miércoles, julio 11, 2018
ME GUSTAN LAS MUJERES (NO TODAS)
Ante notario. El horizonte de futuro –negro y lúgubre por demás- que se nos tiene prometido y reservado a los españoles (sexo varón) a tenor del anuncio de la nueva ministra (socialista) de Igualdad, Carmen Calvo (ver foto), y es de un proyecto de ley liberticida –¿mas todavía?- en medio de declaraciones lapidarias de esas de dejarte de piedra y con la palabra (o mil de ellas) en la boca, de que en lo sucesivo “todo lo que no sea un sí explicito –oral se supone, aunque de preferencia por escrito- es o quiere decir un No (mejor con mayúsculas)”, y da pie por consiguiente a toda clase de procedimientos penales o judiciales. El futuro se (nos) presenta negro, negrísimo, ya digo, pero señales potentes como las que emite el autor de ese articulo a quien no conozco) nos levantan el animo a los cielos haciéndonos ver que no todo esta perdido, y que el alma colectiva de los españoles guarda un potencialidad suficiente de energías -y de sentido del humor- para enfrentar con éxito el desafío –de órdago a la grande- que le plantea esa guerra de los sexos en las que parece embarcarse alegremente, sin pensar en las consecuencias, -Pedro Sánchez a la cabeza- el nuevo gobierno socialista. Y es por el humor negro –del genero o subgénero sardónico, typical spanish- y la retranca que el articulo mencionado exhala, rebosante de sapiencia y cordura y sexto sentido a la vez de la raigambre más castiza (que no machista) Vía libre –la que dejan de par en las compuertas abiertas- las palabras tan lapidarias –a fuer de absurdas y de sectarias- de la nueva ministra. Y es a toda clase de chistes y chascarrillos como los que están inundando la redes en las ultimas horas igual que lo llevaban haciendo –aunque sin duda con menor intensidad- en otros países de raigambre hispana, sí. por muy ex hispanos que se muestren, y con mucho más atención e interés en nuestras cuitas y en nuestras cosas de lo que menudo aparentan. Y es señal inequívoca de que se temen la ventolera que amenaza con venírseles encima. Modelos de contrato firmado por ambas partes o de declaración (jurada) ante notario. Y con testigos –cuantos más mejor- de preferencia. En esas estamos, querido Sancho. ¿Triunfará la cordura, o la fiebre y la sinrazón feminista? Se admiten apuestas, aunque la mía aquí ya la conocen todos. Una apuesta arriesgada, lo admito, y con los ojos cerrados que no me va a fallar, que me va en ello la vida. Ser o no ser, that`s the question. Y les va la vida y el ser o no ser también a ellas, aunque no pretendo convencerlas. Me basta con mirarlas y contemplarlas, ni de muy lejos ni de muy cerca. En mi libro autobiográfico me explayé sobre esos tema confesándome o destapándome tal vez mas de la cuenta, hasta el punto que pienso que esa paginas- las últimas de la obra, su último capítulo- fueron tal vez la causa principal del desfile de puntillas al que (impávido) vengo asistiendo de los mas próximos e íntimos desde la publicación de la obra referida. No importa. “Si nos hubieran dicho que Amor era eso,”, escribí entonces, parafraseando a Francisco Umbral, mi maestro de estilo y mi (nuevo) maestro espiritual sobre todo en todo lo relacionado con la mujer, o sea con el amor, o sea con el sexo. Y aunque nos sigan gritando y voceando que es el amor –o sea la Mujer- lo que defienden esas, no nos lo podremos creer nunca, superior a nuestras (humildes) fuerzas. Me gustan las mujeres me gusta la Mujer con mayúscula, y también –en singular o en plural- con minúsculas. No creo que se delito el confesarlo o el proclamarlo ventanas abiertas. Ni en España ni en Bélgica. Y lo digo tal y como se han puesto las cosas (…) Porque ahí -en el plural- está tal vez (ay dolor!) el problema, la cuestión (irresuelta) Me gustan las mujeres, ¿dónde está el problema? Y estoy dispuesto a firmarlo ante notario, sí señor, sí señora (ministra)? Que me gustan las mujeres, sí (aunque no todas)
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