sábado, septiembre 19, 2015

AMANECER DORADO LAS COSAS CLARAS

En una reunión política a la que asistí la primavera pasada en Bruselas a la que asistieron también representantes y militantes de Amanecer Dorado, uno de ellos –asistente parlamentario de uno de los eurodiputados de dicho partido, presente en aquella reunión- descalificó gravemente delante de mí la figura del coronel Papadopoulos y por vía de consecuencia el buen nombre del régimen –“de los coroneles”- del que aquél llegaría a ser máximo dirigente. Lo achaco en lo sucesivo a un lapso o a un caso atípico que no compromete a mis ojos la estima que me sigue mereciendo aquel partido en su conjunto, lo mismo que sus principales dirigentes
Grecia en vísperas electorales. En capilla otra vez. Léase, en espera de una nueva guerra de nervios como las que tuvimos que reñir hace tan solo unos meses, primero con las elecciones generales en el país heleno y después con su referéndum por o contra la UE y el psicodrama (psicológicamente) tan devastador que le acompañaría. Aunque no seamos griegos, simplemente europeos, léase habitantes e hijos –por la doble vía de la tierra y de la estirpe- de una Europa que nos duele como nos duele España y a la que amamos –como España- aunque (muchas veces) no nos gusta.

Aquí ya me pronuncié en vísperas del referéndum allí de forma clara y sin tapujos en contra de la táctica electoral que Amanecer Dorado siguió entonces pronunciándose abiertamente por el No en lo que me pareció una actitud de servilismo –relativo al menos- para con el partido de izquierda radical allí en el poder y su carismático líder, que me parecía y sigue pareciéndome –aunque menos (lo que deberá confirma o desmentir las elecciones de mañana)- una gran amenaza por el padrinazgo y la tutela (aunque solo sea) que vienen brindando a los españoles de Podemos y a su líder, el de la coleta.

Sigo en mis trece, me reitero en actitud y no me retracto de lo que aquí escribí. Sigo pensando que España no es Grecia y que Grecia no es España, que sus realidades en los planos socio político y sociológico no son extrapolables, o en otros términos –al pan y al vino, vino-, que nuestra situación no es ni mucho menos desesperada hasta los extremos que parece ser la de ellos, a tenor al menos de lo que nos habrán venido informando los medios en España y en el extranjero.

Mentiría no obstante si negase que me llevaría un gran alegrón –y una gran decepción en la hipótesis contraria- caso de confirmarse los buenos resultados que les vienen augurando algunos despachos y reportajes en los medios. Parientes pobres los griegos de los españoles, así pensaran tal vez algunos que ve a los griegos el autor de estas líneas. Aunque así fuera, no creo que sea tan dramático ni motivo para que pueda sentirse ultrajado ningún griego por ello.

Porque parientes pobres o no, nos vemos de pronto –griegos y españoles- compartiendo techo y lumbre en la misma trinchera de cara a las avalanchas invasoras que se nos vienen encima. Porque Grecia es la puerta principal de entrada de un gigantesco y descomunal aluvión inmigratorio que habrá registrado desde principio de año un crecimiento catorce veces superior (sic) al de un periodo de tiempo análogo el pasado año.

Y del parecer unánime de los observadores y comentaristas el súbito agravamiento de la situación en ese aspecto ofrece un caldo de cultivo sumamente propicio e inmejorable a las posturas y reivindicaciones del partido griego nacionalista, de cara sobre todo a las elecciones de mañana. Pero hay algo sobre todo que más me habrá movido a ponerme a escribir estas líneas y a aclarar mi postura –o a rectificarla como se quiera- en relación con Amanecer Dorado.

Y lo habrán sido las recentísimas declaraciones –de claros objetivos electorales- de su líder y fundador Michaloliakos, por cuenta del incidente que costó la vida a un rapero de la izquierda anti-sistema que desató un verdadero tsunami de ataques contra aquel partido en los medios del mundo entero y llevaría al procesamiento y al encarcelamiento –hasta hace unos meses cuando se verían puestos en libertado provisional tras un año y medio detrás de los barrotes- de toda su cúpula dirigente.

“Asumimos –declara rotundamente ahora Michaloliakos- la responsabilidad política de aquello, pero rechazamos cualquier responsabilidad penal” “No se puede condenar, añadió, toda una organización por la conducta de uno de sus miembros” A la vez que condenaba rotundamente la violencia política.

Un lenguaje sincero, realista a la vez y valiente y a mil años luz del lenguaje habitual de los partidos democráticos, presos de las coordenadas y de los baremos de lo políticamente correcto, prontos al más mínima desliza (anti-democrático) a rasgarse las vestiduras por cuenta de la democracia e incapaces de asumir (políticamente) las consecuencias de los errores o extralimitaciones de sus propio partidarios por pequeños o insignificantes que sean.

Mi voto pues a Amanecer Dorado en las elecciones de maña domingo. Por convencimiento y también en homenaje a la memoria del coronel Papadopulos –y de su régimen-, una de las figuras más calumniadas e injustamente olvidadas de la historia europea de la posguerra (desde el 45) Que me sirvió de referencia en los años azarosos de mi juventud universitaria. Y del que no renegué nunca, y no reniego por supuesto

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.larespuestadeeuropa.blogspot.com.es/2015/09/132-requiem-por-europa.html