lunes, septiembre 21, 2015

CORONEL GADAFI Y EL VIRREY DE CATALUÑA

Dalmau de Caralt (o Queralt), conde de Santa Coloma, y virrey de Cataluña. Un catalán asesinado a manos de catalanes, tan salvajemente como lo pudo ser el coronel Gadafi (mutatis mutandis) Chivo expiatorio –por razón de su estirpe catalana- de la rebelión del día del Corpus y a la vez espantajo número uno de una historiografía proclive a las tesis catalanistas, y de una memoria reconstruida y manipulada con la caución y el visto bueno -o níhil obstat- de la iglesia catalana (y de la Roma pontificia) que dan la clave a su vez del silencio por cuenta de ese episodio tan crucial de nuestra historia contemporánea -la rebelión de los segadores- de algunos historiadores como es el caso de Maximino García Venero, claramente beligerantes contra el separatismo catalanista
Guerra de memorias. Eso es lo que se ventila en Cataluña las horas que corren. Digan lo que digan, piensen lo que piensen algunos espíritus bien pensantes, y bien intencionados. Una guerra de memorias que se remonta a los orígenes de lo que algunos eruditos y estudiosos contemporáneos llamaron la división de la conciencia europea en la Edad Moderna. Y ahí precisamente, a esa época, a esa encrucijada histórica se remonta el suceso fundador –que así es como se le puede considerar- del nacionalismo separatista catalán, a saber los sucesos que tuvieron lugar en Cataluña en torno a las festividades del Corpus Christi del año de 1640 –el llamado Corpus de Sangre también en el marco de la rebelión de los segadores catalanes (els segadors) y en los momentos más críticos y decisivos de la Guerra de los Treinta Años cuando España dio inicio a su decadencia y perdió el cetro de la hegemonía mundial (y europea)

Me he estado leyendo de urgencia, a toda prisa y con los cinco sentidos puestos en mi lectura una obrita de divulgación sobre los sucesos aquello visiblemente favorable a las posturas y a las tesis nacionalistas, de un autor de nombres y apellido castellano, entre líneas de un exposición que es tan elocuente y reveladora por los datos que recoge y por los detalles –verídicos o simplemente literarios- que cuenta, como por todo lo que se calla.

El coronel Gadafi y el virrey de Cataluña, una comparación odiosa pero que no surge menos ineluctablemente –al fuego de una actualidad todavía candente- en la evocación y en la profundización e investigación de lo sucesos aquellos. Dalmau de Caralt (o Queralt), conde de Santa Coloma de Queralt, y virrey de Cataluña fue el gran chivo expiatorio de aquellos segadores sediciosos (y sanguinarios) que hicieron morder el polvo –prácticamente ellos solos, por instigación sin duda de los agentes de la Monarquía francesa y de su hombre fuerte, el Cardenal de Richelieu- a la Monarquía católica universal de los Habsburgo españoles que fue víctima de un colapso repentino en el momento mas álgido de una guerra mundial por la hegemonía. Lo que en terminología contemporánea y en clave de la historia de la primera guerra mundial –y de propaganda nacional socialista- se podría calificar de “puñalada por la espalda”.

El relato de la muerte del virrey Dalmau De Queralt –español y catalán a la vez-, es como digo, mucho más elocuente y revelador que por lo explica y cuenta, por lo que se calla, que evoca fatalmente las circunstancias que acompañaron la muerte atroz del coronel libio Gadafi –retransmitida en directo a las cuatro esquinas del planeta. Un catalán de pura y vieja estirpe -remontándose a la Historia de la Reconquista del Reino de Valencia- fiel a España y a sus instituciones, muerto salvajemente ejecutado a manos de catalanes. Esa es la gran moraleja y la gran verdad oculta a la vez de aquellos sucesos que dieron nacimiento al mito fundador del nacionalismo catalán, en plena resurgencia las horas que corren.

Y Ernesto Giménez Caballero en su célebre obra –que es a no dudar un clásico (política e históricamente incorrecto) en la materia- « Amor de Cataluña » (de 1943) lo glosaba certeramente como una manifestación o botón de muestra del espíritu disgregador catalán (o catalanista) Catalanes contra catalanes al interior incluso e sus instituciones históricamente mas emblemáticas como el Consejo de los Cien (o del Ciento), o la Generalidad de Cataluña.

Una guerra civil entre catalanes (y entre españoles) Como lo fue la guerra de Flandes de la que la sublevación catalana del día del Corpus puede ser considerada bajo no pocos conceptos uno de sus mas importantes episodios. Y desde esa óptica o ángulo o puno de vista el autor de estas líneas a fe mía que sabe un poco de lo que habla

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.gaceta.es/noticias/hogar-social-madrid-tres-desalojos-14-meses-21092015-1834

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