jueves, enero 06, 2022

VACUNA, PARTE DE GUERRA

 


Declaraciones -exhaustivas, en su integridad- del presidente Macron, confesando querer "emmerder" -j...la vida la existencia, el dia a dia- de los franceses (sus propios subditos) que rechazan la vacunacion, que han provocado el rechazo -por lo vulgar y por lo soez- de una clara mayoria de franceses en los sondeos.

 "J.-.-.-les" la vida -"(les) emmerder", lo que el presidente de la Republica francesa ante nuestros ojos y oidos absortos acaba de declarar ayer, en contra de los anti-vax. En una expresion popiamente intraducible al castellano -ni a base de perífrasis, no una sola ni dos, como cargados de buenos intenciones en la prensa española (y patriota) lo estan intentando algunos. Y es por lo grosera, por lo vulgar y por lo soez (tipicamente "francaise") Que da idea de los grados de paroxismo que la crisis sanitaria está alcanzando en el dia a dia de la actualidad politica en ciertos paises, que me diga en ciertos grandes paises europeos y no europeos. Hasta el punto que Eric Zemmour -cargado de razones por cierto-va hasta a acusar al presidente y a la mayoria presidencial de andar buscando el robar (sic) las próximas elecciones presidenciales, lo que nos anuncia un nuevo escandalo Fillon, no (propiamente) el de los sueldos de la mujer del antiguo ministro -con Sarkozy- y jefe de gobierno francés, de Penélope -Penelopegate como lo llama demagógicamente la prensa de zquierdas-, sino al verdadero escandalo mayor escondido o agazapado detras de aquél, a saber el sabotaje de la candidatura favorita en las pasada eleccione presidenciales, como asi fue.  En favor del que al final ganó. Punto y amén.  

Y lo ilustra sobre todo la escandalera de debate que se armó ayer en la Asamblea Nacional francesa con el No resuelto al proyectado pasaporte sanitario -léase pasapçrte vacunatorio (vaccinal)- de toda la oposición. Y mas aún, declaraciones a toda plana en la edicion de Le Figaro de hoy en la que que uno de los diputados de la derecha (Republicanos) acusa al gobierno y al presidente Macron de estar descoyuntando -desquiciando ("déliter"), en lenguaje umbraliano, desguajaldrar-  el Estado de Derecho, y uno de sus valores fundamentales, la Libertad, y tambien -last but non least-, la Igualdad (Liberté, Egalité). Y ello ante el rasgarse la vestiduras de toda la bien-pensancia -dentro y fuera de los medios- por culpa de los anti-vax y en nombre del respeto, de la caridad cristiana y bla, bla, bla (....) 

Pero vayamos al fondo al meollo del asunto, léase al resorte principal y más recondito de esa campaña de intimidación y de amenazas (de boicot) de discriminacion, de muerte/civil (y no exagero) -y de muerte física y corporal incluso también, como lo hace presagiar un debate a todo gas en Francia, en Bélgica, sobre el negar o no asistencia médica a los no vacunados-, de miedo -y de terror (sic)- en la que nos vemos (los anti-vox) envueltos o en lucha de cuerpo a cuerpo. Y es de los vectores de poder y de dominacion (sic) que lo están (impunemente) practicando -en anglicismo pedante "implementando"- y propagando a los cuatro vientos. Y me refiero  a los sa-ni-ta-rios, basamento o sustrato inamovible del estamento médico, junto con los abogados -y magistrados- nervio motriz los unos con los otros de la sociedad civil -en tiempos de modernidad (democratica)- y de su normal funcionamiento (....) Por los que vino la Segunda Guerra Mundial ni más ni menos (y no sigo por esas sendas que me pierdo) Y agentes pricipales de la dictadura, o propiamente del chantaje (sic) del que muchos anti-vax (como yo) nos vemos objeto. Pero qué dice, que ya les estoy oyendo. Y es que resuenan todavia en mis oidos los (ensordecedores) aplausos -a las cuatro (o a las ocho) en punto de la tarde- donde día a día se vieron objeto por gran mayoría de la poblacion, en señal de homenaje y de respeto. Como diría Jack, vamos por partes. 

Un estamento o clase social (sic) -y dejémonos de eufemimos- rodeada de seguridades y de privilegios, sindicalmente afiliada (como es debido, que me diga como Dios manda) -con sus pensiones (y sus vacaciones)  en regla y el futuro (tan oscuro) de una vez por todas para ellos resuelto -qué envidia (lo confieso)-, y con el aura extra de proteccion además que les confiere el halo de victimismo y de martirologio del que en las horas que corren se ven rodeados (y jaleados) por obra y gracia de los medios. Y el plus -de guinda del pastel- de su protagonismo de excepción (mientras la pandemia dure), de niños mimados (y malcriados) de los medios. Como fue en todas las grandes crisis de los ultimos años, la del Covid o la del Evola, sin ir más lejos (...) Y lo digo y lo mantengo,  y que me perdonen los que en estas líneas hiero (sin querer) en sus más nobles y puros sentimientos.  

Porque es ahí donde se está cociendo -como lo reflejan la redes sociales mientras esto escribo-, entre ellos y entre los que manejan (y a su antojo manipulan y mangonean) los Grandes (Big) números´y las grandes estadísticas de la pandemia,  la animosidad contra los anti-vax, y el odio y el resentimiento. De (negro) augurio de todo lo  que se nos puede venir encima, en la cabeza, cuando menos lo esperemos (....) Y es en base a una vision ("sanitaria") del problema   -y de la situación, y si se me apura de la realidad (sic) a secas- que no deja de ser una visión de clase (sic) -la suya, una "visión del mundo", una religión, un sacerdocio, llama a la vacunación obligatoria el doctor Raoult- fruto o producto de una de-for-ma-ción profesional, de lo que se ve o se respira -o se supura- en los servicios hospitalarios de urgencias y en la salas de reanimación, y entre los que las dirigen (y mangonean), que es algo que me conozco (aquí en Bélgica por lo menos, y desde dentro).  

Porque si me sentí con derecho -y el tiempo me dio la razón- de escaparme (sic), de salir por piernas, de una sala de aquellas -tras el ictus (AVC en terminologia de aquí) que me dio hace más de cuatro años-, y fue por no quererme someter a la obligacion o imposición  (excesiva exorbitante, draconiana) de la silla-de-ruedas (qué negocio!)-, con no menos o igual derecho me siento hoy de rechazar el pasaporte "vaccinal" y las vacunas -las ARN, sobre todo, entre todas ellas. Con la mascarilla -FFP2-  (bien) puesta y con respeto el más absoluto de todos los protocolos y todos los gestos/barrera. Y en el nombre de mi integridad fisica (bajo amenaza), y de mi identidad colectiva -lease de mi ADN (español)- puesto en entredicho Que me merece todos los respetos (y a fortiori, por razon de mi expatriación, lo confieso, sin escrúpulos ni reservas)

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