miércoles, abril 29, 2020

CASO "HUMBERTO DELGADO" O LA TRAGEDIA PORTUGUESA

Portada de la edición dominical del diario Arriba del 29 de enero de 1961, tras la muerte de Humberto Delgado junto a la frontera portuguesa. Y viéndola ahora tantos años después –navegando en la Red- la reconocí sin pena, de haberla visto en casa (con once años de edad), con comentarios (familiares) a no dudar bien profusos de la noticia-, en donde aquel diario (falangista, en vías de extinción) llegaba sin falta, todos los días (…) Una tentativa (a la desesperada) de ocultamiento –apagamiento “black out”- de la (cruda) verdad de los hechos, cargada no obstante de verdades (y de Memoria) y de moraleja (sin moralina) Y ahí va la glosa (sin el menor complejo de culpa): y era del fracaso histórico de “la tercera vía” (en Portugal como en España) –(inapelablemente) sentenciada con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial-, y de aquello de “ni de izquierdas ni derechas” (…) Lo que vienen (trágicamente) a simbolizar para muchos la vida, y la muerte del general portugués y con él, del Portugal de antes de Abril, el del “Estado Nuovo” (el de “la Vieja Señora”) ¿Queda claro ahora? (…)
Portugal, ¡Oh Portugal! como un lamento de lo más hondo, que sólo ahora me doy cuenta tras una polémica enojosa (por lo intestina o fratricida) y no poco oportuna a la vez, sobre le revolución de los claveles, lo hondo que llevamos al país vecino –y hermano (irmao) - aun sin darnos cuenta de ello algunos españoles. “Los Leger somos atlánticos de padres a hijos” escribía en sus memorias, Alexis Léger (de Saint Léger), mas conocido fuera de su pais como el poeta (premio Nobel) Saint-John Perse, nacido efectivamente en las Antillas francesas y repatriado (nota bene) a la metrópoli en un mercante español cuando el Desastre del 98 (…), y ello todo junto y bien revuelto, sus orígenes criollos (créoles) –por razón (sólo) de su lugar de nacimiento- y su memoria infantil hispana o hispánica o pro-hispana, marcarían no poco su destino e influenciarían grandemente su trayectoria como se revelaría en su actitud de neutralidad (autentica) desde su puesto superinfluyente de secretario del Quai d’Orsay (Ministerio de Exteriores francés) en una actitud inalterable e intransigente durante nuestra guerra civil –frente a las presiones de los partidarios de la intervención- del principio al fin del conflicto, lo que la izquierda francesa pese a la trayectoria irreprochablemente correcta de aquél en la Segunda Guerra Mundial (de gaullista fuera de toda sospecha), todavía hoy no le perdonan (…) Y el autor de estas líneas, al cabo de una tan larga expatriación por países del Poniente (atlántico) europeo salvo mis años suizos –la excepción que confirma la regla- me acabé asumiendo con ocasión de una cordial conversación con otro expatriado (alicantí) como lo que soy, un atlántico de pies a cabeza. Por razón no sólo de mi trayectoria sino de mi nacimiento –en Madrid- y de la “vertiente” atlántica jiennense (de la Andalucía occidental) de mi ascendencia paterna (…)



Oscar Cardoso, diez años en la PIDE (-DGS) –tras prestar servicio en el Ejército, en África,  y en la Guardia Nacional Republicana).. “Los años mas felices de mi vida” asi declaró (sin complejo alguno) al diario lisboeta "O Correio da Manhá", del 14 de febrero del 2016. Y el que le dieran crédito y cabida en ese diario, el de mas tirada de Portugal (cuando yo viví allí al menos) dice largo y tendido de lo avanzada que está la reconciliación de la sociedad portuguesa o de grandes franjas de su opinión publica con ese tramo aún en ascuas de su pasado (y levantando ampollas) “Un portugués sin Portugal”,así, en ese epitafio que exime de comentarios, -y rezumante de patriotismo-, le gustaría que le recordasen entre los suyos. Como una condena sin excusas ni paliativos del 25 de Abril (…) y de la Revolución sin sangre y sin muertos, y sin crímenes (eso dicen) Españoles entusiastas ingenuos y bobalicones de los claveles (rojos) en la bocacha de los fusiles ¡A revisar tocan!
En lo que venia en suma a ser la solución –como de rebote, y a contracorriente, por la vía de la opción- del dilema geográfico e histórico insoslayable como un nudo gordiano y hondo a fuer de telúrico –entre Atlántico y Mediterráneo-que se nos plantea a todos los españoles, como se no planteó en los trances más cruciales y decisivos de nuestra historia (en 1492), tal y como lo expresó el marxista francés, Pierre Vilar en una obra celebre (del enemigo el consejo) Y no es algo sólo, de ahora de mi travesía (ya un poco larga) por cima de los Pirineos y por los desiertos de Europa, sino de mucho antes, de mis años niños, de aquella terraza inmensa de mi domicilio familiar ancha y abierta –de Este al Oeste- de par en par sobre todo hacia el Norte, con las cresta (a menudo nevadas) de la Sierra de Guadarrama justo enfrente, y con un horizonte sin fin, -sugestivo y encantador sobre todo a la caída del sol- la Casa de Campo a través, al Oeste. Y de donde como una consigna o un reclamo o una voz interior siempre oí el nombre de Portugal, “alla al fondo” (…) Y sólo ahora reflexionando sobre el tema aún en ascuas de la revolución de los claveles, caigo cabalmente en la cuenta que por eso, aquel (funesto y aciago) acontecimiento me caló y me marcó tanto, y es que con la caída o el entierro definitivo (como quieran) del Estado Nuovo tras el 25 de Abril, se diría que se fue con él una gran parte si no en su totalidad de mi horizonte de futuro –del mío y del de mi generación-, como aquel de mi niñez, y que no fue más que una fatalidad del Destino el que viniera yo a encallar precisamente allí en uno de los trances mas cruciales –y mas dramáticos- de mi trayectoria.
Goa Damao y Diu, así de corrido lo aprendí con doce años apenas ante la noticia tan insólita y asombrosa –en todas las portadas y primeros planos de la prensa oficial española- de la anexión (india) por la fuerza (y violencia incruenta) de aquellos florones del Imperio portugués de Ultramar en el Océano Indico. Tan grande no fue su pecado, el de aquella nostalgia imperial (y legitima) del Imperio más extenso de toda la Historia, en el país (hermano) mas pequeño de Europa. Y era en aquellos que lo veían desangrarse a ojos vista y (un poco) a sus propias expensas como fue el caso del principal implicado en la muerte de Humberto Delgado, natural de Goa (en la foto), de padre portugués (blanco) y de madre nativa de alli, que vivía y quedaba allí como un reliquia del (remotísimo) Imperio colonial portugués en llamas, indefensa y sola (…) ¿Comparaciones odiosas? : con Albert Camus y su media/vuelta –ante el terrorismo en Argel- que tanto escándalo produjo en la bien/pensancia (políticamente correcta) , Por cuenta de su madre  –así lo confesó- que vivía allí, sola,  y que afectada de sordera, usaba los transportes públicos (…). “El que este libre de pecado que tire la primera piedra” Contra aquel, o contra el autor de estas líneas

Y por eso me dolió tanto –y me duele aun- el fracaso tan polvoriento y estruendoso del país de los navegantes y de los descubrimientos y del derrumbe -en un fragor como de Apocalipsis- del Imperio transoceánico tan grandioso y como decía su ministro de Exteriores Rui Patricio, en la sala espectralmente vacía (en señal de boicot) de las Naciones Unidas tan “orgullosamente solo (s)” (…) y revisando y releyendo por fuerza un poco y en razón de la polémica a la que aludí mas arriba, la historia y prehistoria de todo aquello en sus mas cruciales y decisivos capítulos y episodios vine a dar, navegando en la red, con el suceso que a mi juicio más ilustra y simboliza ese fracaso tan trágico y tan grandioso y tan polvoriento y tan estruendoso, como lo fue la muerte ocurrida en suelo español cerca de la frontera portuguesa de un personaje erigido después hasta hoy –desde las alturas donde fueron depositados sus restos en el Panteón nacional portugués- a la categoría de un mito. El caso de Humberto Delgado (¡aparte de mi ese cáliz!) a quien (ya lo adivinaron) en realidad me estoy aqui refiriendo. Gravitando tanto en la polémica que mantuve aquí en mi blog como en mi navegar en mis indagaciones en la Red que me llevaban todas como un polo o un imán magnético hacia él. ¿Muerte trágica a fuer de accidental, homicidio o crimen político –como reza la leyenda que le acompaña- y (alevoso) asesinato?

La polémica esta servida desde hace mucho, fuera de Portugal me refiero, y a años luz de la Vulgata o la Leyenda dorada –de martirologio- que a sol y a sombra (entre portugueses) le acompaña. Y apuntar o levantar aquí a modo de hipótesis aunque sólo sea (…) otra versión distinta o divergente de aquella suena -a oídos portugueses- a la más horrible de las blasfemias (----) Como ocurre con otros casos célebres de martirologio en la historia contemporánea, tales que el caso García Lorca (comparaciones odiosas) Y sin embargo (…) Las tragedias individuales o colectivas no nacen -o no suelen nacer- solas como rara flor –de generación espontánea- sino que arrastran toda una genealogía. Y de Humberto Delgado se puede decir –y que nadie se escandalice- que se fue pacientemente buscando (o labrando) al cabo de los años día tras día lo que al final le sucedería. Y echemos pues un poco otra vez la vista atrás, y repasemos la historia o la crónica de actualidad periodística de aquellos años fielmente grabados en los recuerdos gráficos incluso del lector longevo y precoz de toda clase de periódicos y diarios que fui yo, y por ende aún indeleblemente fijos en mi memoria y en mi retina (….) (continúa)
No solo hubo crédulos y émulos bobalicones (manipuñados por los medios). Los hubo también –de justicia y respeto a la verdad histórica el recordarles- quienes escarmentaron en cabeza ajena con el 25 de Abril (del 74) entre españoles. “El gironazo –léase la declaración política de José Antonio Girón (del 28 de abril), desde su puesto de consejero nacional del Movimiento - frenó la apertura”, dijo Umbral -en una de sus columnas del Mundo que dedicó al antiguo ministro falangista del Trabajo- que le contaba el aperturista más emblemático de todos, Utrera Molina. Y por vía de consecuencia –gloso yo- evitó (por los pelos) la ruptura y posibilitó la Transición. Lo que nos envidiaban -como me lo confesaron algunos de ellos a mí- los portugueses

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Y va de cuento (señorías). Secuestro (el 22 de enero de 1961) –acompañado de toma de rehenes- del buque transatlántico “Santa María”, operación de comando encabezada por el capitán Henrique Galvao (“el ultimo pirata del mar”, le motejó la prensa oficial española) con el saldo de un muerto y varios heridos (de gravedad uno de ellos), de lo que se tuvo (unánimemente) a Humberto Delgado como principal cerebro instigador de la operación, algo de lo que se jactó él públicamente mas tarde. Anexión (Diciembre 1961) por orden del Pandith Nehru -en una operación comparable por muchos conceptos a la Marcha Verde años más tarde en el Sahara español- de las posesiones portuguesas en el subcontinente indio, de Goa, Damao y Diu, en un claro y flagrante y descarado acto de agresión ante el estupor y el desconcierto de la comunidad internacional y a favor o al socaire de veto soviético en las Naciones Unidas, que selló el final del “Estado (portugués) de la India”, léase de la India portuguesa, y mucho mas grave aún, fue la señal del desencadenamiento de una larga y cruel guerra colonia en toos los territorios del Imperio portugués de Ultramar. Asalto (enero 1962) –en la resaca del asalto al Cuartel de Moncada que dio inicio a la Revolución cubana- al Cuartel de Beja (Alemtejo portugués), una intentona de inspiración comunista con un saldo sangriento aún hoy por establecer, del que siempre se dijo (vox populi) que el instigador fue Humberto Delgado, quien se encontraba cercano al lugar de los hehos durante la intentona. Fue la gota que desborda el vaso de la paciencia, porque ahí fue cuando la PIDE –es al menos lo que se puede leer hoy en la Red- decidió tomar cartas en el asunto y orquestar una operación de seguimiento de Humberto Delgado, que llevaría al secuestro del general.
“Salazar y los Camisas Azules” Una obra que difundieron (alegremente) en los años de la Transición los partidarios de Fuerza Nueva en Madrid. Como una coartada airosa –así lo veo hoy- para sacudirse (elegantemente) el muerto de encima que legaba a los sectores patriotas españoles el derrumbe del régimen salazarista. Incapaces de comprender -o admitir- que aquello (politicamente) les "descolocaba" (...) Con ellos no iba la cosa, porque Salazar (y su régimen) no era el Estado Nuovo (como Franco no era falangista) Así interpreto yo el mensaje o la consigna que circuló (urgente) en aquellos sectores, para salir del paso (y andar por casa) (...), y del que la obra que aquí muestro figura a modo de argumento o referente supremo de su postura. El fracaso -por partida doble- de los otros (del Estado Nuovo y del nacionalsindicalismo), de justificación del fracaso o de la propia derrota. El de los puros (de camisa azul/celeste) del nacionalsindicalismo portugués–y de Rolao Preto (en el centro de la foto), el amigo de José Antonio (y el Hedilla de los portugueses)., y con ellos –en España como en ^Portugal- el de la tercera vía, de lo de “ni de derechas ni de izquierdas”

Una operación de policía política secreta que “salió mal”, como así figura –con la fuerza de cosa jugada- en las actas del proceso que se abrió contra el jefe del comando que llevó a cabo el secuestro, el agente de la PIDE, Antonio Rosa Casaco, refugiado en España tras el 25 de Abril, quien señaló a otro de los miembros del grupo artífice del secuestro como el brazo ejecutor. Una operación que se salio de madre, como otros casos no menos célebres de la crónica de actualidad política y la pagina de sucesos de las siete u ocho ultimas décadas. Como fue el caso del secuestro de Ben Barka –“el affaire N’Gustro” en la literatura género novela/negra contemporánea en lengua francesa- en la Francia (irreprochablemente) correcta de la V República, o las ejecuciones del FBI por orden de su director longevo, J.E. Hoover o incluso –a creer lo que afirma James Ellroy en sus obras, niño mimado de la novela/negra USA- por orden del propio presidente de los Estados Unidos, primero Dwight Eisenhower y luego Richard Nixon. Y la faceta más expuesta y de alto riego que acabamos de exponer del general portugués, no nos deben llevar no obstante a camuflar todo el drama ideológico que se esconde tras el personaje de Humberto Delgado, tnto en su perfil, emblemático en extremo, como en el conjunto de su trayectoria, “de fascista a comunista”, como la califico crudamente -y sin faltar en lo mas mínimo a la verdad tampoco- el diario Arriba cuando dio la noticia de su muerte, buscando ante todo preparar al choque con la cruda realidad de los hechos al conjunto de la opinión publica española, ante un magnicido como el que (sin comerlo ni beberlo) se les venia encima a los españoles (….) (….)

Y fue la suerte trágica o el destino tan dramático de una aventura ideológica fallida en sus diferentes modalidades de puesta en practica de los dos lados de la frontera hispano lusa, que se puede bautizar de Nacionalsindicalismo como lo hicieron de hecho los portugueses los primeros, antes d la eclosión en España del movimiento falangista. Francisco Rolao Preto -un nombre en la mente de muchos de los que me estan aquí leyendo- es al igual que Humberto Delgado todo un símbolo, en sus posturas mas emblemáticas como en la línea (tortuosa) de circunvalación de su trayectoria: de enrabiado (y peligroso) “separatista” (anti-español), como lo calificó –en tono de (acre y dolorida) denuncia- Onésimo Redondo en las paginas de “Acción Española” -de Eugenio Vegas- después de haberlo conocido (y sufrido) en su exilio portugués tras el 10 de Agosto, a huésped “honoris causae” de Jose Antonio –en el domicilio madrileño de este, en la calle Marques de Riscal- y del mismo Franco en el cuartel general de Burgos, en donde residió todo el transcurso de la guerra civil española. Y todo para acabar –con el movimiento neo-monárquico por él fundado- sumándose al 25 de Abril (o rindiéndose a él, con armas y bagajes) como en el furgon de cola del 25 de Abril con un aire insolito de curiosidad (casi folclórica) como el de los seguidores y devotos de las apariciones marianas de Ladeira do Pinheiro -el Palmar de Troya portugés- perseguidos tambien por el Estado Nuovo (comparaciones odiosas) (…). Así, el fundador del nacionalsindicalismo portugués habrá sido, en España, la coartada ideológica principal e imprescindible de los turiferarios de le revolución portuguesa de los claveles en los llamados sectores patriotas (…) Y lo fue por lo que tuvo de pionero en su oposición al Estado Nuovo surgido del golpe militar -“arrancada de los generales”, (del 28 de mayo de 1926)- que contaría a su vez (noa bene) con la adhesión de Humberto Delgado.

Una disensión que tuvo a no dudar no poco de rivalidad personal y de innegable trasfondo ideológico al mismo tiempo, que fue en lo que cristalizó en Portugal la pugna en muchos países de la Europa de aquel tiempo entre el modelo fascista y lo que se podría denominar derecha autoritaria de un innegable sello clerical en ciertos países católicos, como lo ilustra y encarna la figura de Salazar, católico practicante, soltero y célibe hasta el final de su vida –y habiendo recibido las ordenes menores-, y amigo intimo e inseparable –hasta el extremo de dar más tarde pábulo y pasto a leyendas, rumores y habladurías- del (incombustible) Cardenal Cerejeira que seria durante los años de Estado Nuovo, Patriarca de Lisboa. Profesor (brillante) de Universidad en la materia de Finanzas (léase Hacienda Publica) y gestor sin reproche –lo que hasta sus propios enemigos le reconocerían- de las cuentas y del Tesoro del Estado Nuovo, y del Erario publico –que conocería una moneda nacional, el escudo, siempre en extraordinaria buena salud durante su régimen-, Antonio de Oliveira Salazar, de (modesta) extracción rural (Santa Comba Dao, Beira Alta, en el centro de Portugal) inició nota bene su andadura política bajo la etiqueta de la Democracia Cristiana (Centro Académico de Democracia Crista) .

Y de la fase posterior de su régimen bajo la egida de Marcelo Caetano se puede decir que resultaría un compromiso histórico entre las dos tendencias mas arriba mencionadas que se enfrentaban en el seno del régimen salazarista, como lo ilustra la corriente "integralista" (monárquica) -posterior que la otra (de democratacristiana) en el calendario de la Hiastoria de las ideas ontemporáneas, que vendría a encarnar Caetano remontándose en línea directa a la Acción Francesa, en lo que venía a suponer -con las coordenadas y parámetros propios a la cultura política portuguesa- una tentativa innegable por poco lograda que fuera de emancipación de la tutela ideológica de parte de los sectores clericales y de la propia iglesia Católica portuguesa (….) Y esa tutela clerical se iba a revelarse (¡ay dolor!) una bomba de relojería o de efecto retardado tal y como lo di aquí ya a entender tras el Concilio Vaticano Segundo del que se puede decir que fue una operación de altos vuelos de desestabilización del régimen español surgido de la Victoria en la guerra civil del 36 y del Estado Nuovo portugués a la vez, los dos únicos estados oficialmente católicos aún entonces existentes en el conjunto del planeta.

El otro flanco vulnerable y desguarnecido del régimen salazarista lo era su política ultramarina de mantenimiento y defensa a ultranza del Imperio portugués, como lo puso de manifiesto la tentativa de golpe de estado (en gestación) del general Julio Botelho Moniz (abril y mayo de 1961)- que de haber triunfado hubiera sonado el toque de difuntos del Imperio. Botelho Moniz, un nombre que no les dice nada o casi nada aquí a muchos, está lleno de resonancias en cambio en mi memoria infantil por cuenta de Jorge Botelho Moniz hermano del anterior, y director del Radio Club portugués, que mantuvo en alza desde el principio al fin del asedio la moral de los defensores del Alcazar de Toledo durante nuestra guerra civil. "La Abrilada" (como se la llamaría después) marcó una brecha clara de ruptura indeleble en lo sucesivo en el seno de la oficialidad portuguesa entre los defensores del Imperio de Ultramar a ultranza y los que -como lo puso más tarde de manifiesto el general Spínola- no creían que en plena fase de descolonización a escala mundial, la política ultramarina del régimen salazarista fuera viable (por imposible) y por ende, no creían que el problema irresoluble que les planteaba la nueva situación creada con la guerra colonial tuviera una solución que no fuera política (y no militar)
Gonzalo Ribeiro Telles, prestigioso arquitecto (`paisajista) de Lisboa -que con sus proyectos de urbanismo le debe mucho-, y heredero político o sucesor de Rolao Preto en la política portuguesa, a través del Partido Popular Monárquico (PPM) que él fundó. Me echaron ellos un cable allí y entonces, los únicos, dicho sea a modo de descargo y en su honor. Y sólo mucho después y a toro pasado caí de ello en  la cuenta (...)Y fue a través del periodista francés -del “Quotidien de Paris” (hoy desaparecido)-, Gerard Leclerc (De Cuostenoble, de su verdadero nombre)– militante significado de la corriente (crítica y disidente) –la NAF- de los sectores monárquicos franceses (d’Action Francaise) Quien ante mi gran sopresa me rindió vista en la cárcel portuguesa y que me mencionó a Ribeiro Telles entre sus contactos. Y eso les honra y les redime en mi memoria, pero no consigue salvar el honor de la Revolución de Abril a la que adhirieron a través de su movimiento neomonárquico y de la que –¿por aquello de que un No es un No? (…)- se convirtieron en cómplices, con o sin pleno consentimiento o de pura fuerza El que este libre de pecado (no obstante) que tire la primera piedra (….)
Así, tras las huellas de Humberto Delgado, toda una linea de trayectoria -de derecha a izquierdas- del espectro político portugués, en militares como en civiles, de Rolao Preto a Gonzalo Ribeiro Telles -su sucesor al frente del movimiento monarquico (PPM) tras el 25 de abril (de lo que sólo me entere después de estar allí) (....)-, del general Botelho Moniz –observador en Alemania nota bene durante la Segunda Guerra Mundial- a los generales Spinola y Costa Gomes, del brigadier Otelo de Carvalho a todos o casi todos los demás miembros del MFA, de inicios fascistas (lease “fascitizados”) todos los nombrados -sin excepción-, se llegaría a la revolución (marxista) de los claveles del 25 de abril, como en una especie de fatalidad histórica y a la vez ideológica. De un dilema ideológico –ni izquierdas ni derechas- que se revelaría de solución imposible –sin perspectivas de futuro (….)- en el mundo surgido del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. El lado trágico del cuento o si se prefiere, el lado colectivo de la tragedia o de la suerte trágica de Humberto Delgado. La de todos los verdaderos patriotas portugueses hoy. “Portugueses sin Portugal”

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