¿Cara de "asesino"? Nunca me vi así. Ni en esa foto, ni mirándome al fondo y a lo más hondo del espejo: Y lo mismo me ocurre a cuento de Carlos MAZON
¡¡¡ ASESINO, ASESINO, ASESINO !!! (sic) Así me atronaban los oídos al pasar del otro lado de los barrotes, camino de los aseos, por la rotonda de aquella prisión portuguesa en forma de estrella -una punta o vértice por cada pasillo de celdas o galerías-, al estilo y según el formato de la época que las vio nacer (a principios del antepasado siglo XIX) Prisión de "preventivos (sin juicio ni condena) -¡qué infierno en la tierra! (de caos, de mugre y de anarquía y violencia entre detenidos, y ajustes de cuentas)-, al lado de las cuales -en el Portugal de entonces (me permito el inciso, con la venia)-, las de "condenados" como digo -"de máxima seguridad" o sea- eran el paraíso en la tierra -de orden y disciplina (y de limpieza)- en comparación de las primeras, como más tarde lo podría comprobar "in visu" pasando de las unas a las otras. Por paradójico que la cosa nos parezca.
Y confieso que con todas las emociones de días pasados todavía bien presentes en mi pecho y en mis sienes y en mi cerebro, toda aquella algarabía (en mi contra), la verdad es que me resbalaba un poco. Habituado ya a ser además el centro de las miradas desde que me detuvieron, y a verme puesto en la picota -foto y nombres y apellidos acompañando-, las miradas (en serie) aquellas no me parecían más que el tributo de todo lo anterior, no de odio ni de repulsa siquiera, sino de curiosidad, sorpresa y expectación más que otra cosa. Pero lo que en el fondo y en lo más hondo me mantenía -frente aquello- de cabeza fría y con las plantas de los pies bien pegadas al suelo (como en la arena, los toreros) era muy otra cosa. Que todas aquellas invectivas y acusaciones, e insultos y dicterios, no me parecían más que puro teatro para uso y consumo de los lectores de la prensa mainstream, que habían encontrado de golpe un filón inagotable en mí y no estaban dispuestos a perderlo.
Pero era sobre todo algo más hondo e imponderable en mí, y era de no sentirme "tocado" en modo alguno con aquellas voces y aquellos gritos, y no sentirme obligado en consecuencia a darme por aludido: que no me sentía, no -mirándome al fondo y a lo más hondo del espejo-, ni un vulgar ni un especial asesino. Porque no lo era. Y punto. Y reforzando lo que aquí algunos tal vez no les parezca más que un juicio o punto de vista parcial, subjetivo e individual, e interesado, traigo aquí a colación algo que leí de NIETZSCHE en uno de sus libros de máximas o aforismos. Y decía que cuando alguien confesaba -como lo confesaría yo delante del tribunal- que quería matar (sic), demostraba con aquello que no sabía lo que decía, y que no sabia lo que era aquello (de matar) Que si no, no lo hubiera dicho. Como una petición de principio. Pero que en el fondo no lo es sino la solución -como cortándolo (el nudo gordiano) en dos- del dilema o el enigma o el acertijo. Lo demás son reacciones pueriles (sic) o exceso de idealismo (...)
Y viene a cuento de la (insufrible) escena que nos ofrecieron ayer a profusión las cadenas de la RTV pública, retransmitiéndonos, sin un corte, en entero, durante el funeral de Estado por las víctimas de la DANA, los insultos e improperios de una sola voz (de mujer) llamando "asesino" -y "cobarde" y "rata" y "sinvergüenza" ("con la periodista") y no sé que más a Carlos MAZON, a gritos, ante el rostro imperturbable (que vimos todos) del interesado, la aparente indiferencia de las autoridades -FELIPE VI a la cabeza- y entre la muchedumbre (nota bene), un silencio espectral, atronador. De cuyo trance "el emplazado" al que aquí nos estamos refiriendo, salió ( digan lo que quieran analistas y comentaristas en los medios) de invicto (y olímpico) triunfador. Un poco de mesura y de cordura, ¡santo Dios! ¡¡¡Colgarle a alguien por un retraso consciente y premeditado o no, o por una comida entre los dos, culpable en apariencia o puramente inocente y libre de culpa, los dos-cien-tos ven-ti-nue-ve muertos (229) de la riada, ¿qué me digo? del tsunami aquél. !!! Como dicen los franceses, "raison garder", ¡por favor!
Matar o asesinar (sic), palabras mayores. Y me viene a la mente una novela histórica que ya apareció hace años aquí, de la represión en la isla de Mallorca durante la guerra civil, bajo el mando del que llegó a ser una especie de cónsul o vicecónsul (fascista), el Conde ROSSI, surcada de frases de éste, de viva voz, y eran del testimonio del capellán que le acompañaba, donde entre otras muchas cosas venía a decir, que la pulsión (o instinto) "de muerte" era más, mucho más fuerte que la pulsión o instinto sexual incluso., y a fe mía que sabía de lo que hablaba. Asesino Carlos MAZÓN? ¡Perdónalos porque no saben lo que dicen!

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