sábado, abril 11, 2020

¡¡¡VOLVERA A REÍR LA PRIMAVERA!!!

Jorg (Adolf-Joseph) Lanz Von Liebenfels, antiguo monje cisterciense austriaco exclaustrado, fue al decir de muchos, mentor principalísimo de Adolfo Hitler en sus inicios y figura central en los orígenes del nacionalsocialismo. Dirigió la revista “Ostara”, (“Primavera”) en la que difundía un neo paganismo (racial) de cultura católica -y de fondo germanista-, que se reviste –leyendas y caricaturas (y calumnias) a parte por cuenta de su fundador – de la más rabiosa actualidad en nuestros días. En estas fiestas de la Pascua judeocristiana, ensombrecidas por la pandemia. Hitler y otro de sus mentores, Dietrich Eckart, reconocieron ser lectores asiduos de su revista (….) El monje exclaustrado o el sacerdote/secularizado –Preziosi, Liebenfels- son (con perdón de la Bien/pensancia) arquetipos insoslayables tanto en los orígenes del nacionalsocialismo como en la fase final (“La Republica Social de Saló”) del régimen fascista. Y sin la dialéctica (anti paulina) que inevitablemente les rodea, sus figuras y su innegable protagonismo, nada se explica (…)  Los pueblos que no aprenden de la Historia –y de sus actores- están condenados a repetirla 
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“El Nombre de la Rosa”, una novela de culto –junto con el film en que se inspira- gravitando más de cerca en la redacción de este articulo –como en el conjunto de mi trayectoria- mucho mas de lo que cuando me puse a escribirlo asi yo lo pensaba. ¿Cómo no pensar, es cierto, en el mentor de Hitler (del que me ocupo en la presentación grafica de esta entrada), el monje cisterciense germanista y neopagano exclaustrado precursor intelectual (y espiritual) del movimiento nazi, y director –y fundador. de la revista Ostara con el telón de fondo ambiental –una abadía benedictina de la Baja Edad Media que tiene de hecho de modelo de inspiración el Kloster de Eberbach (ver foto de abajo) en Alemania no lejos de la frontera italiana-, de la dicha novela –traducida al francés (lo que me la dio a conocer) -tras haber sido publicada un año antes- a pocas semanas pues de mi gesto de Fátima y también con alguno de sus personajes más celebres y emblemáticos y más estigmatizados –el uno como el otro- en la Literatura el primero como el segundo lo habrá sido en la Historia- tales que Jorge de Burgos (léase Borges en la vida real) el monje ciego y asesino (e incendiario) y español para mas inri y para más señas (….) Como no podía menos viniendo de quien venia, es lo que viene irresistiblemente a la mente a la vista de su autor el novelista italiano y filosofo e investigador y erudito Umberto Eco.

Viejo conocido del que esto escribe que recién llegado a Bélgica pude asistir a una conferencia que dio aquel ante un publico de jóvenes universitarios (de la Universidad Libre de Bruselas) en el centro de la capital belga. Y al que oí de mis propios oídos algo impensable en otro que no hubiera sido él –icono de lo bien/pensancia (de izquierdas) y (lo que no se sabía aquí entonces) con las credenciales (democráticas) que le daba su vieja militancia comunista (….), y como tal pues, fuera de toda sospecha ….) Y era –mezclado con unas evocaciones en extremo incorrectas, de Giuseppe Bottai por ejemplo, figura emblemática (aunque incalificable por lo heterodoxo) del régimen fascista-, que declaró allí -a modo de hipótesis aunque fuera- que el nacionalsocialismo se remontaba (sic) a una Tradición primordial, lo que hacía también inevitablemente pensar en unas resonantes declaraciones –en el seminario alemán Der Spiegel- del filósofo alemán Martín Heidegger (a finales de los ochenta, en sus últimos días), donde aquel entroncaba al nacionalsocialismo con la tradición filosófica (….) Y más cercano aún si cabe –de mi y de mi trayectoria y de los trances más divulgados de la misma- lo era el telón de fondo histórico (y doctrinal) de la novela, no otro que la celebre querella (de la pobreza) de los “espirituales” franciscanos que me tenia literalmente obsesionado – como se muestra enn uno de mis escritos de antes de aquello, que por ahí circulan. Uno de los puntos mas oscuros y enigmáticos e irresuelto a fe mía hasta hoy de la historia de la Iglesia católica (diga lo que diga y con los que no voy a discutir, la bien/pensancia política e histórica y teológicamente correcta).

Es un hecho historico irrefutable como sea, que la eclosión del movimiento franciscano y de su pauperismo bíblico -y proto/marxista o judeocristiano. puso un punto final al ideal (caballeresco y aristocrático, europeo y occidental) de la Cruzada –y a la vez (nota bene) de su versión española la Reconquista- que encarnaban las Ordenes militares, y en particular la Orden del Temple, la principal de todas ellas, -o la de los Caballeros Teutónicos-, que sirvieron al nacionalsocialismo (y ya digo que no discuto) de fuente mas o menos directa e inmediata de inspiración, como lo ilustra una de las fotos para la posteridad del fundador y director de Ostara, la mas difundida sin duda de todas ellas. Y es que la eclosión del movimiento franciscano que portaba la división intestina en su seno –como la escisión de los “espirituales” lo mostró de forma tan flagrante y a las claras- venia a sellar la muerte (a corto o a largo plazo) de la Iglesia y fue en la medida que con su fanatismo doctrinal y su radicalismo social (subversivo), no denunciaban menos el compromiso histórico –entre el viejo paganismo y el mensaje evangélico, del Evangelio de Jesus y no el de Pablo que Nietzsche califica (en el Anticristo) en oposición frontal a aquel -de “disangelio-, que vino a fundar y a cimentar la civilización cristiano/europea.Y todo ese conflicto histórico y doctrinal fundamentalmente irresuelto vino bruscamente a resurgir con la emergencia de los nazi/fascismos, y en el neo-paganismo racial (antes que racista) que fue uno de sus perfiles mas visibles y llamativos, De innegable cultura católica y por ende antiprotestante. Lo que ilustra a su vez el carácter de guerra de religión –Dominique Venner díxit- que tuvo la Segunda Guerra Mundial y su confrontación ideológica abierta entre marxismo y democracia por un lado y por el otro, los nazi/fascismos

Cegama (provincia de Guipuzcoa), patria chica del general Zumalacárregui y etapa en el Camino Real y también, en el Camino de Santiago, en la confluencia de las vertientes cantábrica y mediterráneas, y como tal uno de los raros sitios del país vasco de paisajes (insólitos) con amaneceres de cielo azul de alborada nórdica (y mediterránea), y donde la primavera reía como en pocos (bellos) paisajes del Norte (o Sur) –del Oeste o del Levante- de España. Nada de extraño ni anecdótico pues que inspirase tanto y a tantos poetas, entre ellos a la Corte literaria de José Antonio –a través de la música “Amanecer en Cegama”-, entre los que figuraban los autores del Cara al Sol. ¿Falange pagana? Un culto a la Primavera –a la fiesta de Pascua en el paganismo antiguo- innegablemente presente, eso es cierto, en su mística guerrera y patriótica –y erótica, y heroica-y en su (clásica) simbología, lo que vino paulatinamente a enterrar la moral judeocristiana al amparo de la desfalangistización –y de la clericalizacion en paralelo- de la España nacional tras la derrota del 45: un resurgir del culto pagano a la Belleza y a la Primavera (Giovinezza) lo que cabe entrever o vislumbrar tras el paso –como el del Mar Rojo- de este invierno, el más macabro y más lúgubre y mas fúnebre que muchos hayamos conocido. Y en las iglesias que vaciaron la pandemia y antes que ella, los vendavales del concilio, tras el balance –de fracaso y de derrota, y de tanta esperanza frustrada- del compromiso histórico, -el del renacer pagano con el judeo cristianismo- que trajo consigo en Italia como en España, el advenimiento del fascismo. Aviso a los navegantes, y a los mercaderes de esperanzas 
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Abadía cisterciense de Eberbach, en Alemania, que sirve de telón de fondo ambiental al "Nombre de la Rosa". Una tentativa –por cierto bastante lograda-, el film como la novela, de criminalizar por la vía de la novela ("negra") histórica toda una orden religioso/militar (fundada por Berrnardo de Claraval) y a la vez de toda una civilización, la nuestra, que en ellas se asentaba. Antros misteriosos, enfangados en el crimen y consumidos en el fuego inquisidor y situados –como por casualidad- como el bunker preferido del Fuhrer, en lo alto de las montañas. A la medida de los seres –monstruosos por propia definición, de novela o película de miedo- que los habitaban, como el mentor del Fuhrer y director de la revista Ostara. Al que se caricaturiza y ridiculiza –hasta la calumnia y la infamia- porque no se le puede acusar de nada. (más que de delito de lesa bien/pensancia) Perfil religioso en algunas de las más emblemáticas de sus figuras (secularizasas o exclaustradas), una vía de revisión histórica llena de promesas y todavía por explorar por uenta de los nazifascismos.. Mayormente por razón de interdictos canónicos o de censura eclesiástica (…)

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