella. ¿Perder una paz? ¿Que es lo que significa? ¿O será que no ganaron o no del todo los que ganaron esa guerra? 

Y ahí encaja bien la hipótesis que venimos aquí defendiendo contra viento y marea y en (penoso e involuntario) desafío del juicio u opinión de historiadores de renombre -como Stanley PAYNE o Pío MOA-, a  saber, la de la guerra del 36 como "pródromo"-o síntoma, o malestar sintomático y premonitorio- de la II Guerra Mundial, o repetición general de ésta, aquella. O de simple prolongación de la II Guerra Mundial, la guerra de los Ochenta (y tantos) Años, como yo llamo a nuestra guerra civil. ¿Primera y ultima batalla de la II Guerra Mundial la nuestra del 36? 

Tal vez que ahí se encentre la clave -o "cifra"- del enigma. Pero no del todo. Porque si esa hipótesis se confirma: que la derrota alemana -y de los nazi/fascismos- fue en cierto modo y manera también nuestra propia derrota, quiere decirse que debemos tomar nota -léase levantar acta- de aquella, ello sin dejar de reñir la guerra híbrida o asimétrica de memorias. La batalla cultural o sea. Y diciendo o pronunciando esa fórmula, los duendes se ponen en danza -como le dicen en Bélgica (flamenca)- y se oye el rechinar de dientes en la plana mayor (me refiero) de los grandes partidos de derechas.  Y la idea del compromiso histórico (sic)  -cualquier parecido pura coincidencia con aquel otro en Italia años setenta- sale a la superficie en primer plano de la escena.  

Y es la idea -y que nadie aquí se escandalice- que afloró, y que yo vi- desde la primera avalancha de noticias de la guerra en Ucrania: un compromiso histórico en España a imagen y semejanza -¿y por qué no?- del que a todas luces se tiene sellado en la Rusia post-soviética que es en mi modesta opinión el principal fuelle que -del lado ruso- sigue encendiendo la guerra (patriótica) Suspensión o moratoria (sic) en el tema de la guerra civil, del 36, marco nuevo en el plano de la opinión y en el terreno institucional. ¿El nuevo consenso (sic) que finalice la Transición como lo fue el que dio inicio a aquella? El que pueda entender que entienda


Vicente CEBRIAN, padre de Juan Luis CEBRIAN ("Juanli") que fue fundador de PRYSA Y director de El PAIS. El padre fue director de "ARRIBA", de la agencia PYRESA , y de la DELEGACION DE PRENSA DEL MOVIMIENTO, heredera de la Delegación Nacional de PRENSA Y PROPAGANDA (que fundó Dionisio RIDRUEJO,) De ese nucleo inicial procedían relevantes figuras del PAIS, como los hermanos FRAGUAS, -Rafael y Antonio (FORGES), el padre de los cuales, Antonio FRAGUAS SAAVEDRA  fue Director General de Cinematografía y Teatro, em tiempos de RIDRUEJO en la Delegación Nacional. ¿"SE PERDIÓ LA PAZ", DESPUÉS DE HABERSE GANADO LA GUERRA? ILUSIÓN, PORQUE LA GUERRA  DE LOS OCHENTA (Y TANTOS) AÑOS, CONTINÚA


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