"Sin el PC la democracia no sería total" ¿Y sin la "derecha falangista" -criminalizada, ninguneada y condenada al ostracismo en la Transición-, en cambio sí? ¡Por favor!
"Mi monarquía no podía ser falangista, sino inclusiva. Sin el PC, esa democracia no sería total " (de su libro de aparición reciente en Francia, "Reconciliación") Las palabras que se están filtrando (a cuentagotas) del libro -Reconciliación- que Don Juan Carlos acaba de publicar, van a levantar ampollas a no dudar. A mí desde luego no me dejan sin rechistar y las ganas me entraron imperiosas de darle raudo a la tecla o a la pluma delante de las formulas (como esa) mas de electrochoque de aquellas que a fe mía no acabo de terminar de leer. Aunque no vienen más que a confirmar la impresión que me dejaron sus primeras declaraciones a la prensa francesa días pasados, tal y como quedó registrado en este blog. La única Transición que quisieron posible, escribí en uno de mi escritos públicos -en Bélgica-,pero "confidenciales" y de modesta difusión, lo que confirmo y rubrico ahora aunque con un ligero retoque en el enunciado de aquella fórmula que me sigue pareciendo no obstante exacta y certera a día de hoy. Que quisieron posible, no, que quiso posible, ¿quién? El y no otro que él, Juan Carlos I de Borbón.
Y vamos ya de lleno al fondo de la (espinosa) cuestión. Falange y Monarquía. Que no queremos, no, reyes idiotas, que no sepan gobernar, implantaremos, sí, porque queremos, sí, el Estado Sindical, ¡Abajo el Rey! Esa y otras cuantas, como aquella -en plan de sorna y a ritmo de chachachá o algo así-, que se terminaba con un ¡Viva el Rey, Viva el rey FARUK (eran los tiempos de NASSER) ¡Muera FRAN, Muera FRAN, muera FRANK(I)ESTEIN! Lo que cantábamos en el FES, en el que milité. ¿Disidente y minoritario (y un tanto atípico)? Sin duda que lo fue, pero esos chascarrillos y esas canciones que con ellos canté y aprendí no eran menos lo que se oía y se cantaba y se respiraba en el Frente de Juventudes y en la Guardia de Franco (primera época) de donde procedían Sigfredo HILLERS y otros mandos y mentores del FES. Y ello venía de lejos del mismo fundador, José Antonio PRIMO DE RIVERA, ardiente partidario y celador -por convicción propia y por tradición familiar- de la dinastía reinante antes de su caída (el 14 de abril), que tras la proclamación de la Republica declaro aquello de una monarquía gloriosamente fenecida y tildó de jornada de alegría colectiva el 14 de abril, con lo que no lo tenía muy claro, lo menos que se puede decir. Y es que (quizás) no se podía tener, A fe mía que no lo sé. Fatalidad (sic) borbónica y francesa de los españoles, hoy como ayer.
Después, la derecha monárquica y la Falange lucharon juntos en la guerra civil, y antes de ella, en la espiral de violencia (callejera) que nos llevó a la guerra, primavera-verano del 36. O sea que yo pondría más bien en otras fechas y otra efemérides, el origen o punto de partida del disenso tan crucial aquél. Y fue no otra que la del desenlace de la II Guerra Mundial, cuando precisamente se hizo público el Manifiesto de Lausanne (19 de marzo de 1945), donde se propugnaba en ruptura con el régimen franquista una restauración de la Monarquía (tradicional) en la persone de Don Juan, padre de de Don Juan Carlos I, poco antes -y cuando ya la suerte estaba echada- del final de la guerra (el 2 de septiembre del 45) Lo que ilustra el republicanismo más o menos implícito de movimientos fascistizados (sic) como lo fue la Falange, en plena diapasón con los movimientos nazi/fascistas mundo a través, como lo ilustraría el distanciamiento del régimen nazi de la dinastía reinante anterior -Hohenzollern- y de la otra dinastía, de Baviera -Wittelsbach-, o en Italia, la República social de SALO, (septiembre 1943), tras la destitución y arresto y posterior liberación y regreso al poder de MUSSOLINI (23 septiembre 1943) Y en España lo significó el cambio de rumbo y orientación del régimen de FRANCO -bajo su propia dirección- y fue tras el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, por la Ley (fundamental) de Sucesión a la Jefatura del Estado (26 julio 1947) en la que se podía leer (art. 1) que "España se declara constituida en reino". De lo que me enteré -a fe mía sin saberlo hasta entonces (sin duda como muchos españoles)- al salir de la niñez (...) A causa sin duda de la sordina (sic) que se impuso -como resultado de las tensiones internas del régimen- al artículo aquél, de aquella ley fundamental.
Vaya dicho a modo de excusa todo lo que precede, y a guisa de explicación de las formulas y frases mas chocantes de las memorias y declaraciones del Rey Emérito: Porque lo que pudo ser fruto o resultado de una situación coyuntural, se tradujo en una constante y línea matriz de la Monarquía constitucional surgida de la Transición. No quería -dice- una monarquía falangista. En su lugar tuvimos una monarquía socialista:, vasco y catalán/nacionalista (separatista) y que sé yo En fin, paro la lista, o el pliego de cargos y el cuaderno de agravios que aquí vengo vertiendo hacia Don Juan Carlos I. Y me inclino del lado personal de estas declaraciones y memorias, que aquel pone de relieve afirmando a modo de conclusión, su voluntad sincera de ser enterrado con todos los honores y de regresar a España su hogar: Y con mi pasado de expatriación a cuestas -y de una larga etapa de sin techo (sic) en el extranjero-, me creo en condiciones de empatizar (sic) -a corazón abierto- con la voluntad y propósitos sinceros del emérito soberano. Ese es mi voto sincero En aras de la Concordia nacional, y en signo de Reconciliación.
"¡Suärez traidor, cantaste el Cara al Sol!" Estribillo omnipresente a la muerte de FRANCO en las manifestaciones franquistas. Que yo nunca canté y que no representaba menos el hondo sentimiento de abandono y de traición -ante el giro y el rumbo de la Transición políticas- de una parte (importante) de la población. De lo cual, los que impulsaron, orientaron y dirigieron aquella quedaron -ante aquellos- deudores de una explicación (¿E igualmente de una satisfacción?) Como la que parece arrancar ahora con el libro y las memorias de Don Juan Carlos de Borbón.


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